Por Christian Luna
Nery Neftalí preparaba el terreno a la orilla de un arroyo en la ciudad de Saltillo para construir su propio tejaban para su esposa y sus hijas. Después de unos minutos de comenzar, un dolor en el estómago lo paralizó. En un hospital de la capital coahuilense los análisis no traían buenas noticias… Los médicos le diagnosticaron cáncer terminal.
Hace más de un año esta familia guatemalteca llegó a la urbe mexicana; primero rentaba un departamento pequeño en la colonia Bellavista, pero a causa de la falta de empleo, al precio de las rentas y las desventuras económicas decidieron buscar un terreno para vivir y lo encontraron en una de las zonas más marginadas de Saltillo: Morelos Quinto Sector. La familia de nueve integrantes sobrevive en un tejaban prestado esperando a que las cosas mejoren.
“Estábamos viviendo en Bellavista, pero como no alcanzamos a pagar la renta una señora nos trajo al tejaban prestado. Después la señora Santos nos proporcionó un lote, pero como no tenemos los recursos, pues no podemos hacer nada. Y con eso de que él (su esposo) cayó en esa enfermedad del cáncer, pues todo se vino abajo. Me está costando demasiado”, lamenta Onelia.
Guatemala terminó el año 2022 con tres mil homicidios, de acuerdo con la Policía Nacional Civil (PNC) de la nación centroamericana, una tasa alrededor de 17 homicidios por cada 100 mil habitantes, cifras que los colocan entre los países más peligrosas de América Latina y el Caribe, indican las proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística de ese país.
Onelia y sus siete hijas vivían con el temor de convertirse en víctimas de ese contexto criminal. Según ella, los asesinatos ocurrían a diario en Tierra Caliente, entidad de Quiché, departamento guatemalteco que durante el primer semestre de 2022 estuvo entre los que sufrieron mayor incremento de homicidios, de acuerdo con medios de comunicación locales.
Fue justo durante este semestre violento que la familia decidió huir de su país, después de sufrir persecuciones, amenazas y que una de sus hijas mayores fuese víctima de violencia sexual. Para esta familia su anhelo no se encontraba en llegar a Estados Unidos, su objetivo siempre estuvo sobre el norte de México.
Durante la visita de El Coahuilense a la vivienda de la familia guatemalteca las siete niñas se encontraban en el terreno; la más pequeña, que apenas sabe caminar, juega con sus juguetes sobre la tierra.
“La mayor tiene 18 años, tengo una que tiene 17, le sigue otra de 13, después una que tiene 11, otra que tiene 10, una que tiene cuatro y una de un año siete meses”, explica Onelia.
La hija mayor también padece problemas de salud. En Guatemala perdió uno de sus ojos en un accidente y a diario sufre migrañas; la niña que cumplió sus 17 años fue quien sufrió una agresión en su país y la causa por la cual decidieron migrar.
En los últimos años la Comisión Económica para América Latina y el Caribe advirtió que en esta parte del continente se ubican 14 de los 25 países del mundo donde más se cometen feminicidios, además sólo en dos de cada 100 casos los agresores son enjuiciados.
“Nosotros venimos de Tierra Caliente. Hay mucha gente que vive en casas de nylon. Hay mucha pobreza. Segundo tras segundo matan a las personas y, por uno que la deba, pagan los que están alrededor para que no digan nada. Es muy violento. Es muy feo para vivir”, dice Onelia
La cuarta entidad con más residentes migrantes
Con ayuda de las personas esta familia centroamericana logró moverse de lugar en lugar desde que partieron de Tierra Caliente. Primero cruzaron el Ceibo, zona de la frontera entre México y Guatemala controlada por el narco y los traficantes de personas.
Después llegaron a Tabasco, donde los nueve vivieron tres semanas en la calle.
Ya en territorio mexicano presentaron los documentos de las denuncias interpuestas en Guatemala por amenazas y violencia; lo hicieron ante la Agencia de la ONU para los Refugiados con el propósito de llegar a la Ciudad de México.
“Nosotros no venimos como las demás personas que van para el otro lado (Estados Unidos). Nosotros no traíamos ese rumbo, y gracias a la ayuda de Dios y las personas nos quedamos aquí”, explicó.
A inicios de 2023, de acuerdo con la Secretaría de Gobernación de México, por conducto de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP), las principales entidades federativas donde se realizó la detección de extranjeros en situación migratoria irregular fueron: Chiapas, con 41.3%; Tabasco, con 9.3%, y Coahuila, con 8.8 por ciento.
Ese mismo año Coahuila fue la cuarta entidad a escala federal con extranjeros documentados con la Tarjeta de Residente Permanente, otorgado a mil 795 personas. Está por debajo de Chiapas (11 mil 797), Tabasco, (dos mil 764) y Nuevo León (dos mil 008 nuevos residentes).
De acuerdo con datos sobre Documentación y condición de estancia en México sobre los extranjeros con Tarjeta de Visitante por Razones Humanitarias, en 2022 Saltillo otorgó dicho documento sólo a 235 migrantes de Centroamérica.
De enero a octubre de 2023 el Instituto Nacional de Migración entregó un total de 138 mil 492 documentos migratorios sólo en Chiapas, una de las zonas con más flujo de migrantes en la frontera sur, de los cuales 83 mil 991 corresponden a Tarjetas de Visitante por Razones Humanitarias, 50 mil 862 a Tarjetas de Visitante Regional y tres mil 639 a Tarjetas de Visitante Trabajador Fronterizo.
Decía que estaba “empachado”
Morelos Quinto Sector se encuentra en una de las colonias de alta marginación, identificada así por el Consejo Nacional de Población durante 2010; 13 años después más de 30 familias viven en tejabanes, carecen de servicios básicos, pavimentación y viven a la orilla de un arroyo, como lo dio a conocer El Coahuilense en su edición 26.
En el tejaban donde la familia de Onelia y Nery pasan los días apenas caben las pertenencias de todos. Cocinan sobre la leña, afuera de la choza. La ropa de las menores se seca bajo el sol del mediodía.
Onelia nos muestra los avances que realizó Nery para comenzar con su propio tejaban mientras él se recuesta en la tierra, colocando sus pies sobre una silla y con las manos detrás de la nuca. “Así se siente menos el dolor”, dice.
Nery trabajó en un supermercado al llegar a Saltillo. Tenía una molestia en la boca del estómago. Poco a poco fue aumentando hasta que el dolor lo dejó inmóvil sin poder terminar su propia choza. Se trataba de un tumor en el colón, que le avanzó al esófago, el hígado y ahora lo tiene en la sangre.
Gracias a las amistades que hizo en este trabajo fue que la familia pudo pagar las cuentas de los análisis en el Hospital General de Saltillo, y ahora es atendido en el Hospital Oncológico.
“Ya no pudo regresar al trabajo porque vino muy grave, ya no podía caminar. Las vecinas me llevaron aquí a la Cruz Roja. Fue en Bellavista, cuando teníamos cinco meses de estar aquí, que él empezó a decir que estaba empachado”, explicó la mujer.
La familia busca terminar su tejaban. Con la enfermedad de Nery todas se encuentran preocupadas. Onelia tiene suficiente trabajo con estar al pendiente de sus hijas, que ahora cursan la primaria en una escuela cercana al arroyo.
Necesitan láminas y madera para colocar el techo. Onelia nos lleva hasta la zanja que días atrás Nery comenzó. El frío en esta zona de Saltillo es más intenso que en el resto de la ciudad, según los vecinos. Desde esa altura se puede ver el resto de la capital estatal. Confían en la “generosidad de la gente” para salir a flote.
TE RECOMENDAMOS LEER: