Niños con TDAH: “Abandonados” por el Estado 

marzo 11, 2024
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Por Ana Castañuela 

Mario, un pequeño huérfano de 12 años, no ha visto más allá de la cancha de pasto sintético del Centro Estatal de Salud Mental (Cesame), donde lleva internado más de dos años y medio, sin la oportunidad de estudiar y ser adoptado. 

Llegó al Cesame cuando tenía 9 años, después de que el Albergue Casa de las Niños y las Niñas de Coahuila –dependiente del sistema Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en la entidad–, lo acogió, pues el Estado lo retiró de su familia por violencia familiar.

Derivado de esa violencia y la omisión de cuidados de la que era víctima, Mario desarrolló un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). De acuerdo con la Secretaría de Salud, esta condición propicia en los menores la tendencia a ser agresivos, no respetar a la autoridad, los límites ni las reglas y padecer depresión y trastorno de sueño. 

En el Cesame todos los días Mario y 11 menores más que también se encuentran ahí internados se levantan a las ocho de la mañana. Toman un baño y desayunan a las nueve en los módulos del área de paidopsiquiatría, pues el centro no cuenta con un comedor para los menores. A las diez de la mañana Mario toma terapia grupal, y a las once le dan yogurt con fruta como colación. 

Al mediodía los enfermeros reúnen a los menores en una cancha de pasto sintético ubicada dentro del Cesame y los activan físicamente: se estiran, corren y juegan a “las traes”. 

A las 13 horas los pequeños consumen la comida fuerte del día, que consiste en una porción de proteína animal, acompañada de verdura y agua. Una hora después vuelven a tomar terapia grupal. A las 16 horas comen jícama como colación, y a las 18 horas cenan. 

Para Mario el día termina a las 21 horas, cuando los enfermeros le dan su medicamento y lo mandan a dormir al módulo de niños, un cuarto que comparte con cinco pequeños más. 

Mario no es el único menor en esta situación, pues su hermana Karla de siete años y Ricardo de ocho, ambos de la Casa Cuna de los Niños de Coahuila, llevan internados en el Cesame más de nueve meses con un diagnóstico de TDHA parecido al de Mario.

Internamiento 

Datos de la Casa de las Niñas y los Niños de Coahuila, Casa Cuna y Albergue de Saltillo indican que entre 2023 y 2024 ingresaron al Cesame dos menores de edad de Casa Cuna, dos menores de Casa Rosa (albergue femenil) y un menor del albergue varonil. 

En entrevista con El Coahuilense, personal del Cesame asegura que con regularidad la Casa Cuna y Albergue del DIF remite a menores de edad al Cesame por problemas de conducta y pide que se les interne. 

“El DIF pide apoyo al Cesame para niños medicados o que tienen trastornos. Los valoran y si presentan sintomatología aguda o con agresividad, el DIF pide apoyo, pero nunca respetan cuando los especialistas les dicen que los niños están bien y sólo están alterados por episodios de violencia y abandono”, expuso un miembro del personal. 

Los entrevistados aseguran que el Instituto de Servicios de Salud, Rehabilitación y Educación Especial e Integral (ISSREEI), organismo descentralizado de la Secretaría de Salud, que administra y dirige las actividades diversos centros de salud -entre ellos Cesame-, es el que da la indicación al Centro de Salud Mental Estatal de internar a los menores. 

“ISSREI da las indicaciones de lo que se hace y no se hace, pero nunca ha tenido una perspectiva de salud mental como debe ser (…) A veces los mandan a internar sin tomar en cuenta lo que opinen los psicólogos y psiquiatras”, compartió otro miembro del personal. 

Especialistas del Cesame explican que “únicamente se debe recurrir a un internamiento psiquiátrico en situaciones muy necesarias, porque son de alto impacto para el paciente, y solamente suele ser necesario si éste pone en riesgo su vida o la de alguien más”. 

El internamiento de un menor con TDHA puede durar de una semana a un máximo 12 semanas; sin embargo, denuncian que el DIF prácticamente “los abandonan ahí por meses”. 

Pese a que el personal de salud del Cesame les da el alta después de unas semanas porque la sintomatología no es aguda y es controlable, el área de Inclusión Social y Familiar del DIF -a cargo de la Casa Cuna y el Albergue- prolonga el internamiento, y los dejan en el Centro por un periodo superior a los tres meses.

Denuncian que a pesar de que el Cesame ha informado en diversas ocasiones a la directora del área de Inclusión Social y Familiar del DIF, Mayra Deyanira Guillen Charles, sobre el buen estado de los menores, esta instancia no ha querido darles el alta, bajo la excusa de que “van a violentar a otros niños en el albergue”. 

En entrevista con El Coahuilense Mayra Guillen expresó que “la prioridad es atender el derecho de salud de los niños, niñas y adolescentes, y cuando así lo refiere el médico especialista se brinda esa atención”. 

Respecto de los señalamientos sobre la prolongación del internamiento de los menores, aseguró que el área de Inclusión Social y Familiar no cuenta con esos datos y señaló que la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia (Pronnif) es la encargada de informar la situación jurídica de los casos. 

Por su parte Pronnif expresó que no cuenta con la información de ingresos y egresos de menores del Albergue y Casa Cuna en el Cesame. 

El personal advirtió que el Cesame no está capacitado para tratar a niños, pues no cuentan con un paidopsiquiatra, y son los residentes quienes se hacen cargo de atender a los menores a pesar de que no han concluido sus estudios y no tienen la correcta supervisión. 

Exponen que los internos no salen del Cesame en ningún momento, y en los casi tres años que Mario lleva internado únicamente ha salido del centro de salud en una ocasión “a dar la vuelta” en un parque cercano acompañado de enfermeros. 

Además Mario y el resto de menores de edad tampoco asisten a la escuela y únicamente reciben una o dos veces por semana orientación de una pedagoga que evalúa sus conocimientos.  

Miembros del personal del Cesame compartieron su preocupación por los menores, pues “la situación en lugar de favorecer su proceso de adopción se los impide” y expresaron su malestar porque los diagnósticos clínicos de los especialistas son ignorados por las autoridades. 

Omisiones y negligencias 

Ante los hechos, el director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), Juan Martín Pérez García, explicó que “se trata de un caso paradigmático, en el que se muestra una cadena de omisiones, negligencias y omisiones dolosas por parte de las autoridades, que implica que la autoridad conoce su responsabilidad de protección a niños, niñas y adolescentes hay dolo para no cumplir con ellas”. 

Expuso que el derecho de niños, niñas y adolescentes a vivir en familia está establecido en la Convención Sobre los Derechos del Niño y la Ley General de los Niños, Niñas y Adolescentes, que son de obligado cumplimiento. 

“Esto implica que las instituciones de cuidado como el DIF o albergues privados son el último recurso. Los menores deben estar ahí por el menor tiempo posible y en espacios supervisados, principios que claramente no se están cumpliendo”, expresó. 

El director ejecutivo de Redim aseveró que el TDHA no es un tema que ponga en riesgo la vida del menor ni la de los demás, y explicó que un niño o niña no puede ingresar un centro psiquiátrico sin una valoración psiquiátrica o médica, y de ser así se le brinda consulta o atención de emergencia con un internamiento de máximo 28 días. 

“Estas emergencias o internamientos de urgencia son cuando hay autolesiones, intento de suicidio, e intentaron o dañaron a alguien de su entorno; en todo caso aplican los mismos principios: de tres a 28 días”, aseguró Juan Martín. 

Expresó que abandonar a los niños en un espacio psiquiátrico está en el marco de ley y se conoce como “abandono de menor”, un tema de carácter penal que hace responsable al DIF, pues es quien tiene la tutoría legal de los menores. 

Finalmente destacó la importancia del cumplimiento del derecho de los niños, niña y adolescentes a ser escuchados, establecido en la Comisión Sobre los Derechos del Niño y la propia Ley General de Niños, Niñas y Adolescentes. 

“Es importante que los niños puedan ser escuchados y en consecuencia ayudarles a decidir en dónde se sentirán mejor, pero claramente no es en un hospital psiquiátrico, ni en una institución, tiene que ser en una familia, con una comunidad para deshacer el daño ya ocasionado por los años de encierro y la privación de libertad claramente ilegal”, finalizó.

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