Muchas veces, al escuchar el concepto de “trata de personas” es posible que nos imaginemos a una persona encerrada o a una víctima de un secuestro que simplemente se dio al azar. Pero, en realidad, este delito es algo mucho más complejo que incluye una multiplicidad de factores, los cuales debemos analizar para poder prevenirlo y erradicarlo. Es por eso que la abogada Vilma Ramírez Santiago expuso una serie de mitos necesarios de derribar para acercarnos de otra forma a la compresión de este problema.
Vilma Ramírez Santiago es Directora del Programa de Asuntos de la Mujer y de Igualdad entre Mujeres y Hombres de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Durante el conversatorio «La importancia del análisis transversal para el estudio de la Trata de Personas desde la perspectiva de los Derechos Humanos», la abogada expuso una serie de mitos comunes alrededor de la trata que es necesario derrumbar no solo desde las instituciones sino también entre la sociedad en general.
Pero antes de abordar estos mitos, recordemos que, en México la trata de personas se define como:
Toda acción u omisión dolosa de una o varias personas para captar, enganchar, transportar, transferir, retener, entregar, recibir o alojar a una o varias personas con fines de explotación.
Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y del Consejo Ciudadano para Seguridad y Justicia, entre 2015 y 2020 hubo un total de 2 mil 583 víctimas de este delito en México.
Según detalló la maestra en Derechos Humanos Norma Angélica Molina Padilla durante el mismo conversatorio —organizado por la CNDH—, desde 2015 hasta este 2023, el 33.2 por ciento de todas esas personas víctimas de trata son niñas, niños y adolescentes. De ahí la urgencia de atender este problema y entenderlo en su totalidad para generar mejores prácticas que ayuden a erradicarlo.
Mitos y realidades sobre la trata de personas
De acuerdo con Vilma Ramírez Santiago la trata de personas tiene que ver con varios fines, medios y mecanismos para mantener enganchadas a las víctimas. Sin embargo, esta pluralidad de problemas se ha estereotipado a lo largo del tiempo. Al respecto, la abogada detalla que una de las imágenes más presentes en nuestra mente al hablar de trata de personas es la de una víctima, ya sea hombre o mujer, atada, encadenada o encerrada. Pero esto está alejado de la realidad.
De hecho, la formas de control más frecuentes hacia las víctimas de trata son la manipulación psicológica, la confiscación de documentos de identificación personal y las amenazas de parte de los delincuentes de lastimar a los seres queridos de las víctimas. Además, las barreras de idioma o las diferencias culturales del lugar al que trasladan a las víctimas de trata también pueden dificultar que escapen o que soliciten ayuda.
Otro de los mitos alrededor de este delito es que la mayoría de las personas víctimas de trata son utilizadas con fines de explotación sexual, pero la realidad es otra. De acuerdo con Ramírez Santiago, la explotación laboral es la más frecuente cuando hablamos de trata. Este delito —agrega la especialista— está presente en casi todas las industrias como el trabajo doméstico, la pesca, la manufactura, la agricultura, la construcción y el entretenimiento.
Un dato sobre explotación laboral: de acuerdo con Vilma Ramírez Santiago, México ocupa el lugar número 20 de una lista de 127 países con los mayores índices de esclavitud. La mayoría de quienes viven en estas condiciones son mujeres y niñas.
Un tercer mito tiene que ver precisamente con la explotación sexual. Hay una idea estereotipada según la cual esta modalidad de trata en los casos de niñas, niños y adolescentes está relacionada con el turismo extranjero o con una supuesta decisión autónoma de obtener ingresos a través de este tipo de prácticas. Vilma Ramírez aclara que, en primer lugar, ni niñas ni niños ni adolescentes forman parte de estas redes por decisión propia; usualmente están ahí por amenazas o incluso por presión de sus propias familias.
Además, la maestra en Derecho Procesal Penal agrega que la trata de personas está presente en todos los países y responde a la demanda de explotadores sexuales y no de la llegada de turistas a México. El problema no es el turismo sino los factores sociales y culturales (como la sexualización de las infancias y la violencia contra las mujeres) que permiten que este delito se siga reproduciendo. Si no hubiera demanda, entonces la trata con fines de explotación sexual dejaría de existir.
Finalmente, Ramírez Santiago detalló que otro mito sobre este delito es la idea de que el hecho de pagar a alguien para que te ayude a cruzar la frontera entre dos países constituye, por sí mismo, un caso de trata de personas. Esto no es así: en estos casos hablamos de tráfico ilegal de personas, pero, sin lugar a dudas, es algo que también pone en situación de vulnerabilidad a las y los migrantes, pues quienes los transportan pueden aprovecharse de su situación y terminar usándolos con fines de explotación de diversos tipos.
¿Quiénes son las víctimas de la trata de personas?
Es difícil hablar de un solo tipo de trata de personas. Sin embargo, es un hecho que niñas, niños y adolescentes están especialmente expuestos a este delito. De acuerdo con Norma Angélica Molina Padilla, la trata de personas de entre 0 y 17 años se ha triplicado en los últimos años. En el caso de los niños varones, además, la trata ha aumentado cinco veces en los últimos 15 años.
Mientras los niños (sobre todo aquellos con perfiles racializados) son utilizados con mayor frecuencia para actividades delictivas de grupos del crimen organizado, las niñas y las adolescentes son usualmente explotadas en el ámbito sexual. Sin embargo, algo común en el caso de ambos es la violencia. Según explicó Molina Padilla, las infancias en situación de trata sufren violencia física o violencia extrema casi dos veces más que las personas adultas.
América Latina es una de las regiones con más mujeres y niñas víctimas de trata de acuerdo con Norma Molina Padilla. Durante la pandemia de Covid-19, la trata con fines de explotación sexual de esta población se redujo un 24 por ciento respecto a 2019 debido a las medidas de confinamiento. Pero esto no quiere decir que haya habido avances: los tratantes se trasladaron a lugares menos visibles y se reinventaron las formas de seguir perpetrando este delito.
Además de esto, de acuerdo con la especialista, niños y niñas menores de 10 años son obligados con mucha frecuencia a mendigar en las calles porque ganan más simpatía de las personas. Por estas mismas razones, hay madres y padres que alquilan a sus bebés o hijos pequeños a lo largo del día para que acompañen a personas que piden limosna.
Por otra parte, según apuntó Rosalinda Morales Garza (directora general de Investigaciones de la Sexta Visitaduría General de la CNDH), también hay casos de adolescentes, niñas y niños con alguna discapacidad que son vendidos para matrimonio o para empleos mal remunerados. En estos casos, quienes fomentan la trata suelen ser familiares o conocidos que creen que las personas con discapacidad son menos válidas o que tienen poca probabilidad de desarrollar su potencial.
Este señalamiento nos hace ver la necesidad de analizar la trata de personas desde una perspectiva interseccional (es decir, que analicemos los diferentes contextos donde se da este delito). Al respecto Morales Garza explica que, si bien condiciones como la pobreza o el desconocimiento de nuestros derechos nos hacen más vulnerables a la trata de personas, esto no impide que cualquier persona pueda ser víctima de este delito.
Otros factores que nos ponen en situación de vulnerabilidad pueden ser la guerra, la migración interna o externa a causa del cambio climático, desastres naturales o falta de oportunidades de desarrollo, la corrupción y nuestra orientación o identidad sexual.
En el caso de las personas en situación de movilidad (sobre todo aquellas que migraron como indocumentadas), su acceso limitado a los derechos humanos, las políticas migratorias punitivas y su invisibilización los exponen a redes de trata de personas. Y, al hablar sobre la comunidad diversa, la falta de oportunidades de empleo o educación por cuestiones de discriminación puede convertir a las personas de la disidencia sexucal en presas fáciles para los tratantes.
De acuerdo con las especialistas de la CNDH y con sus colegas que participaron en el conversatorio, mirar todos estos factores hace posible abrir líneas de investigación eficaces para investigar los casos de trata de personas. Esto sería de utilidad, además, para abordar los miles de registros de desaparición forzada en México, pues muchas de las víctimas de este otro delito terminan siendo utilizadas por redes de tratantes.
Así lo declaró Jesús Roberto Robles Maloof, director general del Programa de Agravios a Periodistas y Defensores Civiles de Derechos Humanos de la Quinta Visitaduría General. El también maestro en Humanidades agregó que para terminar con este delito necesitamos regresar a nuestra humanidad. Solo así, la idea de que comerciar con la vida de otra persona está permitido dejará de normalizarse.
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