Álvaro Delgado Gómez
Latinus nació como un proyecto político y de negocios con el camuflaje de un medio periodístico que, como tal, murió en los hechos el día que revelé que sus verdaderos dueños son miembros del clan de Roberto Madrazo, el exgobernador, expresidente nacional y excandidato presidencial del PRI que personifica junto con Carlos Salinas de Gortari, su mentor y jefe, la alta corrupción política del viejo régimen.
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Publicado en SinEmbargoMX el 29 de marzo de 2021, cuando ingresé a este medio, mi reportaje acreditó con información documental y testimonial que Latinus no era una iniciativa “ajena a grupos políticos”, como falsamente proclamaba desde que nació, en 2020, y revelé la identidad de los propietarios formales y reales de Latinus, entre ellos Federico Madrazo Rojas y Alex Nickin Gaxiola, hijo y yerno de Madrazo Pintado, como este mismo lo reconoció, tratando de deslindarse de ser parte intrínseca de este proyecto político y empresarial, que está bajo investigación de la Fiscalía General de la República (FGR) por corrupción y lavado de dinero.
La “entrada” de mi reportaje decía así: “Detrás de Latinus, la plataforma que tiene como estrellas al periodista Carlos Loret de Mola y al actor Víctor Trujillo, hay un amasijo de políticos y empresarios que incluye a la exsubsecretaria Patricia Olamendi; a su hijo, Miguel Alonso, y al secretario privado del gobernador Silvano Aureoles, Marco Antonio Estrada Castilleja. Pero el poder lo tienen Federico Madrazo Rojas y Alexis Nickin Gaxiola, hijo y yerno de Roberto Madrazo Pintado, el rival político del presidente Andrés Manuel López Obrador desde Tabasco”.
Así, nacido de la entraña del clan político y empresarial de Madrazo Pintado, Latinus sólo podía ofrecer mentiras, montajes y fraudes, exactamente lo opuesto al periodismo: La búsqueda de la verdad con independencia de todo poder, sobre todo político y económico.
Hasta ahora, el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno han exhibido a Latinus mediante sus figuras públicas, específicamente Loret de Mola por ser quien le ha imputado corrupción a él y a sus hijos, pero han omitido la identidad de los verdaderos propietarios que, según la denuncia que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) presentó ante la FGR, están —ellos sí— acusados de conductas criminales.
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Al día siguiente de que SinEmbargoMX publicó mi investigación, le pregunté al presidente López Obrador si sabía que detrás de Latinus está el clan de Madrazo y respondió que sí y que también, como informaba mi trabajo, había “personas vinculadas al gobernador de Michoacán y a quien fue subsecretaria de Relaciones en el gobierno de Vicente Fox”. Aseguró que no habría una investigación contra los propietarios y sus colaboraron informativos, salvo por temas fiscales, “porque tampoco pueden tener privilegios”.
Mi reportaje incluía, en efecto, que las empresas controladores de Latinus no habían declarado fiscalmente y también sus vínculos con otras, propiedad del yerno de Madrazo, que eran proveedoras de equipo médico y medicinas de gobiernos estatales, como el de Michoacán, fuente de miles de millones de pesos canalizados a ese medio de comunicación.
Pablo Gómez, el titular de la UIF, informó la semana pasada que esta institución presentó una renuncia ante la FGR contra Latinus, el 20 de mayo de 2021, un mes después de publicado mi reportaje y cuando el titular era Santiago Nieto Castillo.
Expuso Gómez: “¿Por qué se ha denunciado a este consorcio? Por actividades de lavado de dinero y también ligadas a la corrupción. La denuncia es del 20 de mayo del 2021, entonces no es una cosa reciente, es algo que está procesando la Fiscalía General de la República porque el consorcio Latinus se caracteriza por eso con recursos públicos, pero recursos públicos ilegales. No están en los presupuestos de comunicación social ni de publicidad, sino de medicinas, de atención médica”.
Llama la atención que Gómez tampoco haya mencionado a Madrazo ni a su hijo y yerno, aunque aclaró que la investigación no involucra a los colaboradores editoriales como Loret de Mola, Víctor Trujillo, Lorenzo Córdova, María Scherer Ibarra, Denisse Dresser y Jesús Silva Herzog Márquez que, en efecto, son sólo empleados de un conjunto de empresas —es decir, de un patrón, el clan Madrazo— que han ocurrido en corrupción y uso de recursos de procedencia ilícita.
Por ahora, el gobierno de López Obrador ha tocado sólo la superficie del asunto, no el fondo. Y más aún: El propio gobierno contrató a las empresas del clan Madrazo por 382 millones de pesos entre 2019 y 2023, según la propia información difundida por Gómez. Desde que la FGR investiga, en 2021, se les han asignado contratos por más de 200 millones. Está raro el asunto.
Yo no sé si Federico Madrazo Rojas y Alexis Nickin Gaxiola, hijo y yerno de Madrazo, son lavadores de dinero, incluyendo a este último, que de acreditarse sería gravísimo, pero es de inobjetable interés público conocer que ellos son los propietarios de un medio de comunicación que somete al escrutinio y la crítica a un proyecto político, de entrada mintiéndole y ocultándole a las audiencias que es, también, un proyecto político.
Y está bien que sea crítico de ese proyecto en el poder, implacablemente crítico, pero las audiencias tienen derecho a saber que el objetivo no es informar sino, además de lucrar, combatir a un proyecto político para imponer uno propio. Eso es política, no es periodismo.
A tono con lo que está pasando políticamente en el país, Latinus es parte de la decadencia del PRI, de ese PRI de Salinas de Gortari, el constructor del modelo neoliberal que gobernó México desde 1982 y que quedó hecho pedazos en 2018 y luego este 2 de junio. La captura de ese partido por Alejandro Moreno Cárdenas —que podría presidir su partido hasta 2032– es el fin de una era en la que Madrazo —el verdadero patrón de Latinus— fue una figura de la alta corrupción y conspicuo mapache electoral.
Por último, el caso también ha hecho quedar en ridículo a personajes como Enrique Krauze, autor de la insolente afirmación de que Latinus es ahora lo que Proceso fue en los setenta. Es un escupitajo al periodista Julio Scherer García y al periodismo verdaderamente independiente.
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