Ciudad de México.- La noticia se compartió como un gran logro. Se presumió que Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto habían logrado construir 5 millones de casas para trabajadoras y trabajadores mexicanos.
Con el paso de los años, la noticia cambió. Lo importante ya no era el boom en vivienda sino cómo éstas zonas se convirtieron en “ciudades fantasmas”. Ahí estaban las casas, de entre 27 y 34 metros cuadrados, pero no estaban habitadas y el deterioro comenzaba a ser evidente: casas vacías, sin ventanas, grafitis, basura y falta de servicios.
De acuerdo con el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde 2010 se reconocieron 5 millones de viviendas deshabitadas en México, para 2020 la cifra aumentó a 6 millones.
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El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en su Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI) de 2020, sostiene que la cifra es de 6.15 millones de viviendas deshabitadas.
El Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo planteó como objetivo la construcción de 1 millón de casas a través del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) que tendría, además de las tareas que ya realiza, la figura de constructora para lograr la meta planteada, lo que ocasionó una serie de protestas de parte del sector empresarial.
Por ejemplo, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), José Medina Mora, aseguró que para el sector empresarial es un despropósito que el Infonavit pueda tener figura de constructora cuando obedece más a una figura bancaria de créditos hipotecarios.
Sin embargo, a pesar de las quejas, la realidad se impone. A diario, millones de personas se ven forzadas a gastar hasta tres o cuatro horas al día en transporte público para llegar a sus trabajos, lo que genera otro fenómeno conocido como “ciudades dormitorio”, que es cuando la casa únicamente se utiliza para tocar base, ya que la mayoría del tiempo se va en traslados y trabajo.
Para las generaciones más jóvenes, las que se van incluyendo en el mercado laboral, las opciones son vivir lejos del trabajo o rentar con tres o cuatro compañeros para tener una renta un poco más accesible aunque el espacio en el que se habite sea muy reducido. Comprar no es una opción dado el nivel salarial y el costo actual de una vivienda.
Pero el que haya una alta demanda de vivienda y a la par un alto número de casas abandonada, también exhibe que en su momento hubo un negocio millonario.
ALGUNOS BENEFICIADOS
Geo, Proavi, Quiero Casa, Casas de Río Verde, Grupo Constructores Tres, GI Tu Casa, Sauce, Ricasa, Covita, Quma, Sylma o Crimsa figuran entre las inmobiliarias de viviendas de interés social peor evaluadas por el indicador de desarrolladoras elaborado por el Infonavit. Esas empresas hicieron parte de su negocio en las zonas con mayores afectaciones del abandono de viviendas como en Hidalgo, sobre todo en Tizayuca, cerca del Estado de México, la capital Pachuca, Zempoala y Mineral de Reforma; Hidalgo lidera en el porcentaje de vivienda deshabitada a nivel nacional, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Vivienda.
Uno de los casos emblemáticos es el de Casas Geo, que fue la constructora de vivienda favorita de Vicente Fox Quesada. Se trata de una desarrolladora de vivienda social, integrada por grandes empresarios y ex servidores públicos.
Su plan de negocios se fincó en construir viviendas en terrenos de entre 60 y 90 metros cuadrados en la periferia, lejos de las zonas de trabajo, lo que ocasionó que hoy en día, dentro de un contexto de desorden y crecimiento descontrolado, cinco millones de viviendas estén ociosas. Se construyeron casas y más casas sin garantizar que se venderían.
Empresas como Homex, Casas Geo, Urbi, Hogar, Grupo Ara, Sare, Sadasi, pasaron de construir 10 mil viviendas a 50 mil en tan sólo cinco o 10 años aproximadamente, impactando de manera directa al crecimiento de la mancha urbana de las ciudades centrales y posteriormente, extendiéndose por casi toda la República Mexicana, describió el arquitecto Javier Sánchez Corral en el estudio Vivienda “social” en México.
Geo inició operaciones en 1973. Con los años se convirtió en la desarrolladora de vivienda de bajos ingresos líder en México y América Latina. Se involucró en todos los aspectos de adquisición de tierra, diseño, desarrollo, construcción, mercadotecnia, comercialización y entrega de viviendas de interés social y medio en México.
En 2016, produjo y comercializó 655 mil casas en las que habitan 2 millones 400 mil mexicanos. Al 31 de diciembre de 2015, el 79.9 por ciento de las viviendas que vendió Geo fue a través de créditos del Infonavit. De hecho, Geo es una de las empresas que en la última década más dinero absorbió de ese organismo. En 2014, el Instituto le dio el 97.7 por ciento de sus ventas totales. Geo se enfocó a ser contratista de Infonavit. A Infonavit, Geo le localizaba terrenos urbanizables, obtenía los permisos y las licencias necesarias, el diseño y construcción de obras.
Los fundadores de la empresa son la familia Orvañanos, entregaron la empresa luego de que ésta entrara en concurso mercantil en 2015. Tras la reestructuración, su Consejo de Administración quedó integrado por Juan Carlos Braniff, como presidente del Consejo de Administración. Como Consejeros Propietarios: Alberto Mulás Alonso, quien fuera Subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), antes de ese puesto fue Comisionado Nacional de Vivienda y miembro del gabinete ampliado de Vicente Fox, “responsable de diseñar e implementar la nueva política nacional de vivienda; ahí fundó la Comisión Nacional de Fomento a la Vivienda y la Sociedad hipotecaria Federal”; Luis Urrutia Sodi, quien trabajó 20 años en ICA; Andrés Antonius González quien fue subsecretario de Energía durante el Gobierno de Ernesto Zedillo y coordinador de planeación estratégica en el equipo de transición de Enrique Peña Nieto; Iñigo Orvañanos Corcuera; Arturo Monroy Ballesteros, que fue subdirector de Ingeniería Financiera en la Dirección General de Crédito Público y asesor de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y Ricardo Guajardo Touché, ex director general de BBVA Bancomer, miembro del Consejo del Tec y de las empresas Femsa, El Puerto de Liverpool, Bimbo, Coca Cola, Coppel y Vitro.
La Jornada documentó en noviembre de 2011 que los negocios de este estilo no fueron únicamente a nivel federal sino también estatal: “Casas Geo, Beta, URBI, Alteq Construcciones, Inmobiliaria Came y Ara, entre otras constructoras, fueron beneficiadas de estos proyectos. Fue política de los gobiernos de Arturo Montiel Rojas (1999-2005) y Enrique Peña Nieto (2005-2011), quienes autorizaron los proyectos habitacionales más grandes en la historia de la entidad. Estadísticas de la Secretaría de Desarrollo Urbano del gobierno del Estado de México establecen que en su primer año de gobierno, Montiel Rojas autorizó 370 casas en Los Agaves, municipio de Tultitlán, y 2 mil 507 en Hacienda de San José, en Nicolás Romero. El año récord fue 2004, cuando esa administración permitió 45 conjuntos urbanos para 99 mil 111 habitantes”.
Junto con Geo, las empresas como Homer y Urbi fueron embargadas por sus adeudos en 2013. Esas tres empresas mencionadas representaban el 14.4 por ciento de los créditos de vivienda nueva en 2013.
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