Redacción El Coahuilense
Por @ARRIAGAXXXIMENA
Hemos visto recientemente al PRI siendo PRI, mostrando las formas de hacer asambleas a medida, restringiendo la convocatoria a grupos del mismo partido que, a juzgar por el Comité Ejecutivo Nacional, estaban siendo “demasiado autocríticos”, manteniendo en cambio a algunos líderes de antaño, negociando puestos, practicando herencias y compadrazgos, ignorando oposiciones, ejerciendo hermetismo, represión, viviendo del pasado, casi casi volviendo a sus épocas caudillistas.
“A balazos llegamos y los votos no nos sacarán”, dijo Fidel Velázquez alguna vez, líder priista de antaño, pero pues ahora es época de “abrazos” dizque para solucionar todo. Y aunque definitivamente la seguridad nacional está jodida por esta política, lo cierto es que ya son otros tiempos en los cuales para comprar un perfume ya no lo tienes que oler.
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Cierto, te ofrecen una fragancia, pero te venden un estatus, una imagen, una aspiración, una identidad, a veces llevada por la sensualidad y el atractivo, otras por un estereotipo, un mensaje (la mayoría de las veces exagerado y hasta surrealista) o por simple deseo. Respuesta 1.
Dinero, prestigio, seducción, autoridad… Daaa.
Aquí me tienes en modo licenciado, uniendo los puntos para ver el dibujito oculto que al parecer, en cualquier versión, es el poder, pues quien lo ostenta forma parte de los más cotizados. Está comprobado por varias investigaciones y por mis amigas, las cuales afirman: quien esté de aquel lado del escenario o podio, tiene muchísimas veces más posibilidad de ligar a alguien de este lado. Es decir, el guitarrista, el director, el gobernador, el jefe, el ponente, el maestro, el experto, etcétera, arriba de un escenario aumenta significativamente su fuerza de atracción. El poder va acompañado por un halo de superioridad y autocentrismo, que los demás admiran, envidian y hasta se someten a él, razón por la cual se vuelve tan erótico ejercerlo. Respuesta 2.
Y una vez ejercido, es difícil deshacerte de esa magia cuando termina y te vuelves un mortal común. Estudios recientes han confirmado tras la experiencia de autoridad, mayor egocentrismo, y dificultad para la empatía, te vuelves menos democrático, más “Alito” pues. Y quieres perpetuar la práctica de mandar.
Después de 70 años de gobernar sin dar cabida a la oposición, de lograr su subsistencia luego de dos elecciones presidenciales ganadas por el PAN –las cuales algunos dicen estaban pactadas– y de retomar el poder en el sexenio de Peña Nieto, el PRI no supo retenerlo y continuó su debacle hasta estos días, en los cuales todos han comentado el chismecito de la Asamblea Nacional, algunos nomás por ser tóxicos.
El domingo 7 de julio su presidente Alejandro Moreno Cárdenas cambió los estatutos, abriendo la puerta a la continuidad de su mandato de por sí ya prorrogado. Al punto de tomar su victim role para señalar el daño hecho por “los otros” a Colosio (en el 94) y a su partido forever. Y montando un discurso de arrepentimiento por su neoliberalismo, cuando en tiempo de bonanza todos alababan a Salinas de Gortari.
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Nadie sabe a ciencia cierta cuándo empezó el tricolor a desmoronarse, si justo en el año 2000 o años antes con la caída del sistema, o cuando empezaban las rebeliones a escalas municipales o estatales. Con los levantamientos sociales, el hartazgo colectivo o realmente con los cambios tecnológicos o generacionales influyentes en política, aunque sea de manera indirecta.
Buscando dónde está el problema… En los estatutos, que necesitaban modernizarse; en las bases ideológicas, desconocidas para la mayoría de sus militantes o no practicadas al momento de gobernar; en los políticos experimentados, enriquecidos hasta la madre y que ahora piensan que no le deben nada al partido; en los jóvenes convertidos en clones de sus antecesores; en la imposibilidad de un voto crítico propio, porque si no levantas la mano, cuando se espera lo hagas, te congelan, te corren del trabajo o te despojan de algún privilegio; en la gente de territorio que flirtea con un mejor postor; en los sectores y organizaciones asiéndose de cualquier color o esperanza para sobrevivir; o en el propio actuar del partido que sembró pobreza, asistencialismo y desigualdad, los cuales son ahora cosechados con creces por Morena y el presidente, quienes continúan abonando y fertilizándolos para hacer más grande que nunca esa siembra. ¿Será la única manera de gobernar un país tercermundista?
No omito mencionar que el tricolor forjó muchas instituciones, sistemas de salud, educativos, legislativos, económicos y sociales, bases de la vida misma del país, y también apostaba a la autonomía y la democracia que aún estaba en ciernes cuando le llegó la 4T y con ella el peligro de ser vulnerada con el populismo, la demagogia y el autoritarismo presidencial.
Ahora ya no es tan fácil, la gente busca match, menos poses y más autenticidad
(aunque sea prefabricada), queremos sentirnos tomados en cuenta, vistos, vinculados y con la posibilidad de elegir. AMLO lo sabe y al menos lo permite en el discurso y en algunas simulaciones, mejor preparadas que las de Alito.
Y aunque acepto lo difícil de expresar ideas abstractas, la esencia de las cosas, la realidad, o un aroma, también hoy existen más medios para hacerlo.
No puedes transmitir cómo huele un perfume a través de una pantalla, pero la idea es conectar, identificarte, a veces no es la fragancia sino lo que quieres reflejar. No es el qué, es el quién. Es mostrarte una situación o a alguien con quién te mamaría identificarte. Por eso a veces compras “viendo” un perfume.
Ahora, me pregunto si es negocio dirigir un partido. Consulto: Ximena Mata Zenteno,
consultora en asuntos públicos en Integralia Consultores, asegura: “Fundar un partido en México es un gran negocio para unos cuantos, como políticos, empresarios y sindicatos. Si logran 3% de la votación eso les asegura que el año siguiente siguen siendo partido político y con eso tienen asegurada una prerrogativa del INE, con las cuales pueden mantener sus estructuras y pagarle sueldos a las personas contratadas para trabajar en el partido político y en épocas electorales tienen dinero para financiar algunas campañas y darle a los candidatos para que puedan ser competitivos”. He ahí la respuesta, eso sin descartar la posibilidad de obtener algún escaño. Pero bueno, aceptémoslo, a todos nos cuesta soltar el drama que conlleva una pérdida, un término de un ciclo, una pérdida de poder… Es un momento fundamental de nuestro país, con resultados desastrosos, urge una oposición fidedigna y responsable que no será el PRI, si sigue en las manos de su líder actual.
Error de muchos es pensar que a las personas buenas sólo les suceden cosas buenas.
No, tanto a los buenos como a los malos les pasan cosas buenas y malas. A los priistas o a los “chairos” les toca ganar votaciones y acabar mandatos. A los partidos les toca tener “Alitos” y “amlos” en su haber. Alguna vez los mexicanos votaron por darle chanza de robar a “otros” y al parecer ellos encontraron la forma de hacerlo mejor y de quitar de su camino a toda oposición, aunque fueran sus predecesores políticos, su cuna y crianza.
Debemos entender que algunas cuestiones sí dependen de nuestras decisiones, como la vida política del país; otras, en realidad, están fuera de nuestro alcance.
La vida no es justa o injusta, no todas las cosas buenas y malas que pasan debemos tomarlas como premios o castigos, por haber hecho algo, sino como lo que son: sólo experiencias de vida. Respuesta 3.
Confieso, sí traigo en el radar una fragancia que me vuelve irracional y me induce a hacer cosas prohibidas… tlj, te digo cuál es en @ArriagaXxximena.
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