Por Jacqueline Campbell
Pedro Jasso es un compañero ejidatario defenso del territorio y el agua, integrante elemental del Colectivo Si a la Vida que lucha a favor de la vida, en contra de la privatización de recursos como el agua, y que carga con una batalla jurídica contra el basurero tóxico SEMNSA instalado ilegalmente en el municipio de General Cepeda, Coahuila.
Como algunos otros campesinos de la región que han sufrido accidentes de este tipo, hace cuatro años perdió parte de su mano izquierda tallando lechuguilla. Es buen productor de fibra y sigue tejiendo pacientemente los morrales que le solicitan.
Además, produce cera de candelilla y cosecha frutos propios del semidesierto: dátiles, cabuches, orégano, tunas, nopales y más allá de sembrar maíz y frijol, Pedro Jasso hace milpa, dialoga con policultivos, muele maíz, cocina, tiene una cultura solidaria, festiva y de compromiso.
Muy a su pesar, ha pasado largos periodos de tiempo en la ciudad, tomando distancia del ejido donde vive, para poder recuperarse del accidente de su mano. En uno de sus pasos por el hospital, su amigo historiador, escritor, investigador y docente, Carlos Manuel Valdés, se ofreció a llevarlo a su casa. Se trasladaron de Saltillo a Pilar de Richardson, así que tuvieron 91 kilómetros de la carretera libre a Torreón para charlar.
Los dos son buenos conversadores, pero a Pedro Jasso le dio por contar breves historias y cuando Carlos preguntó el origen de ellas, la respuesta fue que los cuentos salían de su cabeza.
Efectivamente Pedro repetía cuentos que había escuchado cuando era niño hace alrededor de 55 años, cuando las familias campesinas se reunían en torno al fuego y compartían más que sólo trabajo o alimentos, pues todas las personas escuchaban la voz de los mayores.
Pedro siempre le pone un poco de sal y pimienta a sus cuentos, los contextualiza dependiendo de la reunión o la ocasión en que se encuentre.
Además de divertirse, lo que llamó la atención de Carlos Valdés es que los cuentos tienen como personaje central a Pedro de Ordimales, un hombre con una ideología muy particular, un tipo pícaro, juguetón, mentiroso, embaucador, astuto, simpatiquísimo, crítico de la sociedad, de la Iglesia y del poder. A todos los reta.
Creo que a la única figura a la que respeta, es a la muerte. Al investigar al divertido héroe, Carlos se sorprendió que en diversos países se tienen cuentos sobre él y que, al igual que Pedro Jasso, le dan sus propios toques y los van adaptando a sus respectivas regiones, sin que se pierda el humor del personaje original. Incluso el novelista y dramaturgo español Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) tiene una obra de teatro en verso llamada Comedia famosa de Pedro de Urdemalas, y mucho tiempo atrás, en el año 1213 se encontró la primera mención de Urde Malas. Sí, Ordimales,
Urdemales, Urdimalas, Urdemalas, Urdemaulas, Urde Malas, Hurdemalas, Pedro de las Malas, Perimán, Ordimán, Urdemañas… Los apellidos del intrépido varón se presentan con un pequeño cambio según los países que han hecho suyos sus cuentos, entre el año 1213 en un manuscrito en latín en Zaragoza, España, y el año 2022, de manera oral en el ejido Pilar de Richarson, Coahuila, México.
Es interesante la manera en que al paso de los años y las generaciones, las palabras del pasado han quedado en el recuerdo de un hombre trabajador de nuestro desierto coahuilense –chihuahuense–, quien es la voz viva de una comunidad rica. Pedro Jasso es “depositario y heredero de un dilatado recorrido acerca de alguien que ha alimentado fantasías en las mentes infantiles de los campesinos y el goce que da el saber” (Aventuras de Pedro de Ordimales, El Cerdo de Babel Estudio, p.193-194).
El mismo Pedro Jasso afirma que este libro es trascendental para que niñas y niños al igual que jóvenes, conozcan la historia del ejido Pilar de Richardson, resaltando que sólo se defiende el territorio que se conoce.
Por un lado tenemos conocimiento oficial de la historia puesto que se cuenta con registros escritos y comunicaciones documentadas, en donde por lo general los textos están narrados desde la visión del poder, las cifras de los triunfadores y el gozo de los privilegiados. Por otro lado contamos con la historia oral, como la de la literatura infantil y los cuentos de hadas, que son secuencias de acciones o hechos, reales o imaginarios, que se narran y se comparten de boca en boca en regiones concretas que posteriormente pudieran ser plasmados en diferentes escritos.
La narración oral, cuya fecha se celebra a nivel internacional cada 20 de marzo desde 1992 y se conoce también como el Día de los Cuentacuentos, festeja la narración de historias para poder aprender unas personas de otras, crear contactos y fortalecer vínculos. En esta pasada celebración, la multipremiada filóloga y escritora española Irene Vallejo escribió: “Celebramos el poder de las palabras que brotan volando de los labios, vibran en el aire y se posan en la caracola marina de nuestras orejas –las aladas palabras, como decía Homero-. Un homenaje al hechizo de las voces sabias narradoras de historias” (@irenevalmore).
El libro Aventuras de Pedro de Ordimales narradas por Pedro Jasso, campesino del desierto coahuilense, escrito por Carlos Manuel Valdés, publicado por El Cerdo de Babel Estudio, quien vio la luz el mes de febrero 2023 y fue presentado por primera vez en la Taberna Cerdo de Babel, bar cultural de 19 años de edad de Saltillo, Coahuila, es un libro de 217 páginas, construido en tres partes:
La primera describe cómo el libro es el primer producto de un amplio proyecto en comunidades ejidales del sureste de Coahuila de parte de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Coahuila y nos ubica en los personajes y la región.
La segunda presenta 13 simpáticos cuentos y fábulas del buen Pedro de Ordimales, que contó Pedro Jasso y que le fueron grabados, para después transcribirse, cada uno de ellos acompañados por una bella ilustración de Vinicio Fabila, y que son sólo una cuarta parte de los cuentos que Pedro Jasso guarda aún en su memoria.
La tercera es la parte de la investigación y las reflexiones, la de la reconstrucción del pasado que se une a un testimonio contemporáneo, que se hace presente a través de una vasta bibliografía, que refleja el arduo trabajo que el libro implicó.
El libro es una joya porque los cuentos que lo integran lo son, además de la carga histórica que les imprime un mayor valor.
Es también una obra con una magia cultural que rescata la sabiduría popular que sigue fermentándose en medio de nuestras comunidades campesinas. El libro entretiene y divierte, pero como libro único y singular, entre sus capítulos y palabras susurra la esperanza de la resistencia y lucha de quien ama su terruño y lo defiende de megaproyectos, extractivistas, caciques, acaparadores de agua y tierra, vitivinícolas depredadoras, que implican la destrucción de la vida de familias campesinas, el ecosistema y las tradiciones.
Si Irene Vallejo ha expresado que “los libros han sido nuestro mayor hallazgo en la lucha contra el olvido y contra la destrucción”, este texto permite no sólo resaltar la vida de nuestras comunidades ejidales con su impronta histórica, sino el aprecio desde la memoria de su pasado hasta la fuerza con que defienden hoy la madre tierra.
El libro presenta una de las voces sabias del semidesierto coahuilense que debemos consultar con mayor frecuencia, incluso creo que Pedro Jasso es un poco como Pedro de Ordimales, el personaje de sus cuentos.
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