Por Luciano Campos Garza
Primal Fear
Netflix, 1996
En su presentación, Edward Norton hizo una interpretación espectacular como el monaguillo acusado del crimen de un alto jerarca de la iglesia católica. Sorprendido con las ropas ensangrentadas, acosado y asustado, llora en su celda y alega inocencia. Para Richard Gere, el abogado que lo representa, no le importa si el chico es responsable de la acción, pues su misión es presentarlo como una víctima para que la juez lo exonere y lo deje libre.
La cinta es un gran duelo de actuación entre estas dos personalidades que representan los dos lados de la sociedad y de lo que se cree que es la verdad: el abogado que busca la justicia en un sistema que adora encontrar culpables y el joven que se presenta ante el mundo como un sujeto propicio para el linchamiento de la comunidad, que quiere que le presenten al sádico homicida.
Presentada como un drama de tribunales, la película muestra cómo la Ley puede ser manipulada por los cínicos litigantes y directivos que la administran en las más altas esferas de la nación.
Lo mejor de aquí son los momentos de Norton que muestra, desde joven, sus extraordinarios dotes como intérprete, y la capacidad de transfigurarse en un parpadeo.
Porque al final, toda la cinta es un enorme y fascinante engaño.
Excelente thriller en la corte.
@LucianoCamposG
(NC-17. No apto para menores de 18)
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