La realidad alterna del rector Octavio Pimentel en la UAdeC

febrero 21, 2025
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Por Valeria Cämun

Hace un año el gobernador Manolo Jiménez Salinas acudió como testigo de honor a la toma de protesta de Octavio Pimentel Martínez como rector de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), y el Campus Arteaga se engalanó con la presencia de distinguidos personajes políticos, empresariales y académicos… mientras la Rectoría estaba tomada por un grupo de jóvenes que exigía la destitución del que llamaban candidato impuesto. 

Al grito de “fuera Pimentel”, los estudiantes cerraron el bulevar Venustiano Carranza durante tres semanas. Alegaban que no querían al frente de la máxima casa de estudios del estado a un hombre acusado de violentar a dos de sus exparejas, además de que, desde el principio, se cuestionó que fuera solo en la boleta dejando de lado nombres más conocidos como Víctor Manuel Sánchez, Josué Elí Garza, Jesús Alberto Montalvo y Alfonso Yáñez Arreola.

Para levantar el plantón que desquició a miles de automovilistas y recibió fuertes cuestionamientos por parte de la iniciativa privada, Octavio Pimentel instaló mesas de trabajo con los manifestantes y acordó revisar y dar seguimiento a sus peticiones; se sentó en los jardines de la Facultad de Jurisprudencia con universitarias para aclarar los señalamientos, y en todo momento negó tener alguna denuncia formal por parte de su exesposa y su exnovia. 

Finalmente los estudiantes quitaron el campamento de Rectoría, lo cual significó una gran victoria para el nuevo rector, y convencido de su total aceptación comenzó con su gestión: impulsó una campaña de sentido de pertenencia, trabajo en equipo, calidad educativa y finanzas sanas. 

Pero entre el anuncio de una docuserie del equipo de futbol americano, el lanzamiento de la nueva imagen institucional, la tienda en línea con la marca Lobos y la presentación de su prometida, Daniela Valdez, quien es subdirectora financiera de la Tesorería General, el “Inge Pime” pareció olvidar las necesidades básicas de la comunidad universitaria, no sólo de mantenimiento, equipamiento e infraestructura, sino de agua y hasta de papel higiénico en los baños de casi todas las instalaciones de la universidad.

“Yo me siento tranquilo, en paz, porque hemos recorrido todas las escuelas y facultades. Más o menos llevamos alrededor de 35 mil kilómetros a lo largo de este año, donde hemos estado en todas las escuelas y facultades recorriendo pasillos, salones, aulas; hemos escuchado a los universitarios; de hecho, parte del plan de trabajo es la recopilación de inquietudes, demandas y necesidades que tiene nuestra universidad”, dijo Pimentel Martínez el día de su primer informe.

Sin embargo, la percepción entre la comunidad universitaria es diferente. 

Docentes, trabajadores y estudiantes no viven la misma realidad que Octavio Pimentel entregó el pasado 6 de febrero en su documento de 320 páginas impreso todo a color. Ellos prefieren que sus salones no tengan goteras, o contar con más unidades del servicio de transporte Lobus, o poder tramitar su título que, desde el “truene” de los servidores de cómputo y la pérdida de gran cantidad de información ocurrida desde marzo último, han quedado prácticamente detenidos. 

El mismo rector lo plasmó en su informe: en la página 70 la tabla 24 sobre tasa bruta de titulación 2022-2024 expone que en 2022 la UAdeC tuvo una matrícula de 36 mil 645 alumnos y sólo se expidieron cuatro mil 559 títulos, una tasa correspondiente a 12.44 por ciento.

En 2023 la matrícula fue de 37 mil 905 estudiantes y se tramitaron cuatro mil 826 títulos, una tasa de 12.73 por ciento. 

En 2024 la matrícula fue de 40 mil 693 y los títulos de cuatro mil 279 alcanzando apenas 10.51%, Un porcentaje muy bajo para la cantidad de egresados. 

“Pero eso fue por el cambio de los servidores, estoy seguro que en este año subirá la cifra”, dijo Pimentel. 

“Lentas” auditorías 

De nuevo, ante el gobernador Manolo Jiménez Salinas, así como de alcaldes, exrectores, exmandatarios, empresarios y autoridades federales, Pimentel Martínez aseguró en su informe que las autoridades de la UAdeC llevan más de 75% de avance en las observaciones realizadas por la Auditoría Superior del Estado y refrendó su compromiso de trabajar por finanzas sanas. 

“Lo que hice como rector fue entregar la información pertinente en tiempo y forma, sin encubrir a nadie, y que las autoridades hagan con esa información lo que tengan que hacer”, expresó en entrevista previa a la sesión extraordinaria del Consejo Universitario. 

“No vamos a encubrir a nadie, pero tampoco vamos a tener un chivo expiatorio en la universidad. Que las investigaciones y autoridades hagan lo que tienen que hacer”, abundó. 

Invitado también al acto, su antecesor Salvador Hernández Vélez explicó que esas auditorías datan desde 2015, cuando Blas Flores ocupaba la Rectoría.

“Dicen que son más de cuatro mil millones de pesos, pero empieza en 2015, pues yo todavía no era rector; hay muchas imprecisiones porque es una situación que debe observarse muy bien, pero yo creo que todos los exrectores, y en particular yo, estamos abiertos a cualquier cuestión que me llame la universidad y la auditoría para hacer las aclaraciones correspondientes. 

“Todavía hay observaciones de 2015, yo entré en 2018, porque así son las auditorías: son muy lentas en los procesos; esas, aunque le correspondieron al licenciado Blas, pues al final de cuentas son auditorías para la universidad, y hay que atenderlas”, dijo Hernández Vélez. 

Pero es complicado el proceso de revisión, como explicó el mismo Octavio Pimentel: 93% del presupuesto de la universidad, que en 2023 fue de más de tres mil millones de pesos, y para el ejercicio 2024-2025 solicitaron casi cuatro mil 500 millones de pesos, se destina a pagos de nómina. 

“Hacer más eficiente la nómina sí o sí este año, y por hacer eficiente la nómina no tiene que ver con un recorte de personal ni mucho menos, hay que balancear la nómina como la tenemos, efectivamente hay compañeros que se jubilaron y se van a jubilar, este mes fueron 37, lógicamente no se va a recuperar ninguna plaza, pero también hay que hacer un balance, acomodar las necesidades de la universidad, donde el personal que tengamos pueda ayudarnos a ser más productivas las áreas”, subrayó. 

Teoría contra práctica 

“Es difícil ser productivo cuando no tienes material de trabajo, cuando tienes que justificar los retardos porque el Lobus no pasó y 20 alumnos te llegan tarde, cuando hay infiltrados escuchando tus conversaciones, y es desmotivador ver que contratan a personas no calificadas sólo porque son parientes o amigos del rector; o también cuando te enteras que van a cerrar, no uno, sino varios centros de investigación porque no hay suficientes recursos; las cosas en la universidad no estaban bien, pero cada vez están peor”, denuncia un docente con más de 20 años de antigüedad.

Y lo mismo opina una catedrática con doctorado que gana por horas clase, y un ingeniero que asegura que se perdieron más de 30 años de archivo histórico con la falla y la reposición de los servidores de cómputo.

“El problema está en que vivimos realidades diferentes. En una ocasión el rector me dijo a mí que la falta de papel de baño era una cuestión cultural, que los alumnos se llevaban el papel a su casa, y quizá sí es cierto, porque somos una universidad pública, yo tengo alumnos que vienen sin desayunar y se van sin comer, y el rector está poniendo OXXOs en las facultades en lugar de subsidiar los alimentos con las cooperativas, que también se vieron afectadas con su instalación”, explica la catedrática. 

“No somos una universidad privada. Los alumnos no tienen mil pesos para comprar una camiseta que realce su sentido de pertenencia; los alumnos necesitan la certeza de que, cuando egresen, van a tener un trabajo bien remunerado, pero hoy, ni siquiera sus títulos están garantizados”, añade.

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