Valeria Padilla, la artista saltillense apasionada por experimentar

junio 23, 2023
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Por Mariana Santos

Valeria Padilla tomó clases de pintura en el Centro Cultural Santa Anita, cuando era una niña. En ese lugar, ubicado en la loma del barrio saltillense del que el recinto tomó su nombre, pasó gran parte de su infancia y pudo aprender escultura, dominó el óleo, el acrílico y, desde los seis años de edad sigue experimentando con materiales para construir una obra que está por exhibirse en el Centro Cultural “Teatro García Carrillo”.

Nacida en Saltillo, Valeria creció rodeada de ingenieros… pero a ella los números nada más no se le daban y, gracias al empuje de su madre, tomó clases de plástica y de piano. Creció entre su casa, la escuela y el centro cultural.

Todo inició por culpa de Dr. Seuss, el escritor y caricaturista estadunidense que dedicó su extensa obra al público infantil. Le impactó la fábula de El Lórax, personaje imaginario que habla en defensa de los árboles ante la voracidad corporativa que termina por talarlos todos. El cuento concluye con la última semilla en las manos de un niño en quien se deposita el renacimiento de los árboles. En su infantil abstracción, Valeria lo entendió todo y quiso revivir uno de los árboles devastados de las ilustraciones a base de mucha cinta adhesiva y abundante algodón. 

Si bien concluyó sus estudios de arquitectura en la UANE, esa profesión que es considerada también una de las antiguas artes superiores, es en su práctica contemporánea escasa en creatividad… Al menos para ella, que creció admirando a la surrealista española Remedios Varo.

Y es que Valeria Padilla ha sido obstinada en regirse por la libertad de exploración, lo mismo en los materiales que en cada escena que suele captar en la cotidianidad para recrearla, como aquel árbol de El Lórax, experimentando con la aplicación de alguna técnica inusual: hay óleos a los que se sobreponen elementos de encáustica; un fomi o diminutos brillos que suelen ser de lista escolar.

Aún más. La artista saltillense ha creado incontables piezas entre las que se destacan lo mismo collares que cartonería o acuarelas; o bien, logra adoptar prácticas aprendidas con un objetivo para convertirlos en una expresión plástica.

El tótem y la transformación

Una condición ontológica de los indios del norte es que era parte del mundo que habitaba. Quizás sea aún así. Muchos miembros de los pueblos americanos, en su relación con su entorno, se asociaban a un animal por el que se sentían representados y cuyas cualidades le son transmitidas: es su tótem, su animal de poder.

Esa costumbre fue adoptada por los grupos Scout, que al entrar a la “tropa” buscan su tótem, el animal de poder que les sirve de referencia, con el que se identifican o a cuyas cualidades aspiran y, para reivindicarlo graban en sus bastones de montaña en tanto instrumento de supervivencia, precisamente, su tótem.

Fue en los Scout donde Valeria Padilla aprendió la técnica de pirograbado para hacer tótems. El pirograbado es una forma de dibujar con un hierro incandescente sobre madera u otra superficie. 

Al principio, la costumbre (asociarse a un animal de poder) le pareció extraña, pero tiempo después se dio cuenta del potencial: con pirograbado podía dibujar lo que deseara y adoptó la técnica que hoy forma una parte abundante de toda su obra.

La apertura a la experimentación o la conversión de un algo en otra cosa, acaba de materializarse, por ejemplo, en el Bazar “De todas las flores”, ideado por Valeria para reunir y mercadear obra de artistas que viven en Saltillo, una ciudad en la que escasean las galerías y las que hay no suelen tomar en cuenta al talento local.

Inaugurado el pasado 24 de abril, originalmente se propuso reunir sólo artistas plásticos. Pero a los pocos días decidió incluir tatuadores, así como artesanos que hoy exhiben sus estampados, ropa con elocuentes bordados, joyeros, e inclusive, tiene áreas dedicadas a la gastronomía.

Una artista de su tiempo

Un tacón de color negro ocupa el primer plano del lienzo que, en sus esquinas, conserva derramadas las lágrimas de tres velas. La obra se llama “Cuando lloran las velas, lloran mis almas” y es la pieza más apreciada por Valeria, entre las que integran su colección “El llanto de las lágrimas”.

Hace tiempo, cuenta, observó unos muñecos de peluche y decidió vestirlos. A partir de esa actividad, consideró crear una colección de obras que ella llama “un collage” en las que experimenta precisamente con brillos, fomi, óleo, encáustica, óleo y alguna otra técnica.

La obra refleja la tristeza de las mujeres en el contexto de los feminicidios, la violencia machista, los motivos de la revolución feminista, que la artista, hija de su tiempo, ha querido proyectar.

“No hay límites para que el rayito de sol salga y dé un poco de esperanza a partir del arte. Esa idea es la que quiero transmitir en mi obra y en el bazar que ante todo es incluyente”.

El collage “El llanto de las lágrimas” será inaugurado el próximo 17 de junio en el Centro Cultural “Teatro García Carrillo”, como parte de la agenda de actividades del Pride. 

Además, en el bazar habrá eventos los días 23 y 24 de junio, entre estos una edición especial que contará con un show drag.

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