Juan Antonio Villarreal, una navaja suiza para la escena artística

octubre 11, 2024
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Juan Antonio Villarreal

Por Dorian Arrzúa

Imaginemos una navaja suiza, famoso artefacto que, además de una hoja de acero afilada, posee una cuchilla, una sierra, tijeras, lupa, regla, pinzas, desarmador, destapador… Algo así es Juan Antonio Villarreal para la escena artística local. 

Arquitecto de formación profesional (egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, en la Ciudad de México), este hombre de 66 años originario de Piedras Negras es un autodidacta de la actuación, escribe obras de teatro, dirige y es vestuarista, dibuja y pinta… Por cierto, también ha dirigido ópera.  

Sus habilidades para las artes plásticas y escénicas no son obra de la generación espontánea, en casa se sembró esa semilla por mano de sus padres: su papá era un amante de la lectura y contaba con su propia biblioteca y su mamá amaba la poesía; así, él y sus hermanos fueron creciendo entre lecturas de poesía y otras obras literarias. 

De niño, Juan Antonio destacó por su imaginación fecunda, expresada en dibujos y diversas manualidades que se inventaba para jugar.  

Ya en la secundaria cursó un taller de artes plásticas que simplemente reforzó su aprecio por el arte. 

Y en la preparatoria fue cuando decidió estudiar arquitectura para plasmar materialmente todas las inquietudes que guardaba en su cabeza.  

Ya en la carrera, a él y a sus compañeros les exigieron consumir diferentes formas de expresión artística como el cine, teatro, pintura y danza. Los jóvenes arquitectos tendrían que nutrirse visualmente de cuanta cosa existiera.

La ópera

Sus estudios en la UAM y las experiencias recogidas en la capital del país fueron encaminando a Juan Antonio a la creación artística. 

Fue así como después de terminar la carrera de arquitectura se animó a hablar con sus padres. Adiós a la arquitectura; hola a las artes escénicas. Y en 1987 regresó a Coahuila estableciéndose en Saltillo. 

Para él fue como redescubrir su origen coahuilense. Se enamoró de la ciudad y puso manos a la obra sobre el teatro. 

De una manera orgánica se metió de lleno a escribir guiones y escaletas, también retomó la pintura y la actuación, la cual, asegura, empezó a hacerla “por un genuino interés”. 

“Nunca tuve miedo en los ensayos. La gente siempre confió en mí porque demostraba que lo hacía con pasión y compromiso”.

Sobre la actuación agrega: “No se trata de memorizar diálogos; si no de sentir al personaje y volverte uno con él. De esa manera nos podemos mimetizar de mejor manera y entregar una actuación real que logre conectar con el público e impactarlo”.

Un salto más en su carrera fue la dirección de obras y para ello abrevó conocimientos en la propia Saltillo y en la Ciudad de México. Se trata, asegura, de nunca estar satisfecho, “siempre se necesita aprender más”.

El camino lo llevó a la ópera por invitación de Alejandro Reyes. Al respecto, Juan Antonio comenta: “Cosa que jamás había hecho, pero que acepté sin dudarlo dirigiendo La serva padrona, que resultó ser una experiencia agradable y divertida que me dejó un muy buen sabor de boca”.

Atención especial, refiere, son los monólogos. Apenas en agosto último estuvo en función su obra Dicen que ya no me quieres, donde este actor de 66 años narra en primera persona las vicisitudes de la soledad. 

Compartir lo aprendido

Juan Antonio tiene claro que, así como la vida ha sido generosa con él, él debe corresponder. Es por ello que gusta de trabajar con jóvenes talentos para compartir su conocimiento. 

Así, explica, le ha escrito monólogos a otros personajes de la escena artística, como a Óscar Troyo, Chuy Cervantes, Luis Saldaña, Melissa Soto, Andrea Galindo y Mónica Almansa, con quienes también colabora en otros proyectos.

Incluso, sus colaboraciones también han alcanzado a su familia. Recuerda que en alguna ocasión estuvo invitando a su mamá, ya de 83 años, para que presentara un recital para que ella expusiera sus poemas. “Jamás olvidaré esa vez con mi madre”. 

Reflexiona sobre su carrera y lo aprendido en ella: “Una buena actuación, presentación u obra de arte requiere sentimientos. El arte en sí es sentimiento, se debe demostrar al espectador por qué se decidió salir de la comodidad de su casa y dedicarle una hora o más de su vida al teatro. Demostrarle por qué vale la pena venir a ver la puesta en escena”.

Juan Antonio se encuentra trabajando con Casa La Besana en un proyecto de teatro independiente en Saltillo y Monterrey. En marzo estará presentando una obra junto con Gustavo García, Ana Luisa Aguilar y Luis Saldaña. También está inmerso en una serie de cortometrajes para la cual escribe. 

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