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Coahuila.- En el sur de Coahuila, un pequeño cuarto de adobe en la comunidad de Felipe Ángeles se resguarda un tesoro invaluable: miles de años de historia antropológica y arqueológica. Este recinto, conocido como Museo del Valle de Acatita, alberga cerca de mil piezas que narran la vida de los primeros habitantes de la Región Lagunera.
Descubiertos en el Valle de Acatita, entre las sierras de Los Remedios y Tlahualilo, estos vestigios fueron recolectados durante las últimas tres décadas por habitantes locales.
Petroglifos, pinturas rupestres y objetos encontrados en cuevas revelan la vida nómada y seminómada de antiguas etnias, quienes dejaron huellas en forma de cráneos, huesos, herramientas de caza y tejidos de maguey y palma.
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A pesar del valor histórico, el museo enfrenta serios desafíos. Su estructura de adobe, de apenas 3 por 5 metros, muestra signos de deterioro, con vigas apuntaladas por tablas en un intento por evitar el colapso. El olor a madera vieja y tierra mojada envuelve el ambiente, donde cada objeto, desde puntas de flechas hasta restos de cerámica y cráneos humanos, cuenta una historia que el tiempo amenaza con borrar.
Los habitantes de comunidades como Tres Manantiales y Linda Vista lamentan el saqueo constante que afecta especialmente a los «chuzos», puntas de flechas valiosas que a menudo se venden a precios bajos para subsistir.
Pese a las promesas municipales de crear un museo adecuado y convertir el valle en un destino turístico, estas iniciativas no se han cumplido, dejando el patrimonio histórico al margen del desarrollo cultural y económico.
Aunque se han recibido visitas esporádicas de expertos del INAH y el Museo Antropológico de La Laguna, los restos aún esperan un análisis científico formal y una protección efectiva contra el paso del tiempo y la codicia humana.
El Valle de Acatita, hogar ancestral de diversas etnias, desde los Tobosos hasta los Apaches y Comanches, representa no solo un legado histórico, sino un potencial para el turismo cultural y de aventura. Con dunas de arena sílice y actividades como senderismo y espeleología, este lugar espera ser reconocido por su riqueza cultural y natural, antes de que su historia se pierda para siempre.
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Con información de Milenio | KC
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