Xóchitl suma a Max Cortázar, el rostro del “plata o plomo” de Calderón a la prensa

noviembre 25, 2023
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Foto: Captura de pantalla.

Ciudad de México.– Censura y acoso contra los medios y periodistas críticos, así como privilegios y miles de millones de pesos para los aduladores, fueron las prácticas de Maximiliano Cortázar Lara como vocero de Felipe Calderón, a quien la virtual candidata presidencial Xóchitl Gálvez Ruiz designó como el encargado de comunicación de su equipo de campaña.

En los cuatro años que fue coordinador general de Comunicación Social de la Presidencia de la República con Calderón, Cortázar Lara asignó discrecionalmente 34 mil millones de pesos para los medios —de los 56 mil millones presupuestados en el sexenio—, una práctica de control que materializó también en los gobiernos de Rafael Moreno Valle en Puebla y Francisco Javier García Cabeza de Vaca en Tamaulipas.

Cortázar Lara, formalizado por Gálvez como integrante de su equipo la noche del jueves, tiene experiencia también en las campañas de guerra sucia, como la que ejecutó en 2006 contra Andrés Manuel López Obrador, “Un peligro para México”, diseñada por el consultor estadounidense Dick Morris y el español Antonio Sola Reche. Estas prácticas de hacer campaña política las ejerció también con Moreno Valle y García Cabeza de Vaca, de quienes fue coordinador de comunicación social, una carrera que inició de la mano de Juan Ignacio Zavala Gómez del Campo, cuñado de Calderón.

Igualmente, estuvo a cargo de la estrategia de la llamada “guerra contra el narcotráfico” en uno de sus frentes, como recordó el periodista Ernesto Núñez, en su libro Crónica de un sexenio fallido (Grijalbo).

“Para preparar esa guerra, Calderón actuó en varios frentes, no sólo en el ámbito militar. Uno de ellos, el de la comunicación. El 8 de enero (de 2007) fueron citados en Los Pinos los titulares de todas las oficinas de comunicación social de secretarías de Estado y organismo desconcentrados. Maximiliano Cortázar, un viejo amigo de Calderón, ex baterista que llegó a tocar con el grupo juvenil Timbiriche, Cristian Castro y otros artistas, les dio a conocer la nueva política gubernamental en materia de comunicación, que se resumía en una sola orden, según algunos de los asistentes: no comunicar”, expuso en ese sentido el reportero.

Cortázar apenas terminó la secundaria y colaboró con Calderón cuando fue secretario general del PAN con Castillo Peraza, entre 1993 y 1996, y luego en la presidencia del mismo partido, de 1996 a 1999. En el Gobierno de Vicente Fox, fue el secretario particular de Juan Ignacio Zavala, coordinador de comunicación social de la Secretaría de Relaciones Exteriores, encabezada por Jorge Castañeda, y en 2002 se fue a comunicación social de la Presidencia de la República.

Cuando Calderón buscó la candidatura presidencial, en 2005, se fue con él y en la campaña de 2006 se desempeñó como su coordinador de comunicación. Ya en el Gobierno, entre 2006 y 2010, fue el que definió la política de comunicación social de enorme gasto para los medios afines y de castigo a los críticos, entre ellos el semanario Proceso y la revista Contralínea. Entre él y Alejandra Sota ejercieron más de 40 mil millones de pesos en publicidad gubernamental.

“Se imponían vetos publicitarios a medios de comunicación que publicaban investigaciones periodísticas en las que revelábamos actos de corrupción del Gobierno de Calderón y de sus colaboradores más cercanos. Era un Gobierno autoritario, violento contra los periodistas que exhibimos los actos de corrupción particularmente en el sector energético. En aquellos tiempos yo trabajaba en la revista Contralínea, y la CNDH en una recomendación que se emitió en 2009 comprobó que había un veto publicitario por las investigaciones que exhibían actos de corrupción en el sector energético, operaciones irregulares de conflictos de interés, tráfico de influencias que venían desde que Calderon era se Secretario de energía”, compartió en un comentario por escrito la periodista de investigación Ana Lilia Pérez.

En efecto, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió dos recomendaciones por vetos publicitarios a medios de comunicación. La Recomendación 57/2009 en la cual se acreditó la judicialización de la libertad de expresión y el veto publicitario como formas de censura a raíz de investigaciones y publicaciones periodísticas de Ana Lilia Pérez que involucraron en irregularidades en la asignación de millonarios contratos a funcionarios de alto nivel del sector energético y la Presidencia de la República, y contratistas de Petróleos Mexicanos.

Posteriormente, en la recomendación 35/2012, la misma Comisión determinó que el Gobierno de Felipe Calderón buscó “castigar” o “premiar” a Proceso y otras publicaciones según sus líneas editoriales fueran críticas o aplaudidoras del régimen panista y con ello violó los derechos humanos a la legalidad, a la seguridad jurídica y a la libertad de expresión e información.

Además, el informe “El costo de la legitimidad: El uso de la publicidad oficial en las entidades federativas”, elaborado por el Centro de Análisis e Investigación de Fundar y Artículo 19, encontró en abril de 2013 que Contralínea y Proceso fueron los medios de comunicación a los que Calderón Hinojosa, por medio de su vocero Max Cortázar y posteriormente Alejandra Sota, vetaron de las pautas publicitarias.

El propio Cortázar reconoció tiempo después, a Contralínea, ​​su participación directa en la asignación de la publicidad oficial durante los primeros cuatro años del Gobierno de Calderón.“Las campañas de publicidad evidentemente se definen entre las secretarías de Estado, la misma Presidencia y Gobernación, para darle fuerza a los principales programas que trae el Gobierno federal, lo cual está dentro del marco de la legalidad”, declaró en mayo de 2013 a la periodista Nancy Flores cuando se desempeñaba como Diputado federal en la LXII Legislatura, cargo al que llegó por la vía plurinominal.

Para Leopoldo Maldonado, director regional de Artículo 19 para México y Centroamérica, la incorporación de Max Cortázar a la campaña de Xóchitl Gálvez represente, en cierto sentido, un regreso al pasado, “y no es porque en términos del presente, la comunicación social haya mejorado mucho o haya cambiado sustancialmente, particularmente en lo que tiene que ver con el gasto de publicidad oficial”.

“Estoy revisando las cifras históricas, quien cometió un despilfarro absoluto de publicidad oficial fue Enrique Peña Nieto, con casi 70 mil millones de pesos, pero Calderón gastó 38 mil millones de pesos en la publicidad gubernamental, estuvo muy por encima incluso de lo que gastó su antecesor, Vicente Fox, prácticamente un 40 por ciento”, apuntó en entrevista.

“Eso da cuenta de una manera de relacionarse con los medios de comunicación, que no es precisamente la más democrática y evidentemente llama la atención que un personaje que fue parte de esa maquinaria, que se continuó aceitando durante muchos años después y que desafortunadamente tampoco se ha revertido en términos del gasto de publicidad oficial, esté incorporándose a la campaña de la candidata opositora”, ahondó.

RESPALDADO POR EL PAN Y CALDERONISTAS

El martes 13 de julio de 2010, recuerda Ernesto Núñez en su Crónica de un sexenio fallido, Calderón reunió a su equipo en Los Pinos para informar que había aceptado tres renuncias, la de Fernando Gómez Mont, en Gobernación, la de Patricia Flores a la Oficina de Presidencia, y la de Max Cortázar.

“Max se iba tras presentar varias veces su renuncia en los últimos meses y luego de que Calderón dijera una y otra vez, en público y en privado, ante propios y extraños, que la principal deficiencia de su Gobierno era no saber comunicar sus decisiones y sus logros. ‘Así ya no te sirvo, Presidente’, le había dicho Cortázar en sus diálogos al reajuste. Su lugar sería ocupado por Alejandra Sota, hasta entonces coordinadora de imagen en Los Pinos, responsable del discurso presidencial, de los estudios de opinión y del contenido de los spots promocionales de la administración”, escribió Núñez.

Una vez fuera del Gobierno, en donde la censura y el uso discrecional de recursos fueron los señalamientos constantes, a Max Cortazar no le fue difícil encontrar trabajo. César Nava, entonces dirigente nacional del PAN, lo nombró vocero del partido. “(Es) un hombre que tiene todas las credenciales y la confianza para desempeñar esta responsabilidad”, dijo en esa ocasión.

Dos años después saltaría dentro del PAN a la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota, la candidata oficialista a quien el Presidente Calderón le quitó el respaldo en beneficio del priista Enrique Peña Nieto, quien llevaría al tricolor de regresó a la Presidencia después de 12 años de ausencia. La estrategia electoral llevada a cabo, en ese entonces, fue dejar de atacar al PRI y concentrarse en el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, rival político de Calderón y a quien el oficialismo veía crecer en las encuestas.

“Juan Ignacio Zavala y Max Cortázar propusieron cambiar radicalmente de estrategia: dejar de golpear al PRI y lanzar todas las baterías contra López Obrador. Tenían listo un spot en el que se editaba su discurso en Tlatelolco para presentar aislada la frase “‘la vía armada, una posibilidad para lograr la transformación de los pueblos”’. El mensaje mostraba además videos y audios de 1996 en que el perredista advertía que impediría la apertura de pozos petroleros como protesta por el fraude electoral en Tabasco, y otros de 2006 con el bloqueo de Paseo de la Reforma”, escribió al respecto Ernesto Núñez sobre esa campaña.

Y agregó: “Otros integrantes del comité de campaña, principalmente Rafael Giménez, argumentaron que el PAN no podía dejar de censurar al PRI, pues eso sería tanto como regalarle la presidencia a Peña Nieto. Además, ya se había enviado al IFE otro anuncio, uno en que aparecían Romero Deschamps, Humberto Moreira, Tomás Yarrington y la leyenda: “Éste es el PRI de Peña. No caben más corruptos porque está lleno”. Sin embargo, Maximiliano Cortázar afirmó que la estrategia anti-PRI sólo estaba beneficiando a López Obrador y advirtió que lo peor para el PAN sería que el tabasqueño siguiera creciendo.”

El resultado de esta estrategia llevó a Josefina Vázquez Mota a una tercer lugar y permitió que Enrique Peña Nieto retornara junto con el PRI a Los Pinos.

RESPALDADO POR EL PAN Y CALDERONISTAS

El martes 13 de julio de 2010, recuerda Ernesto Núñez en su Crónica de un sexenio fallido, Calderón reunió a su equipo en Los Pinos para informar que había aceptado tres renuncias, la de Fernando Gómez Mont, en Gobernación, la de Patricia Flores a la Oficina de Presidencia, y la de Max Cortázar.

“Max se iba tras presentar varias veces su renuncia en los últimos meses y luego de que Calderón dijera una y otra vez, en público y en privado, ante propios y extraños, que la principal deficiencia de su Gobierno era no saber comunicar sus decisiones y sus logros. ‘Así ya no te sirvo, Presidente’, le había dicho Cortázar en sus diálogos al reajuste. Su lugar sería ocupado por Alejandra Sota, hasta entonces coordinadora de imagen en Los Pinos, responsable del discurso presidencial, de los estudios de opinión y del contenido de los spots promocionales de la administración”, escribió Núñez.

Una vez fuera del Gobierno, en donde la censura y el uso discrecional de recursos fueron los señalamientos constantes, a Max Cortazar no le fue difícil encontrar trabajo. César Nava, entonces dirigente nacional del PAN, lo nombró vocero del partido. “(Es) un hombre que tiene todas las credenciales y la confianza para desempeñar esta responsabilidad”, dijo en esa ocasión.

Dos años después saltaría dentro del PAN a la campaña presidencial de Josefina Vázquez Mota, la candidata oficialista a quien el Presidente Calderón le quitó el respaldo en beneficio del priista Enrique Peña Nieto, quien llevaría al tricolor de regresó a la Presidencia después de 12 años de ausencia. La estrategia electoral llevada a cabo, en ese entonces, fue dejar de atacar al PRI y concentrarse en el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, rival político de Calderón y a quien el oficialismo veía crecer en las encuestas.

“Juan Ignacio Zavala y Max Cortázar propusieron cambiar radicalmente de estrategia: dejar de golpear al PRI y lanzar todas las baterías contra López Obrador. Tenían listo un spot en el que se editaba su discurso en Tlatelolco para presentar aislada la frase “‘la vía armada, una posibilidad para lograr la transformación de los pueblos”’. El mensaje mostraba además videos y audios de 1996 en que el perredista advertía que impediría la apertura de pozos petroleros como protesta por el fraude electoral en Tabasco, y otros de 2006 con el bloqueo de Paseo de la Reforma”, escribió al respecto Ernesto Núñez sobre esa campaña.

Y agregó: “Otros integrantes del comité de campaña, principalmente Rafael Giménez, argumentaron que el PAN no podía dejar de censurar al PRI, pues eso sería tanto como regalarle la presidencia a Peña Nieto. Además, ya se había enviado al IFE otro anuncio, uno en que aparecían Romero Deschamps, Humberto Moreira, Tomás Yarrington y la leyenda: “Éste es el PRI de Peña. No caben más corruptos porque está lleno”. Sin embargo, Maximiliano Cortázar afirmó que la estrategia anti-PRI sólo estaba beneficiando a López Obrador y advirtió que lo peor para el PAN sería que el tabasqueño siguiera creciendo.”

El resultado de esta estrategia llevó a Josefina Vázquez Mota a una tercer lugar y permitió que Enrique Peña Nieto retornara junto con el PRI a Los Pinos.

SinEmbargo

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