El coordinador de Ministerios Públicos, Rogelio Gómez Rodríguez, informó que, durante este año, 43 personas han perdido la vida en el río Bravo.
La víctima más reciente es una mujer cuya identidad aún no ha sido confirmada, pero se sospecha que podría ser una migrante. Se están llevando a cabo pruebas genéticas para su identificación, siguiendo los protocolos para casos de cuerpos no identificados.
Las autoridades realizaron una necropsia y tomaron muestras óseas, genéticas y huellas dactilares para facilitar el proceso de identificación.
Existe la hipótesis de que la persona fallecida sea una migrante, por lo que se ha solicitado la colaboración de la región Sureste, que cuenta con enlaces con los Cónsules, para realizar comparaciones de huellas dactilares en busca de una posible identificación.
Hasta ahora, la mayoría de los 43 cuerpos encontrados en el río Bravo corresponden a personas originarias de países de Centroamérica, lo que resalta la complejidad y gravedad de la situación migratoria en la región.
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