En Coahuila, un comportamiento electoral atípico… pero todo sigue igual

junio 5, 2024
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Por Arturo Rodríguez García

La idea de Coahuila como una ínsula ajena a la autonombrada Cuarta Transformación, cedió. Una elección competida, en buena medida por el arrastre de la elección nacional, derribó la ilusión priista de ganar los dos escaños que le corresponden a la entidad en el Senado de la República, lo que no sucede desde 1994. 

Además, repitió la derrota que incluye cinco distritos federales de los ocho en disputa postulados en coalición con el PAN y PRD.

Con todo y sus triunfos en la elección federal, a escala municipal los resultados de Morena fueron desastrosos: el PRI, sin alianza con el PAN, obtuvo 30 de los 38 municipios, entre éstos los de mayor concentración poblacional y acaso sólo ha de lamentar la derrota en Piedras Negras.

En los hechos, el resultado es más o menos consistente con los históricamente obtenidos en otras elecciones, aunque el comportamiento electoral se percibe atípico y eso sí, deja al PAN en la lona como nunca había estado desde 1990.

Tan atípico fue el desenlace de las elecciones que, hasta ahora, no se tiene registro de un fenómeno de voto cruzado tan evidente como el de esta ocasión: el priismo, que apenas el año pasado arrasó con carro completo en la elección de gobernador y Congreso local, esta vez conservó la mayoría de los municipios.

La última vez que la fórmula priista al Senado triunfó fue en 1994, cuando ganaron Melchor de los Santos Ordoñez y Francisco Dávila Rodríguez. Desde entonces el PRI no había conseguido quedarse con dos escaños de mayoría: perdió en 2000, cuando en la presidencial ganó Vicente Fox, y en 2006, en la presidencial de Felipe Calderón; y no pudo remontar en 2012, cuando el PRI volvió a la Presidencia con Enrique Peña Nieto; mucho menos en 2018, cuando el lopezobradorismo arrasó.

Esta vez, la fórmula integrada por Miguel Ángel Riquelme y María Barbara Cepeda se aproximaba al triunfo en una elección por demás cerrada frente a Luis Fernando Salazar y Cecilia Guadiana, la fórmula morenista en la que ambos estuvieron peleados y él prácticamente no hizo campaña. 

El triunfo morenista, sin embargo, es agridulce: sus bastiones en Frontera y Múzquiz volvieron al PRI. El partido guinda conservó Francisco I Madero, y ganó en Allende, Nava y Viesca, localidades de población media o escasa, mientras que volvió a gobernar Piedras Negras, municipio fronterizo que había ganado en 2018. 

Así, Morena y sus aliados fueron derrotados en Coahuila, pero, como en 2018, se quedaron con la mayoría de los distritos federales en disputa y dos escaños en el Senado.

Alianzas fracturadas

El desenlace de la elección del 2 de junio para Coahuila es atípico por varias condiciones: una es la ruptura de la coalición PRI-PAN-PRD en las elecciones municipales y, por ende, las dificultades que les planteaba uniformar el voto respecto de la federal.

Morena, por su parte, no pudo construir alianza local con el PVEM como sí lo hizo en la federal. En tanto, en diferentes municipios el PT tampoco acompañó a Morena, provocando división en la llamada 4T. Además, rompió con el partido local Unidad Democrática de Coahuila (UDC), que se alió con el PRI y el PRD.

El ejemplo más claro de la división con consecuencias electorales para Morena es el de Frontera, hasta el 2 de junio, su bastión. Ahí, la mala relación que el franquiciado del PT en la entidad, Ricardo Mejía Berdeja, tenía con el alcalde Roberto Piña (a quien el berdejismo reprocha su falta de apoyo en 2023) devino en la fractura de la coalición. El lanzamiento de una candidatura por el PT para disputar la reelección terminó erosionando el voto de la 4T, tal como sucedió en las estatales del año pasado.

La evolución de Morena en este territorio es relativa. En 2018, con todo y el aplastante triunfo que tuvo en el país respecto de la elección presidencial, el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador apenas si consiguió cuatro municipios: Francisco I Madero, Matamoros, Parras de la Fuente y Piedras Negras. 

En 2021 Morena avanzó en ocho ayuntamientos. En esa ocasión se apalancó en coalición con el UDC que, llevando el siglado aliancista, ganó Ciudad Acuña y Múzquiz. Además, Morena obtuvo triunfos en Abasolo, Castaños, Escobedo, Francisco I Madero, Frontera y San Juan de Sabinas.

En este 2024 el saldo ha sido negativo respecto de la pasada elección, pues sólo se queda con cinco ayuntamientos.

El PAN, en la lona

En parte, el resultado de la elección para el PAN se confeccionó el pasado 9 de enero. Aquel día el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, se enfrascó en un intercambio de señalamientos con el gobernador Manolo Jiménez, de extracción priista, que cerró mal con la revelación que hizo el primero sobre el acuerdo de coalición de 2023, cuando PRI-PAN-PRD arrasaron en las elecciones de gobernador y diputados locales.

Para la elección de 2023 el PAN tenía un porcentaje exiguo de votantes en la entidad, con resultados penosos inclusive en los distritos que llevaban su siglado, con el peor de todos, el Distrito 1, que no llegó ni a 2% de la votación. No obstante, el arrastre del PRI hizo posible un ya inusual “carro completo”.

Así, con porcentajes de votación más bien modestos en coalición, su ausencia como un partido competitivo hizo posible las diferencias hasta de más de 20 puntos en numerosos distritos, sobre la segunda fuerza electoral representada por el partido Morena.

Pero eso también ocurría a la inversa; es decir, la ausencia del PRI en la contienda permitía al PAN gozar de amplia ventaja en sus bastiones como Monclova, lo que fue hecho saber por el candidato panista a la reelección, Mario Alberto Dávila Delgado, quien en enero clamaba porque no se rompiera la coalición. Ya sin alianza local, Dávila Delgado resultó derrotado por el PRI.

En Torreón la situación se proyectaba aún peor. Con liderazgos panistas inconformes con la coalición, la idea de que ahí se fraguó la ruptura hizo recaer las culpas en Marcelo Torres Cofiño, quien, sin embargo, no se anotó en la contienda. 

Por otra parte, romper la coalición hizo batallar al PAN para conseguir candidatos en la mayor parte de los municipios.

En Torreón la participación del PAN con Sergio Lara arrebató el margen que diera mayor legitimidad al proceso en ese municipio donde el priista Román Alberto Cepeda pudo tener un margen más holgado sobre su excompañero de partido Shamir Fernández.

El deterioro del PAN ha sido notable e inesperado desde 2018. Un año antes el panismo tuvo en sus manos la posibilidad de construir la primera alternancia en la gubernatura llevando como candidato a Guillermo Anaya Llamas, quien perdió en un proceso tan parejo que debió resolverse en tribunales unos días antes del cambio de poderes.

Para 2018 el albiazul obtuvo 11 ayuntamientos de los 38 en disputa: Abasolo, Cuatro Ciénegas, General Cepeda, Guerrero, Lamadrid, Monclova, San Juan de Sabinas, San Pedro de las Colonias, Sierra Mojada, Torreón y Villa Unión.

Pero en 2021 el descalabro fue mayúsculo. Apenas ganó en Candela, General Cepeda, Juárez y Monclova; este último –tercer municipio en densidad poblacional– era para entonces considerado el bastión panista de Coahuila.

Esta vez el PAN obtuvo sólo el ayuntamiento de Cuatro Ciénegas. Perdió Monclova, Candela, Juárez y General Cepeda. Se convirtió así en el gran derrotado de la elección.

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Arturo Rodríguez García

Director en El Coahuilense y Notas Sin Pauta; reportero en la revista Proceso y columnista en El Heraldo de México.

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