Brad Pitt es un tonto sicario que sube al Tren Bala que recorre Japón a más de 300 kilómetros por hora para cumplir una encomienda criminal, sin saber que su cabeza tiene precio.
La cinta dirigida por David Letich es vertiginosa como el vehículo que se mueve a una gran velocidad mientras sus pasajeros, asesinos de habilidades especiales, buscan aniquilarse entre ellos, cada uno con su propio encargo y misión.
En forma de comedia de acción, la cinta presenta personajes caricaturizados que se la pasan peleando, disparándose, apuñalándose, mientras el tren recorre imparable las vías, lo que hace que nadie pueda subir ni bajar.
Las coreografías de combate son espectaculares, al estilo de Jackie Chan, y son ocasión para que los pistoleros se luzcan, en medio de situaciones absurdas y ultraviolentas, como si todos estuvieran en un manga, lleno de colores hipnóticos, muy dirigido al público juvenil.
Los flashbacks son risibles paréntesis narrativos que le dan variedad a la narración y muestran los motivos de los personajes para subir al meteórico vehículo.
El final es surrealista, como en un sueño catastrófico, en el que todo se resuelve dentro de un enorme caos y destrucción.
Es cine muy parecido al que hacen Quentin Tarantino y Guy Ritchie.
Es de poca sustancia, pero muy divertido.
(R. Restringido; menores de 17 deben estar acompañados de sus padres)
@LucianoCamposG
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