Autoritarismo, el primer enemigo de la democracia

julio 7, 2024
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La política es complicada, más de lo que se cree
EL COAHUILENSE

Por Abraham Tobías

#DatoMamuco: El eslogan político en Italia

durante la dictadura de Benito Mussolini era: 

«Mussolini siempre tiene la razón».

La política es complicada, más de lo que se cree y va más allá de la victoria de Claudia o la derrota de Xóchitl. Definitivamente el electorado eligió, ¿bien o mal? Al tiempo.

Ojalá los pueblos no se equivocaran nunca, pero Alemania eligió un día a un loco y Venezuela a otro, sólo por citar dos ejemplos; ambos llegaron “super legitimados” y eso les hizo creer ser omnipotentes.

En otro tema:

¿Qué es el autoritarismo? Es el régimen político que abusa de la autoridad.

No se muestra hasta estar en el poder, pero hay red flags que debemos tomar en cuenta:

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La primera, el rechazo a las reglas democráticas, las mismas que permitieron a sus líderes llegar al poder; cuando no les son favorables los resultados, no los aceptan. Hay casos de apoyo militar, violencia y manifestaciones masivas, pero también apuestan a su destrucción, para crear un modelo ad hoc.

La segunda es la negación de la legitimidad de los adversarios políticos: lo describen como subversivo o contrario a la Constitución, hasta antipatriota, respondiente a intereses privados o extranjeros.

La tercera, la tolerancia o el fomento de la violencia. Se niegan a condenarla y pueden llegar a patrocinar ataques contra adversarios políticos, y justifican los hechos de esta naturaleza en el pasado o en otro país, siempre y cuando así les convenga. 

Por último, la predisposición a controlar la información, desvalorizar la contraria, exponer a periodistas y atacar a medios no paleros.

Para ser un líder autoritario no se debe contar con todas éstas a la vez, pero la presencia de las anteriores señales en lo individual o más de una, es peligroso para cualquier pueblo, aunque éste sea sabio.

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Las leyes, por más avanzadas que sean, por sí solas no garantizan la democracia, todas ellas presentan lagunas, ambigüedades o vacíos que son aprovechados para cometer fraude, y aquí el autoritarismo utiliza esas deficiencias para sucumbir a la tentación de “ganar elecciones democráticas”, o peor aún, encuentran la forma de violar la ley con impunidad y desprecio no sólo a las leyes, sino también a las instituciones.

“El pueblo soy yo y nada está por encima del pueblo”, o lo que quiere decir en palabras más simples: “Yo estoy por arriba de todo”, olvidando que las normas son creadas para regular las relaciones de los pueblos, sin ellas viviríamos (o vivimos) en la selva. 

Abusar de las indefiniciones constitucionales o malinterpretar el sentido de sus normas para no cumplir mandatos que están en el espíritu de la Constitución, es un atentado contra la democracia. Es aferrarse a un resquicio legal para no facilitar la renovación de algunas instituciones del Estado. 

Hay dos reglas claves para que una democracia funcione y no se vea amenazada: primero se debe aceptar que el adversario político tiene derecho a competir por el poder y a gobernar, y sobre todo tolerar que su aspiración es legítima; y la segunda es respetar la ley y buscar los medios necesarios para que sea respetada y no usarla para aplastar a los rivales.

La democracia es aceptar que el adversario tiene otro punto de vista tan legítimo como el propio, aunque el nuestro creamos que es mejor, y eso no lo vuelve criminal ni traidor a la patria, y si te gana, aceptar la derrota y seguir la lucha desde la oposición.

Si te cayó el saco, póntelo…

@AbrahamTobias

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