En un desafío directo al Instituto Nacional de Migración y otras autoridades estatales y locales, las bandas de polleros lanzaron a decenas de migrantes extranjeros que se encontraban en albergues a cruzar hacia Estados Unidos a través del río Bravo, lo que puso en peligro a familias enteras, incluso a aquellas que llevaban bebés en brazos.
Las escenas de grupos de migrantes indocumentados amontonados en la orilla del río Bravo, en el lado de Eagle Pass, se repitieron una vez más. Las familias suplicaban a los elementos de la Guardia Nacional de Texas que les permitieran entregarse para solicitar asilo, ya que se les impedía avanzar debido a las alambradas cortantes instaladas en el lugar.
Incluso algunas familias estaban dispuestas a pasar la noche en la orilla del río, encendiendo fogatas para mitigar el frío que se intensifica por las bajas temperaturas nocturnas.
Este drástico aumento en los cruces ilegales ha dejado a los albergues prácticamente vacíos, generando sospechas en las autoridades de que los migrantes podrían estar colaborando con los polleros o traficantes.
En cuestión de minutos, se vaciaron las instalaciones del Ejército de Salvación, Frontera Digna y otros albergues operados por iglesias evangélicas que han sido utilizados por las bandas de traficantes para concentrar a los extranjeros sin ser molestados por las autoridades.
A pesar de los esfuerzos simulados del Instituto Nacional de Migración para detener a un pequeño número de migrantes con apenas tres agentes en el puente del ferrocarril, decenas de personas continúan cruzando por el Paseo del Río hacia Texas.
Los llamados por altoparlantes de la Guardia Nacional de Texas instando a los migrantes a no cruzar por el río han sido ignorados, lo que plantea serias preocupaciones sobre la efectividad de las medidas implementadas hasta el momento.
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