Por Álvaro Delgado Gómez
Felipe Calderón lo llama “El Sopas” y, luego de haber sido su escolta en la campaña presidencial, le encomendó vigilar a Genaro García Luna, ante cuyas complicidades con el narcotráfico acreditadas en Estados Unidos fue ciego, mudo y manco. Y ahora Edgardo Flores Campbell se presenta como una eminencia contra el crimen en el Gobierno de Morena de Tijuana.
La inacción de Flores Campbell, cuyo apodo de “El Sopas” le viene de la asociación de su apellido materno con la marca de ese alimento, puede deberse a que fue él quien presentó a García Luna con Calderón, en el periodo de transición, cuando era director de la Agencia Federal de Investigación de la extinta Procuraduría General de la República con Vicente Fox.
“El Sopas” conoció a García Luna cuando él fue director de Seguridad Pública del delegado panista de Miguel Hidalgo entre 2000 y 2003, Arne Aus den Ruthen Hagg, y luego desempeñó el mismo cargo en el municipio de Tlalnepantla, Estado de México, con el también panista Ulises Ramírez Núñez, quien fue coordinador de asesores de Juan Camilo Mouriño como Secretario de Gobernación y enlace de Calderón con Enrique Peña Nieto.
Ahora que Flores Campbell ha sido nombrado presidente del Comité Ciudadano de Seguridad Pública de Tijuana, cuya Alcaldesa es la morenista Montserrat Caballero Ramírez, es importante recordar el papel que tuvo en el desempeño de García Luna, a quien debía vigilar para prevenir y castigar sus relaciones criminales que Estados Unidos sí acreditó.
Fue nombrado formalmente como el titular del Órgano Interno de Control (OIC) de la Secretaría de la Función Pública por Germán Martínez Cázares, quien lo hizo responsable de prevenir, detectar y abatir los actos de corrupción, así como promover la transparencia y el apego a la legalidad de los funcionarios policiacos, en la dependencia encabezada por García Luna.
Pero Flores Campbell, quien solía vestirse de Policía Federal, jamás vio y dijo nada en el lapso que fue el auditor de la SSP de García Luna, entre febrero de 2007 y agosto de 2010, pese a que, en 2008, se presentaron ante él numerosas denuncias sobre corrupción, como la que publiqué sobre el reclutamiento de personas con antecedentes penales en la Policía Federal.
Pese a las numerosas denuncias presentadas sobre la corrupción en el entorno de García Luna, muchas de ellas sustentadas en documentos oficiales y en testimonios de mandos medios, Flores Campbell nunca hizo nada para investigarlas y sancionarlas.
En 2008, era sabido dentro del Gobierno de Calderón que, como se recordó en el juicio en su contra en Estados Unidos, García Luna trabajaba para el Cártel de Sinaloa y también para los Beltrán Leyva, que a inicios de ese año lo secuestraron en Morelos para hacerle cumplir sus compromisos.
Flores Campbell tampoco vio nada extraño en la relación de García Luna con capos de la droga, cuando se desempeñó como director general de Contrainteligencia del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Clisen), entre septiembre de 2010 y junio de 2012, también en el Gobierno de Calderón.
Este personaje se ufanaba de haber descubierto y desactivado un plan contra el Papa Benedicto XVI en su visita a México, en marzo de 2012, pero jamás vio nada extraño en la relación de García Luna, de cuya amistad se ufanaba, y sus lugartenientes en la Secretaría de Seguridad Pública federal.
Pese a las numerosas denuncias presentadas sobre la corrupción en el entorno de García Luna, muchas de ellas sustentadas en documentos oficiales y en testimonios de mandos medios, Flores Campbell nunca hizo nada para investigarlas y sancionarlas.
En 2008, era sabido dentro del Gobierno de Calderón que, como se recordó en el juicio en su contra en Estados Unidos, García Luna trabajaba para el Cártel de Sinaloa y también para los Beltrán Leyva, que a inicios de ese año lo secuestraron en Morelos para hacerle cumplir sus compromisos.
Flores Campbell tampoco vio nada extraño en la relación de García Luna con capos de la droga, cuando se desempeñó como director general de Contrainteligencia del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Clisen), entre septiembre de 2010 y junio de 2012, también en el Gobierno de Calderón.
Este personaje se ufanaba de haber descubierto y desactivado un plan contra el Papa Benedicto XVI en su visita a México, en marzo de 2012, pero jamás vio nada extraño en la relación de García Luna, de cuya amistad se ufanaba, y sus lugartenientes en la Secretaría de Seguridad Pública federal.
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