ientras más conocemos la realidad de lo que ha sucedido y sucede en San Luis Potosí, más me convenzo de que la realidad siempre supera la ficción.
Hace un par de semanas les contaba de las múltiples denuncias y acusaciones que tiene encima el gobernador del estado potosino, Ricardo Gallardo, denuncias que lo llevaron a estar en un penal de alta seguridad durante todo 2015 y que fue posteriormente liberado por un amparo que, en materia de certezas, deja muy poco y, al contrario, plantea nuevas dudas y preguntas, de esas que les incomodan a quienes las tiene que responder.
Y es que es más que evidente que hubo mano negra para que el gobernador fuese puesto en libertad. Aun cuando en esa “joya de amparo” se dice que son ciertas las pruebas que ofrece la parte acusatoria. Es decir, que Ricardo Gallardo (alías el Pollo) maquinó una triangulación de recursos con una clínica de especialidades médicas denominada Clínica Wong, empresa en la que fueron depositadas cantidades millonarias y, posteriormente, dispersadas a otras empresas de este sujeto, sí del Pollo, que ahora se ostenta como un paladín de la justicia. ¡Ver para creer!
Sería muy interesante que el SAT se echara un clavado, y mire que ni tan hondo, en alguna de estas empresas, sólo por aquello de las malditas dudas y para intentar, al menos, explicar cómo se formó tan descomunal patrimonio con empresas que declaraban en cero o que de plano no declaraban actividades.
Y antes de que el góber “pollo verde” se comience a poner rojo del enojo, déjenme aclararles que todo lo que han leído y leerán fue señalado por la UIF en su denuncia. Sí, así como lo están leyendo. Ahí se lee qué empresas recibieron cientos de millones de pesos como por arte de magia por parte del ayuntamiento del municipio de Soledad de Graciano Sánchez, en el periodo en que Gallardo Cardona, quien también se hace llamar “padrino” (como mafiosillo, diría el presidente López Obrador), fungió como alcalde en dicha demarcación conurbada de la capital.
Con documentos que tengo en mi poder, las tres que acapararon en su momento los recursos públicos que se transaron en 2014, son:
Inversión Creativa Desarrollos Inmobiliarios, Gallardo Continental y Tangamanga Continental.
Pero la lista continúa con Grupo Axioma Kusuri, Distribuidora Gallardo, Creativa Motors, Agroindustrias Ricón, Tangamanga André y así, hasta llegar a 20 -todas son SA de CV, sólo los obvié para hacer más sencilla la lectura-, en las cuales fungen como socios acaudalados, famosos e interesantes empresarios de la “alta” potosina, pero esa lista amerita ooootra columna.
Ahora bien, para no dejarlos en ascuas, les puedo adelantar que, en el caso de la empresa Axioma Kusuri, uno de los principales socios es un doctor Juan Carlos Negrete, quien hoy además funge como -redoble de tambores y luces de reflectores en el cielo- director de Atención Médica en los Servicios de Salud del estado, y a cuya empresa se le vinculó con otro desvío de recursos, pero en esta ocasión en la capital potosina, cuando Ricardo Gallardo Juárez, papá del “pollo verde”, fue alcalde de 2015 a 2018. ¡Quihúboles! ¿Cómo les está quedando el ojo?
Y de estas podemos cantar misa, pero pareciera que esto ha sido insuficiente, pues ni el SAT, la SHCP o la FGR han investigado y, en su caso, castigado a los responsables; es más, se han hecho de la vista gorda en reiteradas ocasiones. No les han sido suficientes las denuncias por enriquecimiento ilícito, por delincuencia organizada, uso de recursos de procedencia ilícita, lavado de dinero y lo que se acumule…
En pocas palabras: este góber “pollo verde” no estaría libre en un país verdaderamente democrático, ni yendo a bailar a Chalma o encomendándose a la Virgen del Desierto en SLP.
¿Hasta dónde llegan sus redes de corrupción e impunidad? ¿Quiénes cubren y protegen a Gallardo Cardona y sus secuaces?
Preguntas simples, pero difíciles de responder.
¿De plano será que su “rentabilidad electoral” le ha valido su impunidad?
Cosa curiosa es que el clan de la “gallardía” saltó de la protección del PRI-gobierno, con Peña Nieto, al apapacho de los partidos de oposición en la elección de 2018, cuando el “pollo verde” fue diputado federal pluri por el PRD, partido al cual despedazaron y saquearon hasta el punto en que fueron expulsados por la misma dirigencia nacional y que le valió al actual secretario de Desarrollo Social y Regional, Ignacio Segura Morquecho, en ese entonces dirigente local del sol azteca, una serie de señalamientos y denuncias que, obviamente, están detenidas.
¡Vaya saltimbanqui político!
Pero agárrese: las denuncias no sólo son por robarse el dinero de la gente, no -porque si uno va a ser bribón, hay que serlo bien-, bastaron sólo unos años para que a los Gallardo, incluidas esposas, hijas y otros familiares, les hayan descubierto más propiedades que a la mariguana (aquí no hay que juzgar).
Además, existen serias dudas de si el gobernador ha tenido (o tiene), como se reveló en los Guacamaya Leaks, relaciones con la delincuencia organizada. Ahí se dijo que la Sedena lo investigó por vínculos con ésta. ¡Escándalooooo!
Por no dejar…
Habría que consultarle al gobierno de Biden si realmente les cancelaron las visas al Pollo y a varios de su familia, pues no es por ponerle más limón a la herida, pero llama mucho la atención que el góber “pollo verde” no vaya para Estados Unidos, país con mayores inversiones en el estado, para atraer más capital, inversiones y atender las demandas de sus paisanos. Mejor se fue, presuntamente, a comprar caballos a Líbano, so pretexto de establecer alianzas comerciales.
Ah…
Ya sé que el góber “pollo verde” me dirá que está entre los góbers mejor evaluados. Sin embargo, con qué cara puede defenderse, con siete presidentes municipales muertos en un año. Y no le puede echar la culpa a la 4T, pues son aliados. Inseguridad, desvío de recursos, problemas con los sindicatos… Se avecina la tormenta perfecta.
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La columna se publicó originalmente en El Financiero reproducida aquí con permiso de la autora.
Lourdes Mendoza Peñaloza es una periodista mexicana especializada en finanzas, política y sociales, con más de 20 años de experiencia en medios electrónicos, impresos, radio y televisión.