Cuando la Iglesia encubre los abusos

mayo 12, 2024
minutos de lectura
Iglesia encubre abusos
EL COAHUILENSE

Por Ethel Arredondo

Torreón, Coahuila.– “Una de las señales para detectar a un agresor sexual infantil es su inconsciente necesidad de estar cerca de menores, que surge debido a su patología. Por lo tanto, para fomentar una cultura eficaz de prevención, es fundamental que, en cualquier interacción de un menor con un adulto, siempre exista supervisión por parte de los padres o cuidadores”. 

El mensaje anterior lo lanza alguien que sabe de lo que habla: el psicólogo Jesús María Ávila González, con maestría en Psicología Criminal, miembro del Colectivo Nacional de Spes Viva y desde hace cinco años dirigente de la asociación civil Psic. Laguna Fuerte.

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En entrevista con El Coahuilense, Jesús Ávila –quien lleva al menos un lustro investigando sobre pederastia clerical– lamenta que sacerdotes señalados directa y públicamente por su víctima continúen a cargo de parroquias. Señala específicamente el caso del sacerdote Jorge “N”, quien continúa sus labores en Torreón pese a ser acusado de abuso sexual por su víctima, David Pérez Ortíz. 

Jesús Ávila estudió un año en el Seminario Santa María Reina de Torreón. En ese lugar fue testigo en 2015 de un caso de pederastia por parte de un sacerdote. En 2019 organizó el Primer Foro Nacional de Pederastia Clerical por la Cultura de Prevención, celebrado en esta ciudad; fue ahí que decidió iniciar la integración de Psic. Laguna Fuerte.

–¿Cuál es la misión principal de su organización en la lucha contra el abuso y la defensa de los derechos de las personas afectadas? –se le pregunta.

–La asociación la fundé para dar atención psicológica a bajo costo a personas que lo necesitan. En su objeto social está la atención psicológica y la educación; es por eso que yo, de manera personal y por medio de la asociación, me he dedicado estos cinco años a dar pláticas, conferencias y talleres sobre prevención de abuso sexual infantil. 

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“Recientemente, ya con la cuestión de la maestría, si el objetivo de la clase lo permite, les explico a los estudiantes de psicología sobre el fenómeno de la pederastia clerical; como cuál es el perfil psicopatológico de estos agresores. Y eso es lo que realizo”. 

El peso de la Iglesia 

–¿Qué desafíos enfrenta su asociación al intentar proteger a las víctimas y asegurar que se haga justicia?

–Ciertamente es la cuestión del encubrimiento. Principalmente la Iglesia católica sigue encubriendo los casos. Pese a que con el papa Francisco ha habido un poco más de movimiento en cuanto a la publicación de documentos, de líneas de acción o de protocolos, pues la verdad es que no se llevan a cabo. Es decir, Roma o el Vaticano sí hace los documentos, los manda como decretos o modifica el Código de Derecho Canónico, que es para ellos como los códigos civil y penal o la Constitución Política de México; pero pues una cosa es el papel, ya en la realidad las diócesis, los obispos o los superiores de congregación no aplican las normas. Entonces, creo que eso es a lo que nos enfrentamos: el encubrimiento sistemático de la institución. 

Jesús Ávila forma parte del Colectivo Nacional Spes Viva, organización que nació en 2022 después del Segundo Foro Derechos de la Infancia ante la Pederastia Clerical, celebrado en la Ciudad de México. Al final de este evento los participantes se propusieron caminar en conjunto; es decir, coordinados para ampliar y hacer efectiva la defensa de los derechos de las víctimas de la pederastia clerical, conseguir justicia y prevenir más casos. También forma parte del Colegio de Profesionales de la Salud Mental de México.

Ante la pregunta sobre los casos que atiende en materia de pederastia clerical, responde: “De manera personal he estado escuchando testimonios. Tengo el testimonio de un chico, un adulto ya, de Chihuahua. Me contactó una persona de Jalapa, Veracruz, recientemente. En Torreón yo fui testigo de un caso y tengo conocimiento de otro, aparte del que se denunció recientemente contra David Pérez. También, recientemente me estoy informando sobre un caso en Ciudad Juárez.

–¿Qué consejos o recursos ofrece su asociación a las personas que han experimentado abuso y buscan apoyo?

–Ha sido apoyarnos más bien con asociaciones y con colectivos más que con instituciones de gobierno, porque la verdad no hay nada de justicia en este aspecto. En lo personal ofrezco pláticas de prevención de abuso en las mismas asociaciones que me invitan o en instituciones educativas. Gente que se contacta y que me comparte que fue víctima o que dice conocer un caso. Los escucho, recibo la información, me asesoro con el colectivo o con otras personas, llámese abogados o demás, para dar un seguimiento al acompañamiento para la víctima.

–¿Cuáles son las barreras más comunes que las víctimas de abuso enfrentan al buscar ayuda o reportar agresiones?

–Creo que es precisamente el peso que tiene la propia institución católica en México: somos el segundo país con más católicos, pero a la vez ocupamos el primer lugar en abusos sexuales infantiles. Esa es una de las barreras, el señalamiento, el que no les creen, el que no hay instituciones que verdaderamente los escuchen. 

“Personalmente me tocó ir a la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia (Pronnif) de Coahuila a interponer una denuncia por un sujeto que porta y distribuye pornografía infantil y nos atendieron muy mal. Yo en este caso no era víctima y percibí los malos tratos, nos interrumpían constantemente porque como en la misma oficina estaba la copiadora, nos hicieron malas caras, no redactaron bien el documento. No hay protocolos de atención a víctimas”.

Danza de cifras 

La Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) refiere que el artículo tercero de la Convención sobre los Derechos del Niño establece que México, como Estado parte, está comprometido “a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar” y que debe adoptar “todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual”.

Sin embargo, en México se han reportado más delitos contra personas de 0 a 17 años de enero a marzo de 2024 que durante el promedio de los mismos meses de 2015 a 2023, de acuerdo con las cifras de incidencia delictiva del fuero común del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

En particular, estos cinco delitos contra niños y adolescentes se han incrementado en el país entre 2023 y 2024. De acuerdo con las cifras de enero a marzo de cada año, la corrupción de menores pasó de 547 a 593 casos (un incremento de 8.4%), los feminicidios de 20 a 23, los raptos de 18 a 28, el tráfico de niños y adolescentes de uno a nueve y la trata de personas de 84 a 85.

Si se comparan los delitos contra niños y adolescentes cometidos en el país durante los meses de marzo de cada año, marzo de 2024 se coloca como el segundo con mayor cantidad de dichos delitos (tres mil 306) desde que comenzó el registro en 2015.

Jesús Ávila lamenta estas cifras, pero aclara que en ellas no están considerados cientos y cientos de casos más que no se denuncian por temor a que sus familias no les crean o que, como sucede con la Iglesia católica, simplemente no se haga nada. 

–¿Cuáles son los pasos clave que deben tomarse a nivel comunitario y gubernamental para abordar eficazmente el problema del abuso sexual infantil?

–Creo que la Iglesia católica aprende con presión y con más presión: la presión social, la presión de los medios. Por eso yo he buscado medios, que periodistas me ayuden con investigación (…) simplemente esta entrevista (ayuda). Y no es para visibilizarme yo, sino para lograr que más gente se anime, denuncie, la acompañemos y este fenómeno disminuya o al menos que las víctimas reciban atención. Y es que por el simple hecho de que el agresor pertenezca a la institución de la Iglesia católica, la propia institución debe de darle la atención psicológica y legal a la víctima, pero no es así.

–¿Qué cambios legislativos o políticos considera necesarios para mejorar la protección de las víctimas de pederastia clerical?

–Primero que nada, que no prescriba el delito de pederastia. Creo que ya hay una ley aprobada y que ya no prescribe. Luego, que en México se cree una Comisión de la Verdad para los delitos de pederastia cometidos por sacerdotes. Ya la tienen Chile, Colombia, España y Francia. Incluso la Conferencia del Episcopado en Francia financió la Comisión de la Verdad para que saliera la luz toda esta información. Es una vergüenza que en México no se haga eso. Es una vergüenza que Luis Martín Barraza Beltrán (obispo de Torreón) oculte los delitos. Es muy estúpido escuchar las declaraciones del obispo Barraza donde dice que pues ya en la Diócesis de Torreón se sabía del caso (del sacerdote Jorge “N”) desde 2012. No inventen: están diciendo que tienen 12 años como diócesis, desde 2017, enterados que ese fulano era agresor sexual y no hicieron nada. 

Se pregunta: “¿Hasta cuándo mandaron la información a Roma? ¿Por qué está diciendo el obispo Luis Martín que está esperando respuesta de Roma?; No es cierto… Las medidas cautelares ya están dictadas en documentos que emitió el papa Francisco. Se le debe de retirar de las funciones de sacerdocio al sujeto hasta que la investigación termine. ¿Y por qué el sacerdote Jorge “N” sigue en la parroquia? ¿Por qué los otros dos a los que (la víctima David Pérez Ortíz) denunció también siguen en parroquia? Entonces, por qué del caso que yo fui testigo siguen en una parroquia”.

“El enemigo duerme en casa”

Un análisis realizado por el Consejo Cívico de las Instituciones indica que en el último semestre de 2019, en vísperas de la pandemia de covid-19, un total de 116 mil mujeres enfrentaron alguna situación de violencia sexual en la Zona Metropolitana de La Laguna.

Tres de cada diez mujeres sufrieron violencia. Esto equivale a que cada dos minutos sucedió un evento de esta naturaleza contra las mujeres. Sin embargo, la mayoría no fueron denunciados.

“Si contrastamos con los casos que remotamente llegaron a denunciarse relacionados con la libertad y seguridad sexual, como el abuso sexual, el acoso sexual, incesto, hostigamiento sexual o hasta incluso las violaciones, apenas llegaron a iniciarse 350 carpetas de investigación. Esto implica que 99.7% de las víctimas no denunciaron”, refiere el CCI en su análisis titulado El enemigo duerme en casa.

Los casos aumentaron 40% en 2019 y la mitad de éstos estuvieron relacionados con edades de 15 años o menos y en más de 80% de estos delitos de violación en menores de 15 años, el imputado fue un conocido, particularmente en tres de cada diez casos resultó ser el padrastro. El 90% ocurre en el ámbito privado.

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