Horacio Rosas: “Me gusta combinar los colores y hacerlos viejos”

febrero 14, 2025
minutos de lectura
EL COAHUILENSE

Por Kristel Reyes

Saltillo, Coahuila.- Horacio García Rosas es un pintor, escultor y artista plástico mexicano, “saltillense por adopción”, que desde su niñez mostró un interés peculiar por las artes. 

El recuerdo más palpable que tiene de su pasión pictórica se remonta a cuando estaba en la primaria de la calle de Juárez y Abasolo: “Recuerdo que mis papás y mis hermanos batallaron mucho conmigo porque era muy rejego y no me gustaba la escuela, pero cuando había clases de dibujo, pintura o concursos de arte en la escuela ahí yo era excelente. Ése es mi primer recuerdo con el arte”.

Su camino en la plástica comenzó durante su adolescencia, cuando tomó la decisión de inscribirse a un taller de pintura en la calle de Hidalgo, donde conoció al pintor mexicano David Alfaro Siqueiros, quien es considerado uno de los tres grandes exponentes del muralismo mexicano.

“Cuando entré al taller éramos muy pocas personas, y yo el más chico. Entonces, todo lo que estaba pasando era como un boom. Después, Fernando, un profesor que teníamos Dionisio Cortez y yo, nos ayudó a aprender cuestiones de técnica, grabado, pintura y dibujo”, relata.

Posteriormente Horacio tomó la decisión de inscribirse en la Escuela de Artes Plásticas de Oaxaca, donde se dio cuenta de un taller enfocado en dibujo y pintura que dirigía el pintor mexicano Rufino Tamayo. 

“Justo el día que yo me regresaba a Saltillo decidí entrar a ese taller, y al llegar me di cuenta del gran trabajo pictórico que tenían muchos chavos y muchachas. Entonces, pregunté qué se necesitaba para entrar y me pidieron unos papeles. Me voy a Saltillo y después regreso a Oaxaca a iniciar mis clases”, dice.

Horacio Rosas, a sus 23 años, ingresó a ese reconocido taller que marcó su vida para siempre, pues logró convivir y crear una amistad con varios artistas de renombre como Luis Velasco, Pablo Rulfo, Arturo Enrique Zapata, Shinzaburo Takeda, Rodolfo Morales y Luis Zárate, entre otros destacados exponentes del arte mexicano.

En ese entonces, mientras Horacio permanecía en la escuela de artes, Rufino Tamayo cumplió 70 años como pintor y en la ciudad de Oaxaca le hicieron un homenaje por su trayectoria, mismo que englobaría uno de los recuerdos más preciados para Rosas.

“Cuando le hacen el homenaje organizaron un concurso en el que él sería parte del jurado calificador, y cuando dicen los resultados, gané una mención honorífica del quinto lugar en pintura. Para mí fue muy gratificante porque fue Tamayo quien me entregó el premio”.

Para Horacio, rodearse de amigos artistas “ofrece una retroalimentación pictórica y emocional”.

El arte como motor social

Horacio percibe las artes como “algo emocional que sale de adentro”, que con el paso del tiempo sirve como un intercambio entre la perspectiva del artista y la del público.

Para el artista es necesario que la gente perciba la creación como algo único. “Lo que importa realmente es que el autor le transmita algo al público, a la sociedad”.

Además de ver su trabajo como una forma de expresión o de transmitir sensaciones a la sociedad, Horacio considera que el arte también sirve como un medio para transformar conciencias, conciencias ciudadanas que ayuden a formar buenos ciudadanos. 

“Lo veo desde un punto angular donde el arte sirve para que la sociedad sea más sensible: Siento que con mi trabajo pongo un granito de arena en toda la cultura del estado y los lugares donde me he presentado”.

Su trabajo, advierte, “ha ayudado a transformar esa idea vaga de que el arte es meramente decorativo; es más, es como si fuera un libro que cuenta historias con la integración de imágenes”.  

“Es importante que las personas que nos dedicamos a esto hagamos una sociedad con buenas conciencias desde las diferentes perspectivas que lleguemos a tener”.

La no inspiración 

Para Horacio la mejor manera de enfrentarse a un lienzo en blanco es estimular la creatividad bajo un silencio total. Después, cuando llega la motivación, elige escuchar jazz. Con la música logra moldear los conceptos que ya está masticando su mente. 

“La palabra ‘inspiración’ no me gusta porque siento que no va conmigo, pero básicamente tengo música tranquila que funciona como mi motor del por qué hacer las cosas”.

Un rasgo distintivo de la obra de Horacio es el uso de materiales desgastados por el tiempo y con evidentes defectos. 

💬 | Únete a nuestro canal de WhatsApp para que recibas las noticias y trabajos destacados de El Coahuilense Noticias.

“No utilizo pinceles nuevos o pintura nueva. Lo que hago es vaciar pintura vieja en pintura con agua y agarro escobas o cosas que hagan mal el trazo de dibujo porque quiero hacer como que esté mal. 

“Yo voy al revés, es decir, me gusta combinar los colores y hacerlos viejos y luego ya sobre la superficie empiezo a trabajar y evocar formas.

“Quiero que mis obras parezcan hechas de manera imperfecta, pero con un control absoluto detrás. Ese reto me inspira”.

Entre dinosaurios y paisajes imaginarios

Hace 30 años Horacio Rosas fue parte de la Comisión de Paleontología de Saltillo, donde posterior a la prospección y excavación paleontológica su trabajo principal era la creación de la ambientación de los dinosaurios de hace 70 millones de años.

“Era armar la pieza y después hacer la ambientación de la parte de atrás. Era ponerle árboles, vegetación viva y todo lo que era el paisaje de ese entonces. Fue ahí que se me ocurrió una exposición personal de dinosaurios”.

🗞 | Suscríbete aquí al newsletter de El Coahuilense Noticias y recibe las claves informativas del estado. 

Después de su participación en la creación de toda la ambientación de los fósiles encontrados en el estado, Horacio decidió realizar otra exposición: El descubrimiento del tiempo, inaugurada el 13 de diciembre de 2024 en el Centro Cultural Casa Purcell, que refleja su fascinación por lo antiguo y simbólico.

“Son alrededor de 50 obras en pequeño y gran formato que hablan del mar de Tetis, lo que era todo el territorio del sur de Estados Unidos y el norte de México. Entonces, me dije: ¿por qué no viajar en el tiempo y crear unos barcos o veleros que naveguen por ahí, aunque no hayan existido? ¿Por qué no viajar en el sentido creativo y recrear esos barcos que naveguen por el cerro de Tetilla?».

Aunque Horacio evita encasillarse en una sola corriente artística, encuentra inspiración en artistas como Rembrandt, Da Vinci, Dionisio Cortés, Antonio Tapia y, a nivel local, Geroca, quien fue su amigo incondicional.

Actualmente, Horacio Rosas busca nuevos retos creativos que lo ayuden a llevar el arte a otros niveles.

“La importancia de lo que hacemos no radica en dónde estamos, sino en el interior de cada persona. Eso es lo rico de cómo hacer arte; el estar en constante movimiento interno te ayuda a compartir tu riqueza interior al mundo”.

TE PUEDE INTERESAR:

Síguenos en

Versión impresa

Don't Miss