Arturo Rodríguez García
Por Arturo Rodríguez García
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador agoniza. Después de casi seis años, su presencia permanente en la vida nacional se extingue, a un mes del relevo. El próximo domingo presentará su sexto informe de gobierno, en el zócalo.
Pocas veces puede verse con tanta claridad la aprobación tan próxima al fanatismo que ha despertado, como el encono de otro sector de la población que desaprueba su gestión.
El desempeño no ha podido someterse a un análisis riguroso. A veces, los datos indican graves deficiencias y, los otros datos, mejoras significativas. Sea en economía, seguridad o derechos políticos, los datos se presentan con una carga ideológica y, sobre todo, emotiva.
Son tiempos en los que aspirar a la neutralidad es tarea compleja. Las narrativas, la presidencial antes que ninguna, exigen simpatía incondicional; la contra pide radicalizar, confrontar a partir del insulto.
No importa que, como todo gobierno y todo gobernante, tenga claroscuros. Por eso quizás sólo el tiempo, la distancia histórica, permita aquilatar si el régimen que fenece fue un gran gobierno, uno pésimo o sólo un desempeño regular más allá de la eficacia comunicativa.
Taxco, puros “bachecitos”
Inseguridad, linchamientos, así como presiones del crimen organizado sobre transportistas y la cadena productiva regional, no han bastado para que el alcalde de Taxco de Alarcón, Mario Figueroa Mundo, reconozca la crisis en que deja al municipio.
Su gestión está marcada por algunos de los episodios más violentos que se recuerden en el que, en mejores tiempos, fue nombrado el primer Pueblo Mágico de Guerrero.
La crisis desdibuja el pasado esplendoroso de este municipio conocido por su producción y venta de plata, que hoy no atrae ni a turistas ni a inversionistas.
Muestra de la decadencia es la reciente operación en la comandancia de Seguridad Pública municipal, donde fueron detenidos policías y escoltas del mismísimo secretario de Seguridad, Cristopher Hernández Cuevas, «La Sombra», los cuales fueron sorprendidos en flagrancia de un secuestro.
Este episodio se suma a la descomposición de la administración de Figueroa que, a inicios de año, calificó de “bachecitos” los paros de transportistas, los homicidios de agentes de seguridad e incluso la alerta nivel 4 que emitió Estados Unidos para advertir a sus connacionales de no viajar al municipio.
La respuesta del edil fue irse de viaje en medio de la crisis.
Mientras se acusa al círculo cercano de seguridad de Mario Figueroa de actividades “extracurriculares” relacionadas con secuestro y sicariato, la ocupación hotelera ha ido en picada desde enero, cuando cayó a un alarmante 26.9%, muy por debajo del promedio nacional y lejos de las cifras previas a la pandemia.
Este descenso en la ocupación refleja la desconfianza y el temor que la inseguridad ha sembrado en los visitantes y aleja oportunidades apremiantes de inyección económica, necesarias para levantar las ventas internacionales que en 2023 decrecieron un 2.64%, mientras que en junio pasado apenas fueron por 208 mil pesos.
MÁS DEL AUTOR:
Síguenos en