El Papa que la derecha quiere

abril 22, 2025
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FOTOGRAFÍA: ESPECIAL

Por Álvaro Delgado Gómez

La derecha no guarda luto por la muerte del Papa Francisco, porque el poder no admite reposo: Si durante su convalecencia los grupos de interés político, económico, religioso y secreto tramaron conjuras desde El Vaticano mismo, con su muerte el objetivo es imponer a uno de los suyos como el jefe de la iglesia católica y cambiar la teología progresista de opción preferencial por los pobres por una muy conservadora para las élites.

La derecha no se aflige con la muerte de Francisco, porque su propósito es puramente mundano: El fin de su pontificado representa la oportunidad para arrancar desde la raíz la idea de la justicia social en el mundo y definirla sólo como sinónimo de la envidia, uno de los siete pecados capitales que debe ser severamente castigado.

La derecha no llora al Papa fallecido, porque las ambiciones no admiten escrúpulos: Ansía que en la tumba de Jorge Mario Bergoglio quede sepultada también la línea pastoral por los más pobres, por la paz y el igualitarismo, y se emprenda de inmediato el giro conservador a la imagen de Juan Pablo II.

Sí: Es verdad que Francisco no transformó radicalmente a la iglesia católica ni desterró tantos vicios e intereses, pero en una institución patriarcal que sigue instalada en la Edad Media, cualquier cambio parece revolucionario, así sea sólo retórico.

Aun con sus propias expresiones sexistas, homofóbicas y misóginas, por las que se disculpó, así como su condena al aborto y hasta la reducción de penas a curas pederastas, Francisco promovió la igualdad entre personas, acogió a la diversidad sexual y tuvo el arrojo de condenar el genocidio palestino de Israel, confrontar a Donald Trump y repudiar otras lacras.

Por eso la derecha aborreció al Papa Francisco desde el inicio mismo de su pontificado, en 2013, y por eso entre sus malquerientes se encuentra Javier Milei, quien antes y siendo ya Presidente de Argentina lo insultaba, con un lenguaje vulgar, como “zurdo hijo de puta” y “representante del maligno en la casa de Dios”.

La democracia explicada

Trump, quien se dice “cristiano orgulloso”, también fue crítico de Francisco, porque éste reclamó su política migratoria en su campaña presidencial de 2016, y le dijo que “una persona que piensa sólo en construir muros […] y no en construir puentes, no es cristiana”.

Trump respondió que esas palabras de Francisco eran “vergonzosas” y agregó: “Cuando el Vaticano sea atacado por ISIS, puedo prometerles que el Papa sólo habría deseado y rezado para que Donald Trump hubiera sido Presidente”.

La derecha de México, que practica la hipocresía como una forma de ser, veía al Papa Francisco como un comunista y a pesar de ello se le acercaba y reverenciaba con fines políticos. Personajes como el actor Eduardo Verástegui y el magnate Patricio Slim se tomaron fotografías con él, mientras que allegados lo colmaban de insultos, en el mismo tono de Milei y sus partidarios.

La organización secreta El Yunque, cuyo jefe general actual es el leonés avecindado en Sonora Gerardo Aranda Orozco, logró colocar a uno de sus juramentados en El Vaticano, Rodrigo Guerra López, para ser el operador de la conjura para apoderarse de las universidades católicas del mundo, en acuerdo con el presidente de la Academia Internacional de Líderes Católicos, Rocco Buttiglione, como lo revelé desde el 17 de marzo.

Este político italiano es muy amigo de Juan Pablo II, consuegro de Francisco Salazar Saénz, uno de los jefes de El Yunque y secretario del Trabajo de Vicente Fox, ha tenido la desvergüenza de usar la muerte del Papa Francisco para seguir encubriendo a sus amigos de esa organización secreta de ultraderecha que, en pago, le entregará, en agosto, el doctorado honoris causa de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

En una carta pública tras la muerte del Papa, Buttiglione dijo también que “no existe una Iglesia de los ricos y una Iglesia de los pobres” y que el de Francisco “no fue un pontificado feliz” porque no tuvo como Juan Pablo II un Lech Walesa para levantar a América Latina.

“En realidad, no sólo faltó un hombre, un Lech Walesa, faltó una clase dirigente latinoamericana con las entrañas del pueblo y la cabeza de la clase dirigente, capaz de responder al llamamiento del Papa”, escribió Buttiglione, cuyo lenguaje revela el proyecto conservador del organismo que dirige y que, dice, seguirá “educando [a] una nueva clase dirigente no populista”.

Es claro que la derecha quiere como sucesor de Francisco a un Papa que desmantele su línea pastoral de opción preferencial por los pobres y la promoción de la justicia social para instaurar una teología conservadora para los mismos de siempre. Está por verse si lo logra.

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Álvaro Delgado

Álvaro Delgado Gómez es periodista. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos.

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