Por Renata Guzmán Collignon
Hace 15 años abrió en Saltillo un consultorio médico sui géneris para la ciudad; su propietaria, Mirna Yuliana Maldonado Ibarra, ha sido testigo durante esos tres lustros del pequeño, pero significativo cambio de la sociedad saltillense para tratar con profesionales los temas relacionados con la salud sexual y reproductiva.
Psicóloga especialista en educación secundaria, en formación cívica y ética, y con un posgrado en terapia sexual de pareja, Maldonado Ibarra expone que en esta urbe uno de los principales tabúes relacionados con la educación sexual es la idea de que puede ser “inapropiado” o “vergonzoso” hablar abiertamente del tema. Fenómeno que, si bien cada vez pierde fuerza, persiste por creencias culturales arraigadas, influencias religiosas, normas sociales restrictivas o, simplemente, por falta de información y educación.
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Desde su expertise, Maldonado alerta que la falta de información profesional y adecuada en materia de salud sexual y reproductiva impacta negativamente, sobre todo en los jóvenes, pues éstos, a causa de esa carencia de información, pueden enfilarse a comportamientos de riesgo y problemas de salud.
En ese contexto Maldonado reconoce que le ha sido complicado desarrollar su labor como terapeuta sexual. “Ya hemos picado piedra en Saltillo durante 15 años, tengo mi consultorio y vamos obteniendo con tiempo la aceptación de la gente”.
La especialista cuenta que en las primeras consultas que daba sus pacientes llegaban con una especie de muro mental, acudían a verla para una consulta de psicología clínica, “algo que ver con la sexualidad”, pero que, conforme se fue construyendo la confianza entre el paciente y la terapeuta poco a poco fueron tomando conciencia de la importancia de la sexualidad, “de lo que implica amar, querer y respetar nuestro cuerpo desde una perspectiva biopsicosocial”.
La conciencia sobre la sexualidad y sus derivados, explica, ayuda a las personas a comprender su propio cuerpo, sus necesidades y deseos sexuales, así como a tomar decisiones informadas sobre su salud sexual y reproductiva. Ello incluye la prevención de enfermedades de transmisión sexual, la anticoncepción y el cuidado prenatal, detalla.
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“Los pacientes no solían soltarse abiertamente, cuando comenzaban las terapias empezaban a contar otras cosas, como la depresión, después relataban que se habían peleado con su pareja y al continuar reconocían que traían muy baja autoestima: ‘tengo dificultades en la cama, no acepto mi cuerpo’, me decían”.
Cuando los problemas son de pareja, agrega la sexóloga, normalmente primero viene la mujer, “ella asiste a una sesión, acepta que el problema es de dos y después ya viene con él”.
Pero, por ejemplo, “cuando son situaciones de problemas masculinos, como eyaculación precoz, dificultades de erección, anorgasmia, etcétera, vienen solos… Tengo muchas parejas de pacientes, muchos hombres y poquitas mujeres que vienen solas”.
Hay apertura, pero…
Pese a sus 879 mil 958 habitantes, Saltillo, con más mujeres (50.2% de la población) que hombres (49.8%), tiene un déficit de expertos en salud sexual y reproductiva.
Por citar un ejemplo: de acuerdo con el Instituto Mexicano de Sexología, en su registro más reciente de 2019, ingresaron en ese año 78 nuevos estudiantes que cursaron su especialidad en sexología educativa, maestría en sexología clínica y maestría en sexología educativa, sensibilización y manejo de grupos.
De esos 78 estudiantes, la mayoría provino de la Ciudad de México (27), seguido de Guanajuato (10) y del estado de Hidalgo (seis). De Coahuila, ninguno.
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Un dato más, la ciudad de Cancún, Quintana Roo, por ejemplo, que tiene una población de poco más de 900 mil habitantes –comparable en número con Saltillo–, tiene seis consultorios especializados en salud sexual y planificación familiar; Saltillo sólo tiene uno, de acuerdo con la Secretaría de Salud en sus registros de 2022.
“La educación sexual contribuye a evitar la propagación de mitos y desinformación sobre la sexualidad. Por ejemplo, algunas culturas pueden creer en conceptos erróneos sobre la masturbación, la anticoncepción o las enfermedades de transmisión sexual, lo que puede tener consecuencias negativas para la salud y el bienestar de las personas”, expone Maldonado.
“Incluso, la falta de información clara y abierta sobre estos temas puede dificultar que las personas reconozcan y denuncien situaciones de abuso o violencia sexual, así como entender la importancia del consentimiento en las relaciones sexuales”, alerta.
Sexualidad e imaginación
Para Mirna Maldonado, las tiendas eróticas –también conocidas como sex shops– son un lugar adecuado para adquirir juguetes, artículos y accesorios que ayudan a “reencender el fuego” en una relación sexual.
“Las sex shop nos permiten crear mundos entre pareja que son muy privados y que son muy divertidos”, agrega.
Estos establecimientos ofrecen una amplia variedad de productos relacionados con la sexualidad, la intimidad y el placer sexual. Los artículos que ofertan van desde juguetes sexuales, lencería erótica, lubricantes, masturbadores, productos para la salud sexual, literatura erótica, películas para adultos, hasta accesorios y productos de dominación, sumisión y masoquismo.
Algunas sex shops también ofrecen servicios adicionales, como asesoramiento sobre productos, talleres sobre sexualidad y eventos de entretenimiento para adultos.
Estas tiendas se han vuelto cada vez más comunes en muchas ciudades y se consideran un recurso importante para aquellos que buscan explorar su sexualidad de manera segura y consensuada.
Pedro Vargas, empleado de la tienda erótica Venus en territorio saltillense, considera que aún existen barreras sobre la sexualidad, mucho más cuando se trata de una sex shop y sobre los artículos que ahí se venden.
“Aquí en Saltillo todavía es mucho tabú (sobre el sexo y los juguetes sexuales) porque siento que siempre hemos sido un ranchito… pero estamos creciendo y siento que ya empezó a abrirse más la sociedad; muestra de ello es la apertura de una de estas tiendas en la calle de Victoria.
“Cuando fui a la Ciudad de México visité grandes edificios dedicados a la venta de juguetes sexuales; un inmueble, por ejemplo, tenía diferentes pisos para diversos públicos: una planta exclusiva para caballeros, otro para damas, uno más para lencería, etcétera…”
Las temporadas fuertes de venta de estos comercios son Navidad y el 14 de febrero, aclara.
Esmeralda, empleada de la sex shop Love Bug, dice que la mayoría de los clientes que atiende son parejas maduras y hombres mayores de 40 años. “Incluso vienen más hombres y mujeres”.
Vargas agrega: “Muchas veces vienen los hombres solos por que a las mujeres les llega a dar vergüenza o pena”.
Para Mirna Maldonado, quien también en su clínica oferta juguetes sexuales “porque tengo pacientes a los que les avergüenza ir a una tienda erótica”, es importante que los padres de familia nunca dejen de educar a sus hijos en materia de sexualidad.
“Desde que comienzan a enseñarles a sus hijos a ir al baño empieza la educación sexual. Entonces, no debemos de soltar el tema porque luego dejamos de hablarlo hasta que nos urge porque ya tienen 10-12 años, y ya van en la preadolescencia y, entonces, queremos volver a agarrar y abrazar el tema, pero ya pasaron muchos años.
“Pasan los años, los soltamos y ya cuando se nos andan casando o embarazando volvemos a querer abrazar el tema”.
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