Los perdedores del 2 de junio: En la ruta de la extinción

junio 26, 2024
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Por Kristel Reyes Amaya y Arturo Rodríguez

Las elecciones municipales del 2 de junio último polarizaron la votación. Aunque el PRI se mantuvo como primera fuerza electoral, Morena consiguió un nuevo avance que, si bien no se materializó en una cantidad significativa de presidencias municipales, incrementó su presencia con registros históricos.

Más allá de los resultados obtenidos por las dos fuerzas mayoritarias en Coahuila, los mencionados PRI y Morena, la derrota electoral para los demás partidos fue estrepitosa. En las urnas obtuvieron mínimos históricos. En resumidas cuentas, el resto de los partidos, de continuar la tendencia, se encamina a la extinción. 

Los perdedores de este año son el PAN, partido que de ser segunda fuerza en 2017 mantuvo su debacle y ni siquiera presentó candidatos en los 38 ayuntamientos; el partido local, Unidad Democrática de Coahuila (UDC), que no sólo perdió presencia en el estado, sino que en su bastión, Ciudad Acuña, sufrió una disminución de votantes que optaron por cruzar la opción de su aliado, el PRI.

En tanto, MC permaneció ausente en el escenario electoral. No realizó campañas notorias, salvo por unos cuantos candidatos que hicieron proselitismo. El PVEM terminó con un resultado penoso: en 14 municipios no obtuvo un solo voto. Aún peor, el PRD no llegó ni a 2% de los sufragios.

Para la llamada “chiquillada” el resultado fue demoledor. Si bien es cierto que la elección de ayuntamientos no cuenta para conservar el registro, la tendencia para el PRD y UDC es letal. Este último apenas llegó a 1.84% de los votos, convirtiéndose en el partido con el peor resultado.

El otrora orgulloso PAN, que fue la histórica segunda fuerza política, no tiene nada para presumir. Se desfondó hasta un 4.35% de los votos; es decir, apenas a 1.35% por encima del porcentaje para la pérdida de registro (aunque esta elección no sea referencial para el registro) y en empate técnico con MC que alcanzó el 4.04% de las preferencias.

En tanto, el PT tuvo un incremento considerable al conseguir el 5.23% de la votación, un resultado que, aun siendo modesto, lo convierte en la tercera fuerza electoral.

UDC, Gatopardismo 

Hay una historia de tropiezos que en los últimos años han mantenido a UDC al filo de la extinción. Y el primero de estos es que sus alianzas le terminaron jugando en contra.

La “concertación política”, premisa acuñada en los años ochenta por su fundador Evaristo Pérez Arreola, ha sido continuada por su heredero, Evaristo Lenin Pérez Rivera, a quien no le incomoda la idea de –como lo hace el Verde– ir en coalición a conveniencia coyuntural.

Si en 2017 UDC fue aliado del PAN, como ya venía haciéndolo en otras elecciones, para 2021 volteó bandera y se fue con Morena. La evolución es notable: 

En 2017 UDC obtuvo en todo el estado 4.34% de la votación, ganando su bastión histórico, la fronteriza Ciudad Acuña, al obtener casi 25 mil sufragios. Ese proceso duró sólo un año, así que para 2018 su votación disminuyó a 18 mil 173 votos.

En 2021 Lenin Pérez decidió ceder el siglado a Morena, que consiguió 25 mil 193 votos. El PRI, por su parte, en las mencionadas elecciones de 2017, 2018 y 2021 mantuvo un voto más o menos estable de entre 17 mil 400 y 18 mil 600 sufragios.

Pero la elección fue un desastre, no por el resultado sino por las consecuencias, pues, habiendo ganado Múzquiz, por ejemplo, su candidata terminó en Morena. Lo mismo sucedió con un veterano del partido, Brígido Moreno, diputado federal electo en 2021 y reelecto el pasado 2 de junio, quien se ha convertido en una piedra en el zapato de Pérez Rivera. Como ellos, el gatopardismo ha dejado a UDC famélico de perfiles, con el caso sonoro de Marcela de los Santos, la sobrina de Evaristo Lenin, que fue abanderada por Morena en Ciudad Acuña.

La relación con Morena, por la sangría y sobre todo por la exclusión de la encuesta en 2023 para la elección de gobernador, terminó apartando a Evaristo Lenin y su partido de la opción guinda que volvió a dejarlo fuera del proceso de selección de candidatos al Senado y, en un giro inesperado, UDC se alió con el PRI. Hasta ahí llegaron sus dos décadas de discurso opositor al priismo.

Las elecciones de diputados locales de 2020 lo habían dejado al borde de la pérdida de registro y debió litigar para conservarlo, agudizando su crisis en 2021 y peor aún en el 2023, cuando apenas si rebasó el umbral del 3% por una décima.

Pero en una década UDC no había caído de manera tan estrepitosa como este 2024. El pasado 2 de junio apenas si alcanzó el mencionado 1.84% de la votación del estado y, en Ciudad Acuña, registró 18 mil 123 sufragios, siendo superado por su nuevo aliado, el PRI, que por primera vez desde 2017 consiguió subir su votación para un total de 24 mil 518 votos. De hecho, si se hubiera concretado la coalición Morena-PT-PVEM, UDC sólo hubiera quedado derrotado.

Aún peor: la coalición con el PRI y PRD demandaba de UDC dos resultados de los 38: Ciudad Acuña y Sabinas. El PRI lo superó en la primera, y en Sabinas la derrota de su candidata, Zulmma Guerrero, fue inevitable: en ese municipio, UDC apenas si consiguió mil 938 votos, mientras que el ganador, el PVEM, obtuvo 12 mil 440.

PAN, rompimiento y decadencia

Hasta ahora nadie ha podido explicar a cabalidad, más allá del fenómeno que es Morena, la manera en que el PAN se redujo. De ser una fuerza electoral competitiva, que llegó a gobernar los municipios más poblados del estado, que era indispensable negociar con él en el Congreso y que estuvo a punto de ganar en 2017 la gubernatura, disminuyó en siete años a un porcentaje de votación que lo coloca en vías de extinción.

Eso sí. A nadie sorprende que la ruptura de la coalición propiciada por el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, quien hizo público el convenio de coalición de 2023 y decidió no ir con el PRI en las elecciones municipales de 2024, sea el factor que a últimas fechas tiene a ese partido en franca debacle.

La ruptura no sólo impactó el ánimo de simpatizantes y de la relación que priistas y panistas estaban construyendo no sin resquemores por las batallas del pasado, sino que puso al propio partido en aprietos para postular candidatos en los 38 municipios: en cinco ayuntamientos no los presentó.

La situación salió de control cuando panistas distinguidos, como Isidro López Villarreal, se apersonó en el acto de registro de su yerno, el priista Javier Díaz; en Torreón, la posición de Guillermo Anaya fue cautelosa, pues en ello iba su triunfo como candidato a diputado federal.

Los casos más críticos donde sí contendió se exhiben en Monclova y Torreón, donde el panismo ha sido gobierno. De hecho, Monclova era considerado su bastión, lugar emblemático porque ahí fue donde Carlos Páez Falcón logró ser alcalde en tiempos de hegemonía, el primer opositor en obtener una victoria en la entidad.

La alianza proyectaba postular para la reelección en Monclova a Mario Alberto Dávila Delgado, quien clamaba abiertamente que esta alianza se mantuviera. Pero la ruptura obligó al PRI a postular como candidato a Carlos Villarreal Pérez, quien el 2 de junio consiguió una victoria aplastante de casi cuatro a uno sobre el panista.

El caso de Torreón fue también dramático para el panismo coahuilense. En 2017 el PAN obtuvo 133 mil votos y en 2018 consiguió más de 146 mil votos. Para 2021 apenas si superó los 60 mil sufragios en la elección municipal.

Pero en este 2024 su reducción fue catastrófica, pues apenas convenció a 19 mil 400 votantes.

Ya en 2023 la tendencia era clara. El PAN atribuyó el mal resultado a la marca del PRI que ese año fue en coalición. Sin embargo, nada podía evitar observar la reducción a un dígito, pues en la elección de diputados consiguió apenas 6.17 por ciento.

La tendencia al achicamiento es notable, pues este año, contendiendo en solitario, muy apenas rebasó el ya mencionado 4%; aunque eso sí, se quedó con el ayuntamiento de Cuatrociénegas.

Minorías menores

En Coahuila, el partido naranja MC logró 4% de la votación, que equivale a 62 mil 950 votos. Aunque muy cerca del PAN, que lo aventajó por tres décimas, el resultado a detalle permite observar la inviabilidad que por el momento tiene ese partido.

De acuerdo con una revisión de los resultados, MC no pudo conseguir ni mil votos en 30 de los 38 municipios y en cinco de esos 30 municipios su votación fue literalmente nula, cero. Su presencia estatal es precaria, pues más de la mitad de la votación la consiguió en Saltillo, donde obtuvo 37 mil 265 sufragios. 

En la capital coahuilense MC llevó como candidato a un novato en la participación política, Mitchel Márquez, sin militancia ni inquietudes previamente manifestadas. Márquez es un locutor de importante presencia en la ciudad e influencer en redes sociales en las que basó la mayor parte de su campaña. Con el resultado obtenido, logró convertir al partido naranja en tercera fuerza electoral municipal.

Al filo de la perdida de registro desde hace años, el PRD apenas si consiguió 1.93%, esto es 30 mil 146 votos en todo el estado. A diferencia del PAN, el PVEM, UDC y MC, los perredistas aliados con el PRI no tuvieron ningún municipio con cero votos, pero en 14 localidades no llegaron ni a 100 sufragios.

Con esos resultados, de los ocho partidos con registro en Coahuila, seis navegarán hacia 2026 con presencias ínfimas y sin mucha expectativa de recuperación.

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Arturo Rodríguez García

Director en El Coahuilense y Notas Sin Pauta; reportero en la revista Proceso y columnista en El Heraldo de México.

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