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Jaime Lozano tenía una carrera discreta como director técnico, su mayor éxito lo consiguió con la selección olímpica de México, donde se colgó la medalla de bronce en Tokio 2020. Sin embargo su paso por Querétaro y Necaxa sembró muchas dudas sobre si podría llevar su éxito como jugador a los banquillos.
A pesar de las dudas, México necesitaba a un hombre que uniera al grupo y que lo hiciera volver a creer, Jaime Lozano llegó al Tricolor para sustituir a Diego Cocca después de una de las mayores vergüenzas futbolísticas donde la selección cayó 3-0 ante Estados Unidos en la semifinal de la Nations League.
No pasó ni una semana de la goleada cuando México ya estaba en búsqueda de un bombero que apagara el fuego que representó la dolorosa derrota, fue entonces que la mira se fijó en Jaime Arturo Lozano Espín, un técnico que era mexicano y que sabía lo que era defender al Tricolor.
Su nombramiento dejó en claro que no era alguien que tuviera confianza total de los directivos, ya que su labor era dirigir y ganar la Copa Oro para sacar del hundimiento a un barco que estaba prácticamente hundido.
Su mensaje fue claro: “Regresarle la confianza al grupo”, con esa encomienda tomó a un grupo de jugadores desmotivados y en seis partidos consiguió la Copa Oro, registrando sólo una derrota 1-0 ante Qatar.
La selección mexicana conquistó la Copa Oro y en el proceso, Jaime Lozano logró recuperar la confianza de los jugadores y la afición, sin embargo no terminó por convencer a los directivos quienes agradecieron su esfuerzo pero no lo ratificaron.
Jaime Lozano llenó el ojo de los directivos
Parecía que buscarían en otro lado y que el “Lamborjimmy” sería solamente un amor de verano, fue entonces que la Selección lo ratificó como su técnico definitivo para encarar la Copa del Mundo 2026.
Así es como finaliza la historia de un bombero que llegó a apagar un incendio y terminó como “El Elegido” para llevar a México a hacer historia en un Mundial que será en su casa y con su gente.
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