Sabinas, Coahuila.- A un mes de que 10 mineros quedaron atrapados en un pozo de carbón en Sabinas, Coahuila, sus familiares los despidieron con una misa privada en el lugar del accidente, donde durante semanas se montó un campamento mientras se realizaban las primeras maniobras de rescate.
Vehículos del Ejército se encargaron de llevar a los familiares hasta el sitio, afectado por las recientes inundaciones. Vestían de blanco, portaban las fotografías de sus seres queridos y un globo blanco que soltaron al cielo al término del oficio religioso, al que también acudió la alcaldesa de Sabinas Diana Haro.
«El mensaje es que este lugar no se debe tomar como una tumba, sino como la esperanza de que van a ser rescatados y entregados a sus familias”, expresó el sacerdote Teodoro Durán, quien hizo hincapié en que ahora están en paz, al contrario que hace un mes, cuando prevalecía el miedo, la angustia, el terror, la preocupación y la impotencia.
La Iglesia católica ha propuesto a la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, que se coloque una capilla y un memorial del Cristo Minero para honrar no sólo a los 10 trabajadores que murieron en El Pinabete, sino también a todos los que han perecido en las minas de Coahuila, especialmente en la Región Carbonífera.
El 3 de agosto pasado la mina El Pinabete se inundó con agua de la mina contigua, que llevaba décadas abandonada, y tras semanas de intenso bombeo, supervisado y coordinado por Protección Civil federal, no fue posible bajar los niveles de agua lo suficiente para entrar a rescatar a los mineros que quedaron atrapados.
Ahora, en una nueva etapa, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha designado a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para que se encargue de los trabajos a cielo abierto para intentar recuperar los cuerpos, lo que tomará entre seis y 11 meses.