La producción de maíz en México se redujo entre 40 y 50 por ciento durante 2023, advirtieron líderes del sector agrícola, quienes alertaron sobre una dependencia mayor de la importación de granos, pues la sequía, la falta de apoyos para el campo y de precios de garantía justos, además del costo de los insumos, obligan a los productores a dejar de sembrar o cambiar sus cultivos a productos más atractivos, como las berries o el aguacate.
La situación del campo contrasta con las promesas del presidente Andrés Manuel López Obrador, que desde su campaña de 2018 y ya en el Gobierno prometió que México dejaría de importar alimentos y lograría la autosuficiencia alimentaria.
“Lo mejor es producir en México lo que consumimos, alimentos y energéticos, esa es la lección. De modo que tenemos que ir a la autosuficiencia alimentaria para no depender del extranjero en nuestras materias primas”, dijo López Obrador el 14 de mayo de 2022 durante el inicio de la campaña de producción para el autoconsumo en Puebla.
“La situación es crítica. Las importaciones alcanzarán los 40 mil millones de dólares… Casi todo lo importamos. El 56 por ciento de lo que está en la mesa es importado”, dijo el presidente de la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UNFFAAC), Luis Eduardo González Cepeda, quien acusó que el desplome en la producción de maíz fue de 50 por ciento y, por ende, las importaciones de maíz subirán de 20 millones de toneladas del año pasado a 24 millones de toneladas para 2024.
El secretario general de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), Álvaro López Ríos, señaló que la caída en la producción de maíz fue de 40 por ciento, tanto en la siembra de temporal —que depende de las lluvias— como en la de riego.
“Vamos en la ruta de desplazar a China como el país mayor importador de maíz”, dijo González Cepeda, quien estimó el valor de las importaciones de maíz en cerca de 40 mil millones de dólares.
Además de la sequía, que durante 2023 afectó 70 por ciento del territorio nacional, otros factores influyeron para la disminución de la siembra de maíz y otros productos alimenticios básicos, como el frijol, trigo y sorgo, como el aumento en precios de combustibles, fertilizantes y los bajos o nulos precios de garantía.
“Bajan los precios de garantía para el maíz, pero no los precios de los combustibles, ni del transporte, ni de los insumos y fertilizantes, no bajan los agroquímicos. El agricultor no tiene de dónde sacar más fondos para salir adelante”, afirmó González Cepeda.
Explicó que para que la siembra de maíz sea un negocio rentable, un agricultor debe obtener 11 toneladas del grano por hectárea, de lo contrario, su ganancia es mínima o de plano no le alcanzará para pagar sus costos de producción.
“En Sinaloa, para que le vaya bien al agricultor, tiene que sacar 11 toneladas de maíz por hectárea. Si obtiene 10 toneladas, no le va tan bien. Pero si son ocho toneladas por hectárea, ya no saca el costo de inversión por hectárea. La tonelada se paga a cuatro mil 500 pesos y sí logró ocho toneladas por hectárea son 36 mil pesos, pero su costo de producción fue de 32 mil pesos. Entonces, es trabajar todo un año por cuatro mil pesos. No es negocio”, dijo.
Además de estos costos, dijo, se añaden los cargos por flete y transporte para llevar el maíz a las zonas comerciales del país, por ello la importancia de los precios de garantía que aseguran al productor ante posibles pérdidas, “pero al quitarse los precios de garantía por el actual gobierno, los agricultores dejaron de sembrar maíz porque no hay seguridad”.
Ante esta situación, el líder de la UNTA, Álvaro López Ríos, acusó que hay un proceso silencioso de reconversión de siembra de granos a producción de berries —fresas, zarzamoras, frambuesas, etc.— y el aguacate, que al ser productos de exportación dan buenos rendimientos.
“Pero los ciudadanos no comen tortillas de berries; los aguacates son negocio, pero no se pueden comer los aguacates sin tortillas”, advirtió por su parte el presidente de la UNFFAAC.
Otros productos cuya producción se desplomó fueron el frijol, del que se dejaron de producir cerca de 300 mil toneladas tan sólo en Zacatecas, Aguascalientes y el Bajío y, a consecuencia de ello, se triplicaron entre enero y octubre de este año el valor de las importaciones que llegaron a 255 millones de dólares. En el mismo periodo de 2022, el valor de las compras de frijol en el exterior fue de 83 millones de dólares, según datos del Banco de México.
Además, en Sonora, entidad que más trigo produce, se cayó la producción de manera importante por la sequía y, en Tamaulipas, la producción de sorgo también se afectó seriamente.
No sólo los granos, también los precios del agave se desplomaron. Se vendía a 24 pesos el kilogramo y actualmente se paga a cuatro pesos el kilo, por lo que también peligra su producción.
“Maíz, sequía y malos precios, se cae la producción; frijol, sequía y no había precio se abatió la producción; el agave, se cae el precio y se para la producción. La gente dice no siembro agave porque no es negocio”, concluyó Luis Eduardo González Cepeda.
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