Alétheia
Por Jesús Gerardo Puentes Balderas
Dice el refrán “este arroz ya se coció”. Así pareciera ser en Coahuila y el Estado de México; incluso los estrategas de los partidos políticos están elucubrando ya el plan para el proceso electoral federal 2023-2024.
Empero, a escasos días de la jornada electoral del 4 de junio de 2023, se está presentando un fenómeno inusual: en lugar de disminuir el número de indecisos, ha aumentado y una cosa es segura: cualquiera que fuere el resultado, a partir del 1° de diciembre de 2023 el PRI no gobernará un solo estado en México.
Además, se evidencia el hartazgo de la ciudadanía por las élites fracasadas de los partidos políticos obsoletos, dentro de los cuales el PRI ocupa el deshonroso primer lugar de repudio social.
La estrategia clientelar, utilizada tan eficientemente durante años por el otrora partido hegemónico, ya no funciona. Su estructura es muy cara y no necesariamente leal.
La victoria en Coahuila de Manolo Jiménez –de llegarse a consumar– será pírrica. Se deberá a diversos factores exógenos a las preferencias del electorado por los partidos que la conforman.
Primero. Al cambio de candidato de MORENA. Se especula que el gobernador Miguel Riquelme, jugó un papel preponderante para favorecer a Armando Guadiana.
Segundo. La división de los partidos de la alianza Juntos Haremos Historia por la escisión del precandidato perdedor de las encuestas, Ricardo Mejía Berdeja.
Tercero. A la arrogancia del dirigente nacional de MORENA, Mario Delgado, al intentar imponer una alianza draconiana, sin opciones para sus aliados del PT, Verde y UDC.
Cuarto. La pésima campaña realizada por MORENA y el ineficiente desempeño de Armando Guadiana como candidato.
Quinto. La apatía de un millón de coahuilenses que no salen a votar (45%).
Sexto. El temor del electorado, en general, a votar por una opción diferente a los partidos punteros.
Séptimo. Una campaña gris a modo para el puntero en donde el acarreo, la estructura y la coacción del voto serán los protagonistas.
Octavo. La negligencia e irresponsabilidad por parte del actual Consejo General del IEC, al no promover la participación ciudadana y el voto.
Bajo este escenario, se espera como máximo un 55% de participación ciudadana; por lo tanto, si consideramos los últimos estudios demoscópicos que colocan a la alianza PAN-PRI-PRD con un 43% de las preferencias, a MORENA con 27%, a PT con el 14% y a UDC con el 8%, es claro que el 49% de los coahuilenses que asistirán a votar no quieren a Manolo Jiménez.
El gran perdedor es MORENA, que dilapidó el 52% de las preferencias que tenía en diciembre de 2022.
Demasiado tarde llegaron los gritos desesperados de Mario Delgado, a sus aliados.
Aun perdiendo, dos son los verdaderos ganadores: el PT volverá a tener representación en el congreso, prerrogativas y registro en Coahuila. UDC, con Lenin Pérez, es la sorpresa que, se estima, pueda llegar a 14 puntos.
Los perdedores, incluso ganando, serán el PAN -que podría colocarse en el penúltimo lugar de preferencias-, apenas por encima del PRD –partido sin registro local desde hace más de 15 años– y el PRI con una ventaja marginal máxima de 5 puntos.
Por último, aconsejo seriamente a mis lectores que voten cruzado, pues siempre es necesario un Congreso fuerte.
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