Con la unanimidad conseguida desde el dictamen en comisión el pasado martes y sin mayor riesgo en la –por decirlo así— elección de fiscal que se realizó ayer en el Congreso local, sólo quedaba la designación de secretario de Seguridad al relevo, que resultó favorable para el capitán Hugo Gutiérrez.
La alineación quedó finalmente resuelta por el gobernador Manolo Jiménez Salinas, quien dejó transcurrir el plazo del fiscal Gerardo Márquez Guevara –lagunero de confianza en el sexenio pasado, cuyo ciclo estaba vencido políticamente hablando— para integrar a sus propias estrellas al frente del modelo de seguridad y de todo el gabinete.
Verdad de Perogrullo en relación a la Fiscalía: siendo jurídicamente autónoma, no parece funcionar sin ser extensión del Ejecutivo.
No es que el mandatario haya dejado sueltas las riendas de la seguridad, pero a partir de hoy tiene personalidades de su confianza en la materia que, como se expuso en días pasados en este espacio, operarán bajo Fernández Montañez.
Carro abollado
Lo que llamó la atención fue el acarreo de dirigentes de colonia y agremiados de distintos sindicatos filopriístas para vitorear a Federico Fernández Montañez.
El propósito de esa acción no parece tener más trasfondo que el anquilosamiento oficioso y zalamero en las formas de hacer política que caracteriza al diputado Álvaro Moreira, quien, por su parte ¡faltaba más! se llevó su tanda de vítores.
La política priísta al estilo del siglo XX no sólo es mal vista por las sociedades contemporáneas, sino que el grupo gobernante no tiene la mejor opinión de quien la practica. Y para el caso, quien la echó a andar en este trance sólo se exhibió.
Y exhibió algo peor: la violación de protocolos del Palacio del Congreso que para el observador suspicaz no pasa desapercibida, toda vez que el acceso se relajó precisamente en el lugar donde se concentraron los principales mandos de seguridad al dejar entrar a tantas personas sin su debida acreditación y registro.
Álvaro Moreira no fue el único en los despropósitos.
El protagonismo desbordado de la diputada Edna Dávalos fue ejemplo prístino de inmadurez política que, por andar en fan, desnaturaliza la solemnidad de un acto de primera importancia para el estado en uno de los espacios más relevantes, como lo es la procuración de justicia, así como el acarreo era innecesario, también lo fue pretender callar a gritos a un opositor que estaba dando su voto a favor como lo hizo con Antonio Attolini.
Total que, tanta política de calidad para sacar el carro completo y fueron dos de casa los que lo abollaron.
Violador serial
Un agresor sexual ataca en la comunidad La Purísima, en Matamoros, Coahuila. Cinco infancias han sido violentadas por un sujeto que solía merodear en las inmediaciones de la escuela que paradójicamente se llama “El Progreso”.
La publicidad del caso fue tarea de la regidora Valeria López Luévanos, quien realizó las denuncias para detener al agresor, mientras que en la localidad las familias realizaron pintas en muros y espacios públicos exigiendo la pronta acción de las autoridades y asegurando que en Matamoros encubren al violentador.
El presunto agresor serial se aproximaba a las criaturas ofreciéndoles dulces y regalos, para luego atacarles.
Con el relevo en las titularidades de la fiscalía y la Secretaría de Seguridad, tendría que ser una prioridad y un buen comienzo.
Jericó 79-21
Anduvo muy activo Jericó Abramo Masso en la Cámara de Diputados por estos días y entre sus diferentes participaciones destacó una postura ofrecida al comparecer el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O.
La propuesta del priísta coahuilense fue que se modificara la fórmula recaudatoria de la Ley de Coordinación Fiscal.
En concreto, Abramo Masso planteó modificar el tradicional 80-20 sólo un punto para quedar 79-21, con lo que dijo habría mejor recaudación y se resolverían diferentes rezagos en los municipios y entidades federativas y en la propia Federación.
La negativa fue automática, como también lo fue a la propuesta de revisar el Pacto Fiscal a través de una Convención Nacional Fiscal.
¿Qué anda haciendo el ingeniero?
La inauguración de unas canchas remodeladas en el campus rectoría de la Universidad Autónoma de Coahuila ha dado pie a diferentes lecturas sobre el papel que juega el alcalde José María Fraustro en la máxima casa de estudios donde fue rector.
Y no sólo rector. Durante casi dos décadas, además de él, los rectores que lo sucedieron surgieron de su equipo de trabajo hasta que en 2017 llegó a la rectoría Salvador Hernández Vélez quien, sin embargo, en un ejercicio de conciliación, incluyó a chemistas en su gabinete.
Con ese antecedente, la cuestión ahora se reduce al simbolismo de que Fraustro, en su calidad de alcalde de Saltillo que patrocinó esa remodelación, acuda al acto en el entorno del Ateneo Fuente, donde incide su yerno, Josué Rodríguez y de ahí se pase a la Facultad de Jurisprudencia, que dirige el amigo de este último, Alfonso Yáñez Arreola.
La asistencia de Fraustro a Jurisprudencia es para la develación de una placa que llevará su nombre en el aula donde inició la Escuela de Sistemas cuando la fundó el propio Fraustro en 1982, pretexto este de Yáñez Arreola para enseñar un cierto músculo en el epicentro de insultantes intrigas contra Pimentel Martínez.
Naturalmente, la perversidad política no es la única explicación y, quizás Fraustro, en sus últimas semanas como presidente municipal anda en una de esas etapas en las que ya va a cualquier homenaje porque a estas alturas nadie se tragaría la idea de que en su proceder hay ingenuidad política, a menos claro, que haya confiado en su colaborador y artífice de múltiples tropiezos, Carlos Estrada.
Alfil de Cuco
Javier de Jesús Rodríguez Mendoza llegó en 2018 a la Procuraduría de Protección del Medio Ambiente del Estado de Coahuila y se quedó haciendo huesos viejos.
Alfil de Cuco Sandoval, el cacique del Partido Verde en el estado y regenteador de cargos y candidaturas casi siempre de papel, Rodríguez Mendoza es la cuota que se paga y sale cara pues, en resumidas cuentas, se trata de un funcionario sin pudor y sin recato para la omisión, hábil para granjearse la invisibilidad en la que destaca sólo por competir en el último año con Mahatma Sánchez Guajardo, el secretario de Vivienda y Desarrollo Territorial.
Ayer le dieron su repasón en el Congreso local y ni siquiera el diputado del PVEM, Jorge Valdés, salió en su defensa ante el severo señalamiento morenista del que se hizo eco hasta la bancada oficial.
Es secreto a voces que los bonos de Cuco Sandoval andan tan a la baja que ya está como el pobre Juan (aquel del filósofo Marco Antonio Muñiz) que con todos quiere quedar muy bien, aunque a diferencia del de la canción, en su caso no hacer favor y su astro político está casi muerto.
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