Por Mariana Santos
¡Yo si le voy, le voy al sarape!, gritan eufóricos los aficionados del béisbol al ritmo de las matracas y tambores que la batucada hace sonar para animar al público.
La porra se detiene por un momento y se comienza a escuchar la canción de “Suavecito” de la cantante y conductora mexicana Laura León.
Voy a cantar suavecito
(suavecito, suavecito),
Para llegar a tus oídos,
(suavecito, suavecito)
Una persona del público empieza a bailar. Una cámara lo enfoca y sus pasos de baile se despliegan en la gran pantalla del estadio. Los espectadores comienzan a aplaudir y a animar al bailarín al compás de la canción.
Es La Chaca, que con sus pasos de baile y simpatía anima a los Saraperos de Saltillo en su estadio de beisbol.
Se llama Julio Sena, tiene 43 años y es originario de Saltillo. Su sobrenombre proviene del narcocorrido “La Chaka” de la agrupación Los Capos. La canción describe a una mujer imponente y adinerada que las personas reconocen o admiran. Dice que cuando la escuchó, le gustó su significado, a pesar de que no se siente identificado con esa melodía.
Cuenta que un día se encontraba en su casa. Estaba impaciente y aburrido. Sus amigos lo invitaron a un partido de Los Saraperos. Aceptó, pero le tocó estar en el área de enumerados, donde el ambiente no es tan ruidoso y alegre. Observó la zona de bleachers, donde el público es bullicioso. Se identificó con ese ambiente y se cambió de lugar.
En otra ocasión la porra estaba presente y La Chaca, entre broma y broma, comenzó a bailar con ellos las canciones “Mueve la cola” y “Suavecito”. La cámara apuntó hacia él. La audiencia beisbolera quedó encantada.
Al llegar a su casa, su madre le comentó: “¡Chaca! ¡Chaca! Te vi en la tele”.
Julio Sena se había convertido para los saltillenses en La Chaca. Una fama que no esperaba.
Desde ese año de 2007 comenzó a ir diariamente a los partidos de Los Saraperos. Se sentía cómodo en ese ambiente. Sabía que al finalizar el himno del equipo, le tocaba dar su show. No sólo el publicó lo conocía, también los beisbolistas. Después de un partido, el jugador José El Mambo Lima se le acercó y le dedicó unas palabras de agradecimiento por su buena energía.
Comenta que dentro del béisbol no fue objeto de prejuicios por su sexualidad. Dice que los aficionados fueron con él respetuosos. Expresa que si en algún momento hubo algún comentario de burla, él lo evadió.
Actualmente ya no asiste continuamente al estadio, pues la porra ya no es la misma y ésta ya no baila al ritmo de la música.
Julio Sena estudió hasta el bachillerato. Desde joven comenzó a trabajar como florista y ya no tuvo interés por regresar a la escuela. De hecho, inició su propio negocio: La Finca, que vende flores, follajes y decorados para fiestas y eventos. Lleva más de 20 años ofreciendo ese servicio.
Julio y La Chaca son dos personalidades completamente distintas, afirma. El segundo “es un personaje que la gente conoce: amanerado, bailador, tomador, que se echa sus tragos, que es divertido; creo que así es La Chaca. Si es diferente cuando estoy en una fiesta, que cuando estoy en mi trabajo”, comenta.
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