Con la segunda quincena de julio viene el siguiente paquete de cambios y como esta columna anunció hace semanas, Gabriel Elizondo sigue firme al programa Mejora, mientras que Enrique Martínez y Morales se perfila a la Secretaría de Desarrollo Social.
Hasta ahora, Martínez y Morales ha sido prudente en sus expresiones públicas, al grado de que hay quien duda acepte la designación pues se le nota entregado en los negocios familiares, especialmente, luego de que en los últimos meses estuvo inmerso en la negociación para traer la comercialización de la marca más importante del mercado chino, Dongfeng, la automotriz fundada en 1968 por Mao Zedong.
Es cierto que los negocios han mantenido ocupado al exsecretario de Vivienda quien, sin embargo, mantiene su interés en la política después de 25 años en los que la mayor parte del tiempo ha ocupado cargos en el sector público.
La foto de María Bárbara
La semana pasada, María Bárbara Cepeda reapareció. El martes hizo una entrega de apoyos en colonias y luego posteó una fotografía en aparente calma por Paseo Capital con el Palacio de Gobierno de fondo.
Los intérpretes de las señales aseguran que la excandidata al Senado y diputada con licencia ya no quiere, digamos, tomarse fotos con el Palacio del Congreso al fondo.
Acaso en los ajustes, haya cabida para la política saltillense aunque ello implique hacer algún movimiento en alguna secretaría y no de las acéfalas.
Contentillo y alarma
En la secretaría de Vivienda y Desarrollo Territorial hay alarma entre el personal, debido a que el titular, Ángel Mahatma Sánchez Guajardo, cada vez llega más tarde al despacho y con cierto humor, desmejorado.
La burocracia intenta resolver como puede los pendientes pero a veces todo se complica, especialmente, cuando se trata de un pedido de Palacio donde la tolerancia es poca a la inacción, el boato y el contentillo frecuente.
Presea Saltillo, la polémica post mortem
El cabildo de Saltillo aprobó la Presea que confiere la ciudad a sus hijos o habitantes distinguidos, aquellos que han contribuido a la construcción de la capital coahuilense.
La categoría post mortem es la que más ha dado de qué hablar, pues se confirió a la familia del doctor Eduardo Dávila Garza, finado suegro del presidente municipal, José María Fraustro Siller. El asunto está en todas las mesas de café, restaurantes y reuniones, donde las opiniones parecen unánimes en los merecimientos del extinto galeno.
Dávila Garza fue un médico con vocación social y solía atender en las zonas rurales del sureste, de ahí que muchos campesinos acudieran a la Clínica Saltillo, a buscar los servicios que les brindaba de manera gratuita. Fue alcalde de Saltillo de 1961 a 1963, pero no por eso dejó su consulta vespertina.
Cuando el trenazo de 1972, era director del ISSSTE y le tocó atender a numerosos heridos muy a la altura de un momento tan catastrófico para la ciudad –que no estaba preparada para aquello– en la organización y logística que debió improvisar aquel octubre atroz.
Hoy que la profesión médica se ha mercantilizado tanto, el ejemplo del doctor Dávila Garza justamente debe ser recordado.
El otro polémico fue Armando Guadiana Tijerina y aquí es justo advertir que el alcalde Chema Fraustro y el cabildo, galardonaron –pudiendo no hacerlo– a un opositor toda vez que se trata de quien fue su principal adversario en la elección de 2021.
Guadiana siempre fue polémico. En concreto, para la ciudad y la presea, lo que pesó fue su promotoría deportiva por la década que presidió el Club Saraperos, los años en que fue socio del equipo Panteras de Primera A (hoy, Liga de Expansión) y como impulsor taurino, así como la beneficencia al Club de Leones.
El episodio sirve para recordar que en democracia hay momentos para la confrontación política y momentos para la cabalidad entre sus protagonistas, asunto este de importancia vital en un contexto de país polarizado, donde la inquina, la descalificación y la injuria, marcan el ritmo de la discusión pública.
El arsenal de Attolini
Pocos han entendido que para mantener una agenda crítica al Ayuntamiento de Torreón, el diputado Antonio Attolini Murra se ha valido de lo que la ley mandata en materia de transparencia, las leyes y reglamentos sobre responsabilidades de servidores públicos y otras normas privadas como las de la Liga BBVA MX.
Ayer, citando El Coahuilense Noticias, Attolini volvió a poner en evidencia las limitaciones en el equipo jurídico del Ayuntamiento de Torreón, en cuanto a transparencia, por el manejo precario de las obligaciones de toda entidad pública lo que le ha permitido ir acumulando un arsenal para el resto del año.
Las respuestas a solicitudes, pudiendo ser tan simples, amplifican los cuestionamientos, que cualquiera termina dudando si algo ocultan, es políticamente deliberado o es negligencia pura.
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