Por Gibrán Ramírez Reyes
Uno hace cosas con palabras, cosas que no necesariamente dice, dependiendo de la enunciación y el contexto. Eso que uno hace con sus decires, los lingüistas lo conocen como performatividad. Hay unos decires cuya performatividad es clara: «los declaro marido y mujer», «te apuesto 500 pesos», pero hay otros cuya performatividad depende principalmente del contexto, cuya ambigüedad aumenta cuando se están violando normas morales. Si uno dice «si sigues así, te vas a morir», en cierto contexto puede estar expresando una inferencia con ánimo de advertir –por ejemplo, si se lo dice uno a un diabético entusiasta de los pasteles–; pero en cierto otro, uno puede estar amenazando –por ejemplo, si se le dice a un periodista que está haciendo una investigación sobre la corrupción de un magnate–. En ambos casos, el contexto determina lo que se está haciendo con las palabras. Nadie enviaría una nota diciendo «te amenazo: si sigues investigando el origen de mi fortuna, entonces mandaré a alguien a matarte» y la dejaría con nombre y firma, simplemente porque sería estúpido cuando existe el tipo penal de “amenazas”. Se tiene que analizar el contexto para ver si, en efecto, se anunció a alguien “un mal en su persona, bienes, honor o derechos” para que actuara o se abstuviera de actuar de cierto modo.
Dicho lo anterior, ¿La campaña de bardas que dice “Para que siga la Transformación #Es Claudia” es una serie de actos anticipados de campaña? La ley dice que acto anticipado de campaña es un “acto de expresión”, “en cualquier momento fuera de la etapa de campañas” que “llame al voto” o “solicite apoyo para contender en el proceso electoral por alguna candidatura”. Vayamos al contexto. Primero, «transformación» es una abreviatura del concepto «Cuarta Transformación de la vida pública de México», el eslogan con el que AMLO nombra al ejercicio de gobierno que él y su grupo encabezan. «Para que siga», es entonces una proposición de que el ejercicio de gobierno agrupado bajo ese concepto continúe. ¿Todos de acuerdo? En México, país donde las bardas están, los gobiernos tienen una vigencia de cerca de seis años. Se renuevan por procesos electorales y nadie ha puesto en duda que así será en el siguiente. En ese contexto se inserta el signo numeral incorporando la frase «EsClaudia». Las pintas publicitarias en bardas son un dispositivo dirigido al público en general, en este caso el público interesado en “que siga la Transformación». Con un breve análisis de contexto, de buena fe, las bardas dicen a los transeúntes interesados y capaces de participar electoralmente, que:
Para que (mediante elecciones democráticas, que suceden cada seis años y acaecerán la próxima vez el 2 de junio de 2024) siga (encabezando la presidencia y el gobierno el grupo político del presidente López Obrador, quien ha enunciado su identidad política como) la (cuarta) transformación (de la vida pública de México, la persona indicada para presentarse como candidata a suceder a AMLO) #EsClaudia (Sheinbaum Pardo, quien ha sido mencionada decenas de veces por López Obrador como su posible sucesora). ¿Es eso una solicitud de apoyo para contender en el proceso electoral por alguna candidatura sucedida en cualquier momento fuera de la etapa de campañas? Sólo ofrezco contexto, pero yo qué voy a saber. Ni siquiera soy lingüista. Ojalá tuviéramos más lingüistas en la conversación pública mexicana. Sería de enorme ayuda.
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