Por Ana Castañuela y Kristel Reyes
El 28 de noviembre de 2023 Christopher “N”, de 14 años, llegó muerto al hospital de la Cruz Roja Mexicana de Monclova luego de quedar inconsciente debido a un golpe en la cabeza que recibió dentro del centro de rehabilitación “Impacto de Fe”, en donde su madre lo había internado a principios de ese mes debido a su adicción a las drogas.
Alrededor de las 22:30 horas del martes 27 de noviembre de ese año una persona alertó al Sistema Estatal de Emergencias sobre la presencia de un menor inconsciente dentro de dicho anexo, ubicado en la calle Gustavo Díaz Ordaz esquina con la calle 16 de septiembre, en Monclova.
Christopher no reaccionaba y fue trasladado al hospital de la Cruz Roja por personal del centro de rehabilitación. Sin embargo, cuando llegó al nosocomio ya no contaba con signos vitales.
La necropsia de ley que se le practicó al cadáver arrojó que el menor murió por traumatismo craneoencefálico y, según trascendió, presentaba huellas de violencia en el rostro.
De acuerdo con Edith de la Fuente, madre de Christopher, horas antes del deceso habló con Fernando Hernández, encargado de dar seguimiento a las familias de los internos, y le preguntó por el estado del menor. El hombre respondió “que se encontraba bien”.
En ese entonces Jaime Reyes, el encargado del lugar, afirmó que era el mismo Christopher quien se daba de golpes en la desesperación de su adicción y aseguró que la noche de su fallecimiento salió vivo del anexo.
Según testigos el menor fue castigado por no querer comer: tenía prohibido dormir y sentarse, y cuando el cansancio lo vencía el personal lo golpeaba brutalmente.
El 7 de diciembre siguiente fueron puestos en prisión preventiva Alan Josep “N” y Erasmo Josefath “N” y trasladados al Centro de Reinserción Social de Piedras Negras luego de que el juez consideró que existen suficientes datos de prueba por su presunta responsabilidad en la muerte de Christopher.
El jefe de la Cuarta Jurisdicción de la Secretaría de Salud Faustino Aguilar dijo que después del deceso de Christopher, él y el director de la Comisión Nacional contra las Adicciones hicieron una visita al anexo “Impacto de Fe” para verificar el sitio; sin embargo, estaba cerrado y no había nadie.
El funcionario aseguró que dicho lugar fue clausurado con anterioridad pues no contaba con permisos para operar, pero después los encargados del anexo tramitaron los documentos necesarios y reiniciaron sus servicios.
NEGLIGENCIA CRIMINAL
El caso de Christopher no es el único. Según datos recopilados por El Coahuilense Noticias en diversos medios locales, durante 2023 y el primer trimestre del 2024 se ha reportado la muerte de 15 personas en centros de rehabilitación de adicciones; seis de ellos por maltrato, torturas y negligencias, y el resto por aparentes causas naturales.
El hecho más reciente ocurrió el pasado 9 de febrero. Los hermanos Santos Giovanni y Alan de Jesús fueron internados de manera forzada por su madre en el centro de rehabilitación “Alegría de Vivir”, ubicado en la colonia la Madrid en Saltillo. Fue un intento desesperado por tratar la adicción de drogas de sus hijos.
Los jóvenes se negaron a la rehabilitación, por lo que la familia solicitó ayuda al personal del sitio para trasladarlos de su domicilio ubicado en la colonia González Cepeda hacia el anexo.
Cuatro personas asistieron al domicilio para realizar el traslado, pero Santos se resistió y los agredió; en respuesta, lo golpearon con piedras y palos provocándole un trauma cerebral.
El joven fue llevado al Hospital General de Saltillo. Presentaba un traumatismo craneoencefálico severo, así como un hematoma en el lado izquierdo de la cabeza.
El 13 de febrero Santos Giovanni fue sometido a una craneotomía; sin embargo, su estado de salud no mejoró. El 20 de febrero, luego de un paro respiratorio, perdió la vida.
Por estos hechos, Marco “N”, Alberto “N”, Jaime “N” y Juan “N”, trabajadores del anexo “Alegría de Vivir”, fueron detenidos y procesados por homicidio agravado.
Tras lo sucedido, el titular de la Fiscalía General del Estado, Gerardo Márquez manifestó ante los medios de comunicación que se debe continuar con las inspecciones en los anexos a fin de supervisar que cuenten con las condiciones necesarias para ofrecer servicios.
CLANDESTINOS
Coahuila tiene registrados 74 centros de rehabilitación contra adicciones; 20 de ellos ubicados en el municipio de Monclova; 19 en Saltillo; diez en Torreón; cinco en Francisco I. Madero; cuatro en Acuña, cuatro en Sabinas; tres en San Buenaventura; dos en, respectivamente, Piedras Negras, Frontera, Ramos Arizpe y Parras; y uno en Nueva Rosita, según información solicitada por El Coahuilense Noticias a la Subdirección de Regulación y Fomento Sanitario de la Secretaría de Salud del estado.
De acuerdo con el secretario de Salud estatal, Eliud Aguirre Vázquez, existen alrededor de 200 anexos en Coahuila, 76 de ellos están registrados y más de 120 centros de este tipo son clandestinos, pues no cuentan con los permisos necesarios ni están registrados ante la Secretaría de Salud.
En enero del 2024, Eliud Aguirre dijo que tras reportes de internos y familiares la secretaría a su cargo clausuró el año pasado 19 centros de rehabilitación que operaban de manera irregular en Coahuila.
GRUPOS DE PUERTA CERRADA
Ignacio Martínez, quien tiene más de 30 años trabajando en el centro 24 horas Grupo Ermita Saltillo, un grupo de rehabilitación con estancia voluntaria y gratuita, explica que a los anexos clandestinos se les denomina “grupos de puerta cerrada”.
“La principal característica de estas organizaciones es que las personas que ingresan al establecimiento lo hacen de forma obligada y no por voluntad propia (…) por consecuencia, las personas encargadas del lugar los retienen en muchas ocasiones a golpes o con maltratos psicológicos”, asegura Ignacio Martínez.
Menciona que en muchas ocasiones este tipo de organizaciones sólo “se crean con el propósito de hacer negocio y no por querer ayudar a las personas que se encuentran en una situación de adicción”.
La Dirección de Regulación y de Fomento Sanitario, que depende de la Secretaría de Salud del estado es la encargada de verificar que los centros de rehabilitación de adicciones cumplan con los lineamientos necesarios, entre ellos comprobar que estos lugares cuenten con instalaciones adecuadas.
El coordinador de Comunicación Social de la Secretaría de Salud, Jorge Luna, explica que “en la revisión se verifica que haya separación entre los baños de hombres y mujeres, que el establecimiento cuente con un área de convivencia, que tenga un permiso de operación, que haya un responsable sanitario que tenga las credenciales suficientes y necesarias, además para poder atender a los internos debe haber un médico o un enfermero encargado de avalar los tratamientos que se darán ahí”.
Por su parte, la Secretaría de Salud se encarga de avalar la cédula profesional del responsable sanitario que trabaja en el establecimiento, y tiene la obligación de dos veces por año verificar que los centros de rehabilitación cumplan con las medidas necesarias.
Ignacio Martínez expresa que, a pesar de la responsabilidad que tiene esa dependencia en la verificación del funcionamiento de los anexos, estos sitios no son supervisados de manera periódica ni correcta por la autoridad, y únicamente “lo hacen hasta que una tragedia ocurre”.
“En muchas ocasiones los mismos exadictos abren su propio grupo y empiezan a anexar a las personas sin ninguna norma higiénica básica y tienen hacinados a los internos (…) Las autoridades no hacen las inspecciones necesarias hasta que pasa una situación de violencia dentro de estas instalaciones”, expone Ignacio Martínez.
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