Por Mariana Santos
Saltillo, Coahuila.- A lo largo de la historia la ciencia ha resuelto los problemas de todo el mundo, pero en especial el dilema de Cristóbal Noé Aguilar González, quien, de ir mal en química cuando cursaba bachillerato, y de estar destinado a dedicarse a leyes o economía –según la materia de orientación vocacional–, ahora está inmiscuido en la ciencia de los alimentos, en estudios de bioquímica y en la investigación de microorganismos, principalmente.
Acumulación de conocimiento que lo ha llevado a buscar respuestas contra los desórdenes neurodegenerativos.
Químico farmacobiólogo, egresado de la Facultad de Ciencias Químicas de la Autónoma de Coahuila, este doctor e investigador saltillense estudia en el café los componentes de su pulpa que ayudan a frenar los efectos de males como el Parkinson, Alzheimer, epilepsia y algunos niveles de autismo.
En entrevista con El Coahuilense, Aguilar González habla de su labor, de la necesidad en que se invierta en la ciencia y del impacto que la pandemia del cólera y del covid-19 tuvo en su vida profesional.
Recuerda que en 1982, cuando cursaba el tercer año de su carrera, ocurrió la séptima pandemia de cólera. Su interés por el microorganismo que causa esa enfermedad llamó la atención de su maestro José Luis Villarreal, quien lo invitó a incorporarse al Programa de Cólera del estado, donde realizó su tesis: “Estudio Epidemiológico y Diagnóstico de Vibrio Cólera en Saltillo, Coahuila”. Ésta fue su primera investigación.
“Creo que fue decisivo aferrarme a continuar en la facultad… Digamos que fue un poquito tormentoso, es como cuando te gustan las cactáceas y te espinas; pero ya después logré continuar la carrera”.
Concentración en pandemia
Debido a su alto promedio de aprovechamiento escolar, Noé ganó una beca de la Universidad Autónoma de Chihuahua, donde realizó en 1995 una maestría en ciencia y tecnología de alimentos.
Fue en ese periodo cuando conoció a su mentor Antonio Anzaldúa, especializado en la química de alimentos, y quien le ayudó a despertar más su interés científico sobre el uso del fruto de café, conocido como “cereza”, el cual se desecha porque su contenido hace que las vacas bajen de peso y no duerman. Aguilar y Anzaldúa han investigado juntos ese caso.
Cerca de 40 investigaciones después Noé Aguilar trabaja sobre la esencia de la pulpa del café, donde cree que se esconde la clave contra esas enfermedades neurodegenerativas.
“Empezamos en 2017 con la concepción, y ahora tenemos resultados interesantes. Estamos por empezar las pruebas en laboratorio para registrar el efecto que tienen (los componentes de la pulpa del café) para reducir estos desórdenes”.
Después de su maestría, en el año 2000 realizó un doctorado en Biotecnología en la Universidad Autónoma Metropolitana. A lo largo de su carrera ha recibido diversos reconocimientos, como el Premio al Científico Sobresaliente, en el contexto de la Conferencia Internacional sobre Bioprocesamiento, en Taiwán en 2022.
En 2023 el científico fue reconocido como líder en Biología y Bioquímica por el sitio Research.com, que lo catalogó como uno de los mejores investigadores, con un estudio de 166 mil 880 documentos.
Aguilar también es autor de más de 30 libros, del cual destacan los publicados este año: Microbial Biodiversity, Biotechnology and Ecosystem Sustainability, y Food Waste Conversion.
Durante la pandemia, dice Noé Aguilar, trabajó en su oficina esos más de 30 títulos, pues el confinamiento le ayudó a concentrarse y estudiar nuevos temas.
Compartir el conocimiento
En el 1995 Cristóbal Noé Aguilar González fue maestro de fisicoquímica en la Autónoma de Coahuila y en 2001 se incorporó de tiempo completo como docente. Durante siete años encabezó la Coordinación de Investigación en la Facultad de Ciencias Químicas y actualmente se encuentra en la Dirección de Investigación dentro de esa casa de estudios.
El investigador también ha colaborado con otras universidades, como la Católica Portuguesa, el Instituto de Laboratorio de Nanotecnología en Brasil y la Universidad Nacional de Colombia, entre otras.
Aguilar González ha brindado su apoyo a jóvenes mentes para que ingresen a instituciones del nivel de la Universidad Pontifica Católica de Valparaíso, en Chile.
Sin embargo, para este científico saltillense de 52 años es preocupante que las investigaciones estén alejadas de la sociedad en general.
“Estoy convencido de que la actividad humana tiene un impacto nocivo en el medio ambiente, en la vida de otros seres, en la misma vida del humano, y veo que, pese a los esfuerzos que se hagan, problemas como la pobreza, hambre, salud y educación siguen siendo asuntos que deberían de darle vergüenza al ser humano, además que son temas que avanza muy poco.
“Me preocupa que la gente no sepa qué es la investigación y la ciencia, y pues cómo la van a ver si se invierte tan poquito; nos queda muy claro que, cuando los gobiernos invierten más de 1% en ciencia y en tecnología, en innovación, las cosas se van a ver y a valorar”.
¿Sobre su vocación?, Noé Aguilar responde: “Me llena de mucho orgullo, da mucha alegría saber que podemos transformar las vidas de las personas, y eso me motiva más a continuar con esta actividad”.
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