Arturo Rodríguez García
Por Arturo Rodríguez García
Una de las instituciones que despiertan mayor interés es la Comisión Federal de Electricidad (CFE). A cada cambio de gobierno, o bien, relevo en su dirección, las condiciones en que se integran los equipos de trabajo resultan relevantes en tanto los recursos que ahí se ejercen, la importancia del servicio que se presta y una cierta opacidad inherente al diseño institucional, facilitan los actos de corrupción o la actuación de manera anómala.
La transición de esta temporada no es ajena a la observación. En días pasados, un grupo de funcionarios de alto nivel dentro de la empresa fue llamativo por el poder que concentran y ciertos antecedentes que, sin ser concluyentes, dejan mucho qué desear.
A raíz de los escándalos que involucran a ese grupo de funcionarios de alto nivel en la CFE, la directora Emilia Calleja ha tomado nota de la situación y, de entrada, se sabe que instruyó una revisión minuciosa, con lupa, sobre esos perfiles.
Entre los casos más destacados a revisión está Héctor Sergio López Villarreal, quien es el nuevo director Corporativo de Operaciones; el otro es Adrián Olvera Alvarado, quien ahora está a cargo de la Coordinación de Asesores.
Este columnista posee copia de los documentos que dan cuenta de las acusaciones, que a su vez se han visto reforzadas por protestas de grupos de afinidad feminista que evidencian el hostigamiento sexual y laboral que imputan a Olvera.
En tanto, López Villrreal, enfrenta señalamientos por mala gestión y abuso de funciones en la Central Nuclear Laguna Verde, donde tras varios incidentes y un peligroso incendio, se vio comprometida la seguridad.
La exhibición de esos casos dio pie a la revisión de perfiles, pero no es todo. La directora Calleja ha instruido que la revisión se extienda a quienes se sumen al organigrama, o bien, permanezcan en él, como parte del proceso de reacomodo e integración del equipo con el que se propone llevar a la CFE a un nuevo nivel, especialmente, por la implementación de las nuevas disposiciones en materia eléctrica.
La expectativa es que la nueva gestión garantice que los cambios en la Comisión respondan a la demanda ciudadana de transparencia, así como de justicia laboral y buen servicio a la sociedad.
Bendición de la CEM
Desde el arranque de año, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), ha sido particularmente crítica con diferentes procesos políticos, inclusive, electorales. Dejando de lado su habitual comedimiento, silencio o timidez en el abordaje de diferentes problemáticas, la cúpula de la Iglesia en México, ha dejado claro su interés por incidir en el debate público como un ente crítico.
De ahí que destaque la, digamos, bendición que la CEM ha prodigado a la neoleonesa Clara Luz Flores Carrales, quien acaba de ser nombrada titular de la Unidad de Asuntos Religiosos, Prevención y Reconstrucción Social.
El asunto no es menor. Dadas las posturas asumidas por la CEM, en las que ha enfatizado su interés por superar la polarización y una denodada promoción a la tolerancia que pega en el eje narrativo de la Presidencia recién concluida, la encomienda de Flores Carrales, diputada con licencia, consiste en desarrollar sinergias entre el Estado, la sociedad y las instituciones religiosas.
Se trata pues, de reconstruir la relación gobierno-Iglesia en un contexto donde la violencia y la descomposición de las relaciones sociales, es una prioridad generalizada.
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