Fuera de la ley, la persecución contra consumidores de marihuana
Por Valeria Cämun
La persecución judicial y el estigma social se mantienen sobre los consumidores recreativos y medicinales de la mariguana pese a que hace tres años se concretó su despenalización.
Esa situación prevalece en un país ambivalente, con leyes que no tienen reglamentos, con permisos que requieren amparos y con trabas burocráticas redactadas como trampas, en los que el consumidor debe hacer malabares para ejercer su derecho sin caer en un vacío legal que pueda llevarlo a la cárcel, sobre todo cuando se trata de un asunto social y “moralmente negativo” como el uso de la marihuana, advierten impulsores de la sustancia.
Fue en 2021 cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) invalidó la prohibición absoluta contenida en la Ley General de Salud, para realizar actividades relacionadas con el autoconsumo lúdico del cannabis y THC (en conjunto, conocidos como marihuana), al considerar que restringe el derecho al libre desarrollo de la personalidad de los consumidores.
Sin embargo, al día de hoy, las corporaciones policiacas locales siguen persiguiendo y extorsionando a quienes aparentan tener “pinta de marihuano”, como peyorativamente les llaman.
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Por eso, tres jóvenes profesionistas, consumidores por diferentes razones, decidieron crear el movimiento Saltillo 420, para defender, difundir y promover los derechos de las personas que consumen cannabis.
Javier Alejandro Pérez Zamora, abogado con 15 años de experiencia y uno de los fundadores del movimiento, explica la urgencia de dar a conocer a la población que no es ilegal consumir hierba, en cualquiera de sus presentaciones; y que para sembrar, cultivar, cosechar, preparar, poseer y transportar la planta, se tiene que contar con un permiso emitido por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) como mero trámite administrativo que involucra tiempo, dinero y mucha paciencia.
“La Cofepris nos otorga esto para poder cultivar, pero la Suprema Corte de Justicia nos lo otorga como un derecho fundamental del ser humano, que es el libre desarrollo de la personalidad; dice el principio del derecho: lo que no está prohibido está permitido”, detalla. “Fumar no está prohibido hoy en día, desde 2021 que la Suprema Corte lo puso como un derecho, entonces no sólo no está prohibido, sino que viene reglamentado como un derecho constitucional el cual debería respetarse, pero lastimosamente no se hace”.
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El hostigamiento arbitrario por parte de las autoridades y el señalamiento ominoso de la sociedad son dos males que deberían ser erradicados. Sin embargo, en una ciudad conservadora como Saltillo los consumidores están supeditados a las creencias individuales y no a sus propias libertades.
“Sí seguimos siendo detenidos, sí seguimos siendo vinculados, sí seguimos siendo perseguidos, señalados por el hecho de consumir marihuana, y eso es lo que da raíz a este movimiento: el ejercicio de un derecho, y el Estado debería de ser el encargado de protegerlo y reglamentarlo”.
La lucha de una madre
Es difícil desestigmatizar el consumo de la marihuana, incluso para fines medicinales, y eso lo sabe bien la saltillense Cecilia Alvarado, fundadora de Mamá Cultiva México, la organización no gubernamental (ONG) que plantó la semilla en Chile en 2013, se extendió a Argentina en 2016 y de ahí las ramitas llegaron a los países latinoamericanos donde madres con hijos diagnosticados con enfermades complicadas y dolorosas, como epilepsia y cáncer, encontraron en el CBD el alivio para sus males.
Esta ONG trabaja en la mejora de las leyes sobre cannabis para la salud y contra la descriminalización del autocultivo con fines terapéuticos, ya que está científicamente demostrado que calma las convulsiones sin los dañinos efectos secundarios causados por los medicamentos convencionales.
Cecilia, madre de Arnoldo, joven con epilepsia, creó la primera red de madres cultivadoras en México, y en 2019 obtuvo el permiso de la Cofepris para sembrar, cultivar, cosechar, preparar, poseer y transportar la marihuana para uso personal, con la que prepara alimentos y aceites para tratar la enfermedad de su hijo; ahora asesora a más de 60 familias para que puedan hacer lo mismo.
Lo increíble es que se ha documentado, estudiado, compartido información, asistido a congresos internacionales; se ha enfrentado al sistema, ha modificado las leyes, ha realizado trámites, invertido miles de horas de su vida para avanzar en la legislación, y de toda su lucha, lo más difícil con lo que ha tenido que lidiar, es con la condena social.
“La barrera que más hemos enfrentado es la sociedad, es la que más sigue señalando, y esto pese a que ya ha habido muchísimos avances en cuestiones legales, en cuestiones científicas, en la cuestión académica”, asegura.
Protestas cannábicas
En este contexto de rechazo social, la organización Saltillo 420 vio la necesidad de realizar la primera marcha cannábica en la ciudad, efectuada el 29 de septiembre último. La segunda manifestación está planteada para el 31 de octubre próximo.
“La gente no se quería acercar porque tenía la duda de si realmente estábamos haciendo bien, mal, o si la ley podía llegar a detenernos o no nos iban a detener, pero contrario a lo que algunas personas pensaban, llegó la policía municipal y nos condujo por la calle de Victoria en contra, cerraron toda la calle para que pudiéramos ejercer nuestro derecho hasta llegar a la Plaza Nueva Tlaxcala”, relata Javier Pérez Zamora.
Sin embargo, ya en la concentración, guardias de Palacio llegaron con prepotencia arrebatando los cigarrillos de marihuana a los más de 150 asistentes. Después de un diálogo atrabancado decidieron retirarse.
“Se les explicó y ellos nos dieron otra oportunidad, creo que quizá tuvieron que haber consultado a sus superiores o algo así, y optaron por retirarse porque era una marcha totalmente pacífica donde incluso se encontraban familias completas apoyando este movimiento”, dice.
Al ver el desconocimiento que impera en las fuerzas policiales, los creadores de Saltillo 420 están convocando a la siguiente protesta pacífica para que las autoridades se vayan “familiarizando” con los derechos del consumidor.
“Todos sabemos que Saltillo es una ciudad muy conservadora, de muchos tabúes, es una ciudad difícil incluso para los empresarios, para los artistas, pero más allá de que esté lista para abrirse a este tema, creo que es urgente que lo haga porque somos muchos los consumidores, incluso aquellos que están en gobierno: policías, funcionarios, tengo amigos jueces, abogados y médicos que consumen marihuana; entonces, me parece bastante doble moralista”, señala.
Paralelismos
La autoridad te persigue por portarla, pero se vende en franquicias: Paradise, la empresa creada en Nuevo León, de la que el expresidente Vicente Fox es accionista, tiene tiendas en 25 estados de México y tiene dos sucursales en Saltillo, no sólo vende productos derivados de la marihuana, sino que, incluso, ya la vende por gramos.
Un planteamiento sacado del realismo mágico: ¿cómo es posible que sí se puede vender, pero no se pueda consumir?.
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