Por Mariana Santos Martínez
Los títeres son muñecos que cobran vida, cuentan historias e interactúan con el público. Con más de 80 obras, José Palacios dirige, produce y actúa con sus marionetas.
El primer encuentro de Palacios con un títere ocurrió en la adolescencia, pues en la secundaria donde estudiaba realizaban espectáculos con marionetas. “Parecía que cobraba vida y eso me interesaba mucho. Es la cuestión del arte de los títeres, marionetas y diferentes tipos de animación; entonces me fui adentrando a ese mundo”, dice.
Originario de Matamoros, Tamaulipas, este titiritero se inició como actor en el mundo de las artes en 1985 en Saltillo, Coahuila, donde hizo teatro con la sociedad de alumnos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.
Antes de incursionar en esos escenarios, comenzó con poemas y dando talleres de escritura en su ciudad natal, lo que le ayudó para después desarrollar obras que ha dirigido, como “El niño del tambor”, que cuenta la historia del villancico navideño.
Para su trabajo con títeres, José Palacios se inspira en diversas obras y adaptaciones de libros; comenta que desarrolla sus personajes pensando que cobrarán vida a través de actores o títeres, a los cuales dota de emoción y acción, conocimientos adquiridos en recitales de poesía.
La primera obra en la que participó fue “Como pasar matemáticas sin problemas”, una comedia que narra la vida de tres chicos que reprobaron la materia de matemáticas y que años después se encuentran, pero cada uno de ellos desarrolló personalidades diferentes.
Dominio vocal
“La risa del payaso” es el título de la primera puesta en escena que desarrolló con títeres en un taller para niños en Monclova, Coahuila, en 1995, donde impulsó a los pequeños para que realizaran sus propias marionetas que montarían en la obra.
La historia habla sobre un payaso que perdió su risa porque una bruja le lanzó un hechizo.
En 2015 “La tienda de Don Verde” significó su primera puesta como actor utilizando títeres, donde “Don Verde” es un vendedor que en su tienda de barrio todo lo que despacha es de color verde: espinacas, lechuga, calabaza, manzana y pepino, entre otras frutas y verduras.
Palacios realizó dicho proyecto en colaboración con la compañía Merequetengue de Xalapa, Veracruz. Pese a ser una historia para toda la familia, el guion está salpicado de toques pícaros cuando se presenta sólo para adultos.
Trabajos como “La tienda de Don Verde” representan un reto particular para el actor porque debe tener un dominio absoluto de la voz para recrear a todos los personajes, como el vendedor y las frutas y verduras que ofrece.
“A volar” es otra obra con títeres en la que Palacios participa, pero ésta tiene una intención distinta, ya que es para niños de tres a seis años; no hay diálogo, sólo música y movimientos de los muñecos estimulan a la peculiar audiencia.
Presentaciones en Europa
En “La tienda de Don Verde” y “A volar” los títeres son hechos por el propio José; todos los diseña basándose en la trama. “Está especialmente formulado para eso, para contar una historia. Cada muñeco debe tener mecanismos; si levanta la mano en ese momento, si levanta la falda, pues va a tener un hilo que lo va a llevar hacia arriba; entonces todos los títeres están diseñados para la obra que están representando”.
En septiembre próximo José Palacios y su elenco animado viajarán a Europa para presentar “Kid Koala”, “La tienda de Don Verde” y “A volar”. Primero estará en España junto a su Asociación Cultural Rodas, para presentarse en Cataluña y Barcelona. En noviembre viajará de regreso a México para hacer una gira por Nuevo León, Durango, Tamaulipas, Ciudad de México, Guadalajara y Veracruz, donde interpretará un monólogo.
La trayectoria del actor está nutrida por las presentaciones que ha realizado en escenarios de Grecia, Italia, Colombia y Cuba.
Desde hace 32 años es fundador del grupo Atlético de Teatro y también forma parte de la Asociación Cultural Rodas, la cual presenta su obra “El Asalto de las Palomas”, donde José Palacios es el productor.
Interpretada por Marina Moya, Gina Garnica y Anel Flores, la puesta en escena relata la vida de tres hermanas que buscan apoyo al no sentirse cómodas en su trabajo.
–¿Cuál es la particularidad de trabajar con títeres?
–Es otra manera de expresarse, de llevar esta coreografía de la mirada, llevar una forma distinta; muchos de los actores que están animando títeres deben prestar una voz distinta a la suya para representar mejor el movimiento del personaje –concluye Palacios.
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