Coahuila.- Un estudio reciente reveló que, en el Cañón de Fernández, un área protegida entre los municipios de Lerdo y Cuencamé, en el noreste de Durango y parte del Río Nazas, el 90% de las especies de peces son invasoras, mientras que solo el 10% son nativas
La investigación fue conducida por Gabriel Fernando Cardoza Martínez, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) y del Laboratorio de Ictiología, Ecología Pesquera y Acuacultura de la misma institución.
Cardoza Martínez explica que la introducción indiscriminada de especies como el cangrejo de río y la tilapia está afectando gravemente el ecosistema local y la biodiversidad. Estas especies invasoras, algunas de las cuales han sido documentadas desde hace 20 años, tienen un crecimiento rápido, una reproducción efectiva y una gran resistencia a condiciones adversas, lo que les permite desplazar a las especies nativas.
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El especialista menciona que las especies nativas juegan un papel crucial en el control de larvas de mosquitos, lo cual es vital para prevenir enfermedades transmitidas por estos insectos, sin embargo, la invasión de especies exóticas está llevando a una reducción significativa de la biodiversidad y alterando la calidad del agua en el ecosistema.
Las investigaciones del laboratorio de la UJED indican que hace 50 años, entre el 70% y el 80% de las especies de peces eran nativas, mientras que actualmente esta proporción ha disminuido drásticamente. En la parte baja del Río Nazas, el 80%-90% de las especies son invasoras.
La introducción de estas especies exóticas, tanto por políticas gubernamentales para incrementar la productividad como por el abandono de especies adquiridas en acuarios, está causando un costo ambiental elevado. El cangrejo de río, por ejemplo, tolera baja oxigenación y calidad del agua, condiciones que las especies nativas no pueden soportar.
Para mitigar el problema, se están promoviendo programas de concientización y educación ambiental, y se están estableciendo regulaciones más estrictas para evitar la liberación de especies exóticas en cuerpos de agua. Sin embargo, la falta de recursos y personal para la vigilancia y aplicación de estas normas representa un desafío significativo.
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Con información de Milenio | KC
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