Para Mercedes Murguía, in memoriam
Por Brenda Macias
El paso de Cronos se caracteriza por convertir en reliquias y cenizas los objetos y los recuerdos. Sin embargo, la pintora María de las Mercedes Murguía Arizpe me enseñó que, con pinceladas y emoción, se puede revivir lo que ya se fue, incluso darle un soplo de vida a la naturaleza muerta.
El carboncillo, el pastel, el óleo y la acuarela son capaces de darle cuerpo –si se quiere– a lo intangible. Esto me lo dijo hace más de 20 años cuando daba mis primeros pasos en el periodismo cultural en el Valle de Saltillo. Conviví con la maestra en su casa, en su estudio en Arteaga a inicios del siglo XXI. Ella me dio las primeras entrevistas que hice para la radio, televisión y prensa escrita. Me tuvo confianza pese a la poca experiencia que tenía como entrevistadora.
Hoy, desde esta columna, lamento profundamente su fallecimiento, ocurrido el 18 de febrero último. Este texto se lo dedico como homenaje y epitafio. Abrazo desde aquí a su familia, en especial a su hermana Rosalía y a sus sobrinas Pazy y Joy Flores.
Recordar es pintar
Si alguien me preguntara cómo recuerdo por dentro las casonas del Valle de Saltillo, le pediría que revisara la obra de la pintora Mercedes Murguía. Si alguien me preguntara cómo recuerdo las temáticas que abordaban las artistas pictóricas de las postrimerías del siglo XX en Saltillo, le pediría que revisara –con lujo de detalles– los lienzos de la maestra. Éstos, sin duda, funcionan como espejos mágicos del pasado.
Entre bodegones, vitrinas, alacenas, jarrones de barro, retratos de primera intención de mujeres indígenas y campesinos, así como la herida y la iluminación que dejó a su paso el movimiento revolucionario en Coahuila y el movimiento del 68, el arte de Nea crea puentes entre las generaciones que son y seguirán siendo herederas de don Rubén Herrera, de David Alfaro Siqueiros y de Elena Huerta.
Gracias a estos fundamentos, muchos muros del Valle de Saltillo y de México han dejado de ser grises. Recordemos que el Centro Cultural Vito Alessio Robles, espacio que antes fue una cárcel, cambió de sentido. El mural que Elena Huerta y Mercedes Murguía imaginaron y plasmaron da cuenta de ello en más de 400 metros cuadrados.
Otra pared emblemática que dejó de ser una piedra gris es la de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila. Ojalá que sus cuerpos estudiantiles y académicos le rindan homenaje a Mercedes, quien también fue titular de la Oficialía 27 del Registro Civil en Saltillo. Su contacto con abogadas y abogados fue cercano.
Agradecimiento
Qué fuerza la de Mercedes, mira que convertir los objetos de lo cotidiano y las miradas de sus retratos en un vestigio, en un archivo, que revela una parte de lo que somos. Mercedes escribió la historia y me enseñó a observar, preguntar, escuchar y comprender que cada objeto que nos rodea es un universo por descubrir. Mercedes pasa a la historia como un referente femenino de la posibilidad de ser artista en un tiempo de masculinidades tóxicas.
Le agradezco que me haya quitado el miedo de enfrentarme a las artistas y a la hoja en blanco en aquellos primeros pasos por el periodismo cultural en el Valle de Saltillo. ¡Hasta siempre!
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@brendamargotms
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