Por Álvaro Delgado Gómez
La oposición es “carroñera”, “miserable”, “mentirosa”, “inepta”, “mediocre”, “vil” o es “inteligente”, “sensata”, “capaz”, “creativa”, pero su misión en un régimen democrático, en México y en el mundo, es fiscalizar, contener, antagonizar y combatir a quienes detentan el poder político para también acreditarse ante la sociedad como alternativa en las siguientes elecciones.
En democracia, la oposición puede obstruir y destruir tanto como puede cooperar, cogobernar y hasta ser un apéndice del poder público, porque los opositores de hoy serán las autoridades de mañana, así como las actuales volverán a la oposición, si así lo decide la voluntad mayoritaria de los mexicanos.
Ese es el dato fundamental hoy en México: El pueblo pone y el pueblo quita. El poder decisorio no es el Instituto Nacional Electoral (INE), un ente burocrático, sino el pueblo y a los que les repugna la palabra deberían leer el artículo 39 de la Constitución: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste”.
La oposición manipula, exagera, inventa, miente, sí, pero el partido en el poder convertido en autoridad está obligado a cumplir lo que ofreció a quienes lo votaron y debe estar plenamente consciente que su incompetencia, incongruencia y errores serán señalados y capitalizados por la oposición, que atizará tanto como sea capaz la sanción de los gobernados.
Esa es la democracia: El escrutinio riguroso del desempeño de quienes forman parte, por la voluntad popular, del poder público en los tres niveles de gobierno y en los tres poderes del Estado –Ejecutivo, Legislativo y Judicial–, así como en los organismos autónomos y todos quienes reciban dinero público, incluyendo entes empresariales, académicos, mediáticos e “intelectuales”.
Morena magnifica como oposición en Chihuahua los errores y la incompetencia de la gobernadora priianista María Eugenia Campos, tanto como PRI, PAN, PRD y Morena exhiben los excesos de los gobernadores Enrique Alfaro y Samuel García, del partido Movimiento Ciudadano, que a su vez combate a los gobiernos de los partidos antagónicos.
Claudia Sheinbaum ha sido sometida a una implacable y sistemática auscultación y crítica no sólo por el cargo que ostenta, jefa de gobierno de la capital de la República, sino porque aspira a ser la primera mujer presidenta de México para continuar el proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Nadie en la oposición, ni en su partido, vacilará en recurrir a lo peor para inhabilitarla y destruirla, así como lo hicieron por años con López Obrador. Pero si ella misma –y su equipo– exhibe incompetencia, comete errores y le estallan tragedias, ni modo que sus malquerientes le lancen rosas.
Así como los dirigentes del PAN encabezaron una conferencia de prensa tras el colapso en la Línea 12, en mayo de 2021, ahora la alcaldesa del PRIAN de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, videograbó un mensaje en medio del rescate de los heridos y la joven que murió en la Línea 3. Otra alcaldesa priianista, Lía Limón, hizo lo mismo en otra estación. Es simple: El objetivo de esta oposición es, claramente, ganar votos y que los pierdan sus adversarios.
A estas alturas nadie duda que la oposición está dispuesta a combatir al proyecto de la Cuarta Transformación con métodos legales y pacíficos, como es su derecho en un régimen democrático, sino con acciones criminales, como ya lo ha hecho con fraudes electorales y prácticas de intimidación, acoso y violencia.
La propia Sheimbaum, como autoridad, ha sometido a investigación y persecución jurídica a exfuncionarios de la derecha vinculados a conductas criminales, como el Cártel Inmobiliario, y en las alcaldías donde Morena es oposición cumple con su deber de detectar y denunciar conductas anómalas de los gobernantes del signo antagónico.
Así que no haya equívocos: La oposición anda en lo suyo y tanto que ya logró neutralizar las reformas constitucionales en materia eléctrica y electoral, y hasta vendió como un triunfo propio la designación de Norma Piña como presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la de Guillermo Valls Esponda en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
Sí: La oposición en México es amplia y diversa, se ha articulado bajo la jefatura del magnate Claudio X. González y, aunque no tenga ni siquiera el esbozo de un proyecto, puede volver al poder en 2024, si el pueblo –que pone y quita– así lo determina.
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