En medio de la crisis migratoria que afecta a México, la región fronteriza de Piedras Negras, Coahuila, ha experimentado un notable aumento en el flujo de migrantes en el último mes del año. Se estima que entre 3 mil y 5 mil indocumentados cruzan ilegalmente hacia los Estados Unidos a diario.
Dicha situación ha dado lugar a que algunos habitantes aprovechen para hacer negocios. Uno de los cuales, al que llamaremos Carlos para proteger su identidad, se dedica a cruzar a los migrantes a través del río Bravo a cambio de una tarifa de 500 pesos.
Carlos revela que, desde el inicio de la oleada migratoria, ha estado ayudando a los migrantes a cruzar el río de manera segura, para evitar que se ahoguen. Sin embargo, también se adapta a la situación financiera de los migrantes, aceptando montos menores si no pueden pagar la tarifa completa.
“Acabo de pasar a cinco migrantes hacía el otro lado, les cobro quinientos pesos a cada uno, pero cuando no tienen esa cantidad, les pregunto cuanto traen y hacemos negocio, a veces algunos traen trescientos o doscientos pesos cada uno, entonces pues se los acepto, y los cruzo”, comentó el originario de Piedras Negras, quien anteriormente trabajaba como albañil pero ha encontrado en esta actividad una fuente de ingresos más lucrativa.
El frío es también un desafío en la región, con temperaturas matutinas de alrededor de 8 grados Celsius y una sensación térmica aún más fría, llegando a 5 grados. Carlos, quien se sumerge repetidamente en el río Bravo, confiesa que a veces su cuerpo no aguanta el frío extremo.
«Las mañanas son muy frías, y es cuando muchos grupos de migrantes aprovechan para cruzar hacia el otro lado, porque hay menos presencia policial. Pero meterme al agua varias veces me deja completamente mojado y helado», afirma Carlos.
A pesar de la presencia de la policía local de Piedras Negras y la Border Patrol, Carlos cruzaba a algunos migrantes sin contratiempos.
Además, en las orillas del Río Bravo, algunos niños, como Pancho, de 10 años, se mantienen al acecho para recoger las pertenencias que los migrantes dejan atrás al cruzar hacia los Estados Unidos. Dado que los indocumentados llevan consigo solo una pequeña mochila con sus documentos personales, el resto de sus pertenencias queda abandonado, lo que representa una oportunidad para los residentes locales de Piedras Negras.
Pancho comenta: «Cuando veo a los migrantes antes de que crucen a los Estados Unidos, corro hacia ellos. Arrojan casi todo lo que llevan en bolsas de plástico, ropa e incluso dinero en ocasiones. Mi mamá me permite hacerlo, y depende de la suerte si me va bien o no».
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