Por Ana Castañuela
Saltillo, Coahuila.- Faltaban una hora para que dieran las 16:00 – hora a la que se convocó una de las marchas feminista de este año- y una agrupación de mujeres vestidas de negro y encapuchadas ya habían cerrado el boulevard Venustiano Carranza y la Avenida Universidad a la altura del Tecnológico de Saltillo, una de las principales vías de tránsito de la ciudad.
Treinta minutos después el boulevard iluminado por el candente sol de la tarde comenzó a llenarse de mujeres con pañuelos y prendas moradas, además de pancartas y banderas con el símbolo feminista.
Con ayuda de sus megáfonos y sus voces imponentes las encapuchadas comenzaron el acomodo de los 5 diversos bloques: al frente los familiares de víctimas de feminicidio y desaparecidas; seguían las maternidades e infancias; después las personas con discapacidad y movilidad limitada; detrás iba el bloque separatista y la batucada; terminó el bloque transincluyente.
Finalmente y después de casi una hora de esperar bajo los rayos del sol y el acomodo de cada bloque, a las 16:30 horas el primer contingente avanzó por el boulevard, rumbo a la Plaza Nueva Tlaxcala ubicada en la calle Ignacio Allende, en el centro de la ciudad.
Mientras las miles de mujeres vestidas de morado, verde y negro avanzaron, la calle se inundó de gritos, y la mezcla de diversas consigas como: “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la de la gente” y “la policía no me cuida, me cuidan mis amigas”, comenzó a llamar la atención de civiles que atentos observaron y con su celular en la mano capturaron la manifestación.
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Cuando los contingentes pararon, algunas salieron y aprovecharon para con latas de pintura en aerosol de color negro, verde, rosa y morado plasmar frases diversas. “Fuimos todas” y “Somos la voz de la que ya no están”, se leía en las paredes.
La ciudad se pintó de morado; avanzaron alrededor de 1 kilómetro, y en el puente desnivel de V. Carranza y Francisco Coss, antes de llegar a Allende, entre el eco de los gritos eufóricos y el sonido de los tambores un grupo de mujeres repartía pintura para dar color a las manos de las que se acercaban a ellas, para luego dejar su “huella” de color morado intenso plasmada en las paredes de la infraestructura vial.
Ya en Allende, el fuerte ruido de unos motores se hizo presente. El contingente se partió a la mitad, unas por la derecha y otras por la izquierda, para entre bullas dar paso a un grupo de aproximadamente 20 mujeres en motocicleta.
Nuevamente se integraron y avanzaron un poco más; después de 2.3 kilómetros recorridos el primer bloque logró tomar la Plaza Nueva Tlaxcala ubicada entre la calle de Ignacio Allende y Benito Juárez, atrás del Palacio de Gobierno.
Casi una hora y media después, todos los bloques lograron establecerse en la plaza, muchas ya con dolor de rodillas de tanto brincar porque “si no brincan son machos”.
Se hizo un pequeño círculo alrededor de una tarima que ya se había colocado ahí con unas horas de anticipación, y dio inicio el “micrófono abierto”, en el que más de 15 mujeres hablaron.
Muchas con impotencia y otras entre lágrimas expusieron sus casos de violencia, los de sus amigas y los de su familia; en respuesta, las mujeres que las rodeaban gritaban “no estás sola”.
Mientras esto ocurría, la iconoclasia dio a lugar en la fuente de la plaza, y las figuras de un indio tlaxcalteca, un español, un franciscano y una niña, se llenaron del símbolo feminista en colores negro, rojo, morado, rosa y verde.
A la par, algunas otras vistieron las paredes y el piso de la plaza con “grafitis”, carteles e ilustraciones diversas.
A un costado de la fuente otras colocaron el “tendedero”, en el que un grupo de mujeres recibió las fotografías de agresores y feminicidas que se les entregaron, y con cinta las colocaron entre varios pedazos de hilo que colgaban entre dos luminarias.
El cielo, con un tinte de color azulado y naranja, dio fin a la manifestación, cuando al unísono las madres, abuelas, tías, estudiantes, infancias y mujeres en general cantaron a todo pulmón la “canción sin miedo”.
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