Violencia en las aulas de Coahuila

enero 27, 2025
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VIOLENCIA EN LAS AULAS DE COAHUILA WP
EL COAHUILENSE

Por Ana Castañuela 

El 14 de diciembre de 2024 se difundió mediante redes sociales un video en el que un alumno de la Secundaria Federal #1 Venustiano Carranza del municipio Francisco I. Madero fue brutalmente golpeado por uno de sus compañeros. 

El agresor acomodó su teléfono celular afuera de los sanitarios, enfocó la cámara, esperó a que su compañero saliera del baño y comenzó a agredirlo con golpes e insultos. 

En las imágenes se aprecia que otro estudiante presencia los hechos, sin embargo, el agresor le pide que no intervenga. 

Según alumnos del plantel, las agresiones habían ocurrido meses antes. Sin embargo, fue hasta que el video se viralizó en redes sociales que los padres de familia y la escuela se enteraron. 

Las cifras del acoso escolar 

El caso del alumno de la escuela en el municipio Francisco I. Madero no es aislado, pues sólo en 2024 la Secretaría de Educación de Coahuila (SEDU) recibió y atendió 39 quejas por acoso escolar en escuelas del estado. 

De los casos, 19 ocurrieron en escuelas de nivel básico, 18 en nivel básico medio y dos en preescolar. 

Del total de casos, 31 se detectaron en Saltillo y municipios de la Región Sureste (Arteaga, General Cepeda, Parras, Ramos Arizpe), mientras que en La Laguna (Torreón, Francisco I. Madero, Matamoros, Gómez Palacio y Lerdo) únicamente se reportaron cuatro. En las regiones Centro y Carbonífera se detectaron dos casos en cada una. 

En los periodos escolares 2023-2024 y 2024-2025 es donde se percibió un incremento significativo de casos de acoso escolar en el estado, pues en 2023 se reportaron 45 casos, mientras que en 2022 se habían reportado 28. En total entre 2023 y 2024 la SEDU recibió 84 casos.

La diputada local de Morena, Magaly Hernández, quien se ha desempeñado en el sector educativo durante más de 20 años, asegura que, si bien las cifras no representan todos los casos y sólo reflejan los eventos reportados ante la SEDU, evidencia que la violencia dentro de las aulas escolares está en aumento. 

Patrones de la agresión 

La Secretaría de Educación Pública define el “acoso escolar” como toda conducta intencional, direccionada, frecuente y en desigualdad de poder (ya sea física, de edad, social, económica, entre otras), que se ejerce entre alumnos y alumnas en el entorno escolar. 

La legisladora Magaly Hernández explicó que existen diversas expresiones del acoso escolar, entre ellas: el acoso verbal, físico, sexual y el ciberbullying. 

“Desde el momento en que un alumno va pasando y otro le da un tradicional ‘sape’, ya es un contacto físico y es considerado acoso”, advierte. 

Asegura que es en el nivel educativo básico medio donde ocurren más casos de acoso escolar, especialmente de violencia física, pues “es la etapa en la que los estudiantes son más vulnerables por los cambios físicos, emocionales y psicológicos a los que se enfrentan”. 

En el nivel educativo básico se da con mayor frecuencia la violencia verbal y a nivel media superior el ciberbullying. Mientras tanto, en preescolar los casos son mínimos. 

Subraya que más de 80% de los menores que agreden a sus compañeros son víctimas de cualquier tipo de violencia en su círculo familiar. 

“Los niños vienen a las escuelas a repetir patrones. El niño que es agresor es porque vive violencia en casa”, sostiene. 

Asegura que actualmente se trabaja en erradicar y sancionar a los alumnos que ejercen acoso escolar dentro de los planteles educativos. 

“Lo primero que siempre se les dice a los niños es que alcen la voz, que es bien importante que se denuncie, y que, si alguien los está molestando, es necesario que se acerquen con el docente”, explica. 

Protocolo de erradicación 

La legisladora expone que, según el protocolo establecido a escala federal, cuando un docente está enterado de que algún alumno es víctima de acoso escolar, se llama la atención al agresor mediante reportes y se da conocimiento de lo sucedido a los padres de familia. 

Si el acoso persiste, se establece comunicación directa con los padres de familia para formular un acta de hechos, y se genera una carta compromiso en la que el agresor se compromete a dejar de violentar a su compañero. 

Si el alumno nuevamente agrede a su compañero, se le sanciona con medidas más drásticas como la suspensión. Una vez agotadas todas las oportunidades se lleva a cabo una carta de apercibimiento que debe firmar el menor y el padre de familia e incluso puede levantarse una denuncia cuando se trata de un caso de agresión grave. 

“Lo que buscamos siempre es salvaguardar la integridad física y moral de nuestros niños. Los docentes no pueden expulsar a un alumno del plantel, pues se estaría violando su derecho al acceso a la educación, por lo que se busca desde un inicio acabar con el acoso y no llegar a ese grado”, expresa Magaly Hernández. 

Pese a que existen diversos programas federales como “Mi voz importa. Digo ¡no! al acoso escolar”, que buscan visibilizar y erradicar el problema, Magaly Hernández expone que no siempre funcionan, pues en muchas ocasiones los testigos o las víctimas deciden no hablar ni proseguir con sus denuncias. 

“Dentro de las escuelas pasa constantemente. Los niños denuncian, y cuando nosotros ya tomamos el caso empiezan a decir ‘no, no pasa nada’, pero sabemos que no quieren denunciar porque se sienten amenazados por el agresor (…) Siempre se busca dar atención oportuna, sin embargo, si la persona que no alza la voz difícilmente nos podemos enterar en tiempo y en forma”, explica. 

Considera que la falta de conciencia de los tutores es otro gran problema en el combate del acoso escolar. 

Si bien el estado aplica campañas de concientización y se realizan diversas pláticas y talleres para erradicar el acoso escolar, la diputada asegura que hacen falta campañas y disposición para concientizar a los padres de familia sobre este problema. 

Por ello, hizo un llamado a los padres de familia para que no normalicen actitudes violentas, y para que sus hijos puedan identificar cuando están siendo víctimas de acoso escolar. 

“Recordemos que los primeros que pueden detectar este tipo de actitudes son los padres de familia, por eso les insistimos en que generen canales de confianza con sus hijos para cuando quieren denunciar si son víctimas de acoso escolar (…) si un padre de familia no le enseña a su hijo a alzar la voz difícilmente ellos lo van a hacer”, finalizó.

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