Alétheia
Por Jesús Gerardo Puentes Balderas
Si por un momento en Coahuila se pensó en la posibilidad de una transición democrática del poder, con lo sucedido a Morena se extingue la posibilidad de terminar con la hegemonía del PRI en Coahuila.
Me refiero a la ruptura de Ricardo Mejía Berdeja con Morena, la cual se veía venir por las diversas declaraciones del subsecretario de Seguridad Pública descalificando los resultados de las encuestas que lo posicionaron en un lejano tercer lugar.
Cerrado el registro de precandidatos para contender en los procesos internos de los partidos políticos por la candidatura a la gubernatura de Coahuila para el período 2023-2029, se inscribieron cuatro precandidatos:
- Manolo Jiménez Salinas por la coalición PAN-PRI-PRD.
- Evaristo Lenin Pérez Rivera por la alianza UDC-PVEM.
- Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja por el PT y
- Armando Guadiana Tijerina por Morena.
Queda pendiente la postulación de Movimiento Ciudadano, si existiese alguna.
Resulta sumamente extraño que el PT y el PVEM no sean aliados de Morena en Coahuila, pero sí en el Estado de México. Tal situación le acota la posibilidad de obtener un triunfo el primer domingo de junio de este año en nuestra entidad.
Caso contrario para el precandidato Manolo Jiménez que, merced a la alianza con Acción Nacional y el PRD, fortalece su candidatura al colocarlo en una situación inmejorable para obtener el triunfo.
Si consideramos los resultados históricos obtenidos en las cinco elecciones llevadas a cabo de 2015 a 2021, al hablar de la alianza PAN-PRI-PRD, con que cada instituto integrante alcance sus mínimos históricos, en conjunto rebasarían –con facilidad– al máximo histórico obtenido por Morena (430 mil votos) en una elección constitucional en Coahuila.
Manolo Jiménez cuenta con varios factores en su favor: Miguel Ángel Riquelme es el gobernador con mayor puntaje de aceptación del país y Coahuila es uno de los estados más seguros para vivir –su estrategia de seguridad es ejemplo nacional–; además, es de las entidades con mayor inversión extranjera y generación de empleo.
Su juventud, preparación académica y experiencia en el sector público, así como el reconocimiento nacional a su administración como presidente municipal de Saltillo, le suman simpatías y lo vuelven un candidato competitivo.
En su contra juega el desprestigio de su partido –el peor evaluado a nivel nacional– y la presencia de la familia que más daño le ha causado a Coahuila: los Moreira; aunque no tuvo nada que ver, la megadeuda y la impunidad que gozan sus autores son debilidades importantes.
Su contrincante más competitivo, Armando Guadiana, tiene a su favor lo bien evaluado de AMLO en la entidad, la aceptación creciente de la marca Morena; la legión de más de 210 mil adultos mayores inscritos en el programa “65 y más” y de 14 mil jóvenes en el programa “Jóvenes construyendo el futuro”, así como 50 mil jóvenes en el programa de becas, entre otros programas sociales.
Juegan en su contra la ausencia de unidad en su partido, el no contar con una estructura sólida y, sobre todo, el no ir acompañado por el PT, el Verde y UDC.
En automático, está perdiendo 50 mil votos de UDC, 35 mil del Verde y, de ser ciertas las predicciones en el sentido que Mejía Berdeja le restará un 8% –más de 120 mil votos–, estamos ante un escenario suficiente para marcar la diferencia entre ganar y perder.
Desde el punto de vista de quien esto escribe, el PT alcanzará, cuando mucho, el 3% de la votación válida (40 mil votos), suficiente para recuperar el registro y las prerrogativas locales que perdió hace más de tres lustros.
Evaristo Lenin Pérez, a pesar de ser un político con oficio, larga trayectoria y experiencia exitosa en el sector público, no ha podido penetrar en suficiencia con su partido político Unidad Democrática de Coahuila, cuya presencia no va más allá de algunos municipios de las regiones norte y carbonífera. Su alianza a lo más que aspira es a alcanzar el tercer lugar en la contienda.
Mejía Berdeja, si alguna vez tuvo alguna fortaleza, residió en la creencia de ser el elegido por el señor López para contender por Morena. Actualmente no pasa de ser visto como el esquirol que le arrebató toda probabilidad de triunfo a Guadiana; a pesar de los intensos actos anticipados de campaña y la profusa cobertura mediática del infomercial mañanero, es poco conocido y no tiene arraigo en Coahuila.
En conclusión, si el comportamiento electoral de aquellos que no han definido su voto (entre el 13% y el 17% aproximadamente) no se decanta en favor de Morena, es seguro el triunfo del PRI. Sin embargo, no descartemos alguna otra sorpresa más.
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