Por Valeria Cämun
Coahuila.- Cuando el 30 de marzo de 2020 el gobierno de México declaró la emergencia sanitaria por covid-19, millones de personas perdieron su empleo o vieron reducido su salario como consecuencia de las estrictas medidas para evitar contagios y muertes.
El confinamiento sanitario obligó al cierre de las actividades no esenciales impactando la plantilla laboral de millones de establecimientos. De acuerdo con un reporte de la Organización Internacional del Trabajo, el total de empleos en riesgo alto afectado por la pandemia rebasa los 24 millones, lo que representa 44% del empleo total en México.
Pese al desempleo y salarios reducidos (en algunos casos a la mitad), las familias mexicanas debieron costear alimentos, renta, medicinas, escuela, vestido y servicios.
En ese contexto, agobiadas por gastos y deudas, las mujeres mexicanas echaron mano de las herramientas que tenían a su alcance como internet y un teléfono celular, e invirtieron lo poco que podían en productos económicos adquiridos en el comercio electrónico, la gran mayoría provenientes de China, país donde irónicamente se reportó el primer contagio por covid-19, en la ciudad de Wuhan.
Bolsas, ropa, zapatos, pijamas, lámparas, maquillaje… “todo barato, todo bonito, todo en efectivo”. Pronto las redes sociales, Facebook, Instagram y TikTok, se llenaron de anuncios caseros con fotos y descripciones de los productos en venta.
“Nenas: vestido de fiesta, algodón, talla M, viene amplio, 200 pesos, entrego en el estacionamiento de Plaza Comercial o punto medio”, eran los anuncios que se multiplicaron en plataformas digitales.
Es así como nacieron “Las Nenis”, que en principio fue un apelativo peyorativo para referirse a esas mujeres que vendían sus productos en línea, pero que ellas mismas le dieron la vuelta para transformarlo en un concepto que reflejaba a las nuevas emprendedoras de negocios por internet.
Es así como en pleno confinamiento el dinero volvió a circular y las familias consolidaron pequeños emprendimientos donde todos los integrantes de la familia participaban.
“Mi primer pedido para vender fue de 300 pesos. Mi marido se enojó tantísimo conmigo; no sabes… Él ya quería divorciarme porque en ese momento estaba ganando 500 pesos semanales; pero me arriesgué porque yo ya estaba desesperada, así que pedí pantuflas porque todo el mundo andaba en su casa en pijama, y esos 300 pesos los convertí en 700 y desde ahí no he dejado de vender”, cuenta Iris de León.
En la mira del fisco
El Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco) reportó que en 2022 había 5.2 millones de microemprendedoras, cuyo impacto llegaba a más de 13 millones de hogares y generaban alrededor de 9.5 millones de pesos.
En su informe, el Imco detalló que cada una de ellas invertía hasta ocho horas diarias en sus negocios para obtener un ingreso promedio mensual de tres mil 700 pesos.
En teoría, este modelo de negocio empírico, nacido de la necesidad de generar ingresos pese al confinamiento por la pandemia, era benéfico para todos, aunque en la práctica se “le cargaba la mano” a las mujeres.
“Estamos hablando de un país que no sólo depende económicamente de las mujeres, porque recordemos que 33 de cada 100 hogares tienen una jefa de familia, sino que además el trabajo del hogar recae en ellas, pues 77% de las mexicanas se encarga de las tareas de la casa, del cuidado de los hijos y de los adultos mayores; entonces, es una sobrecarga laboral impresionante”, expone la economista Daniela Arellano.
Además, la falta de políticas públicas que ofrezcan a las mujeres una estructura de cuidado confiable para sus hijos, como guarderías o escuelas de tiempo completo, hacen que el sector informal sea la única opción de trabajo, por la flexibilidad de horarios o por ser jornadas de medio tiempo, aunque el salario sea bajo y no haya prestaciones.
El estudio “Las Nuevas Empresarias con Negocios por Internet”, realizado por la Secretaría de Economía y la Agencia Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ) reportó en 2024 que habían 1.2 millones de “Nenis” en México, que impactaban a 4.9 millones de personas y que generaban ingresos anuales por 80 mil 200 millones de pesos, equivalentes a 9% del valor de las ventas al menudeo de bienes y servicios vía redes sociales en el país.
Esas cantidades estratosféricas llamaron la atención del ente fiscalizados, que vio en ellas una jugosa oportunidad de tributación.
Así, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) le apretó las tuercas a las emprendedoras.
El SAT dispuso de incentivos para llevar el negocio de las “Nenis” a la formalidad, instauró iniciativas desarrolladas para promover la inscripción de las emprendedoras al Registro Federal de Contribuyentes. Más tarde, el gobierno federal aprobó el arancel de 19% que se aplica a los productos importados desde países sin acuerdo comercial con México, como China, que entran al país mediante plataformas digitales. Medida que entró en vigor el 1 de enero último.
De acuerdo con el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, la medida tiene por objetivo proteger a la industria textil nacional frente al embate chino; no obstante, las “Nenis” también han padecido de un impacto económico porque han tenido que subir el precio de sus productos en detrimento de sus ventas.
En un comunicado, la firma de logística Mail Boxes ETC informó que los ajustes afectarán principalmente a empresas chinas como Shein, Temu y AliExpress, y destacó que esta medida arancelaria anunciada por el SAT implica también un arancel adicional de 35 por ciento.
Además, para cumplir con las nuevas regulaciones, las plataformas deberán contar con un Registro Federal de Causantes, una firma electrónica, establecer un domicilio fiscal en México y designar un representante legal en el país.
“Lo malo de este tipo de medidas, ‘piso parejo’ le llaman los grandes comerciantes, es que ellas (las emprendedoras) no tienen esa igualdad de oportunidades que están exigiendo las autoridades; ellos piden que paguen impuestos por igual, sin analizar que esa ‘igualdad’ no existe desde el principio”, considera Daniela Arellano.
Mientras tanto, Iris y su familia siguen trabajando desde la informalidad, analizando nuevas opciones de mercado que les permita ser rentables.
“Otro país sería México si en lugar de tratar de destruirnos, el gobierno aplicara estrategias para que todos juntos podamos salir adelante. Nos quitan todo y luego se preguntan por qué nos vamos de mojados, es una tontería”.
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