Por Renata Guzmán
Complemento entre karate y judo principalmente, que permite ataques a la cabeza, derribes y agarres, el kudo es un arte marcial mixta que tiene pocos años en México.
Este deporte llegó al país en 2009, de acuerdo con la federación de esta disciplina. Precisamente por ser poco popular, quienes lo practican tienen grandes oportunidades de competir en planos internacionales. Una de esas jóvenes promesas del kudo es la saltillense Danaé Trejo García.
Licenciada en derecho por la Universidad Americana del Noreste, esta joven de 24 años tiene claras sus pasiones: además del kudo, el feminismo y los gatos.
“Entreno artes marciales desde que tengo cuatro años. Comencé con karate, luego judo, muay thai, jiu-jitsu, kick boxing y taekwondo hasta que encontré el kudo en 2010”, comenta.
Como el kudo no es tan conocido en México, expone, tiene una gran oportunidad para ir a competencias internacionales: “Fui a Japón en 2018, peleé contra una ucraniana y luego contra una rusa. Quedé en segundo lugar. Y hace poco fui a Los Ángeles, a representar mi cinta negra tercer dan, la cual conseguí tras pelear 10 veces seguidas”, cuenta esta joven saltillense.
“Soy la única mujer cinta negra en México en esta especialidad”, dice orgullosa.
Este año, agrega, estará en el Torneo Panamericano de Kudo, a realizarse en Saltillo. “Todavía no hay una fecha en concreto, pero se espera que vengan a competir todos los países de América”.
Otra faceta de Danaé es la de instructora: desde los 15 años empezó a ayudar en clases de artes marciales y a partir de los 17 tuvo su primera sesión como maestra.
Incluso, cuenta, llevaba a sus alumnos a competencias, pero por la pandemia se cancelaron las justas. Apenas hace un par de meses retomó las clases con su grupo de 18 niños.
Rescatista animal
“Me encantan los gatos, de hecho, tengo un refugio para gatos, se llama Misión Miau”, dice Danaé Trejo. El problema, detalla, es que todavía no cuenta con un lugar establecido y, por el momento, Misión Miau opera en casa de su tía.
No obstante, en su refugio se realizan campañas de esterilización y se les brinda un hogar temporal y alimento mientras se dan en adopción. “Estamos buscando un lugar propio para el refugio, con el propósito de hacerlo una asociación civil. Queremos que este año quede listo”.
Sobre su activismo por los derechos de las mujeres, la joven deportista expone: “Una se vuelve feminista con su propia historia. Cuando empiezas realmente a ver las cosas como son te quitas esa venda de los ojos y ya no puedes volver a cerrarlos”.
Si bien no pertenece a alguna organización, comparte información por su cuenta e intenta hablar sobre el feminismo a donde va. “Lo incluyo siempre en todo e intento ayudar a chavas que aún tienen dudas o desconocimiento sobre el tema”.
Su activismo ha sido tan particular que, así como el buen juez por su casa empieza, ella logró acercar a su abuela al movimiento.
“Me hace muy feliz porque siento que las generaciones anteriores no entienden ese tema; a través de mis pláticas y lo que comparto en Facebook y cosas así pude cambiar su manera de pensar y es algo que me enorgullece mucho”.
Nunca se rindió
Danaé Trejo habla del trastorno límite de la personalidad que padece, una condición que altera la percepción y emociones con cambios muy bruscos.
“Por mucho tiempo no sabía lo que tenía y se me complicaba mucho hacer las cosas y entender cómo me sentía. Tuve periodos de depresión muy feos”.
Gracias a la terapia, el feminismo “me ayudó un montón” a librar una de sus batallas más intensas: aceptarse a sí misma.
“Nunca he decidido quedarme callada (…) y las artes marciales me han ayudado a darme esa seguridad de que sé que me puedo defender”, agrega.
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