La empresa Concesionaria Autopista Monterrey–Saltillo S.A de C.V (CAMS) enfrenta críticas por el incumplimiento de mejoras comprometidas en la autopista, a pesar del aumento significativo de los peajes en 2021. Con un costo actual de 137 pesos para recorrer un tramo de 50 kilómetros, la vía se ha convertido en la carretera de cuota más cara del noreste de México.
El acuerdo con diputados locales en 2022 buscaba mejoras en la seguridad vial, incluyendo medidas como la colocación de retornos de emergencia, ampliación de acotamientos, adecuación de pantallas de alerta y la instalación de ballenas plásticas cada cinco kilómetros. A pesar de las promesas, estas mejoras no se han materializado.
La empresa realizó algunas modificaciones, como cambiar la ubicación de las casetas de cobro y construir ampliaciones y viaductos en ciertos tramos. Sin embargo, las condiciones adversas persisten, especialmente en el tramo entre La Gloria y Rinconada, donde eventos de reblandecimiento del talud de la sierra Madre provocan cortes de circulación.
A pesar de los esfuerzos para mejorar la visibilidad con la instalación de luminarias LED y letreros luminosos, se evidencia falta de mantenimiento, ya que no todas las luminarias funcionan correctamente, y muchas bieletas luminosas han dejado de operar. Además, elementos de la Guardia Nacional revelaron que el protocolo de cierre se aplica solo a petición de las autoridades y no por decisión de la empresa.
Aunque se colocaron más de 120 luminarias para mejorar la visibilidad, no todas operan por las noches, y las bieletas y pantallas de advertencia no reciben el mantenimiento adecuado.
La infraestructura, como teléfonos, tanques de agua y basureros, está deteriorada o es inexistente en varios tramos.
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