La mención sobre el llamado “Grupo Torreón” a veces parece referir, desde Saltillo, una estructura hegemónica e inclusive monolítica. No es así y desentrañar su composición no es tarea fácil aunque sí indispensable para comprender el momento político.
La importancia de hacerlo radica en las condiciones de competencia para el futuro inmediato en el seno de una clase política regional que gobernó el estado y que mantiene importantes posiciones, en medio de una disputa que duró meses entre el estado y el municipio.
Si hemos de referirnos a un grupo lagunero, es preciso advertir que, sea por viejas alianzas renovadas, o sea por procesos de ruptura, son una clase política que se alinea en dos grupos y que tiene su representación en el Ayuntamiento de Torreón.
El Grupo A
Por ejemplo, ahí en un primer grupo es posible advertir que Napoleón Murillo Favela, el director de Alumbrado Público de la ciudad, es un operador de Hugo Dávila; que el diputado Felipe González, originalmente cercano a Shamir Fernández, se ha vuelto cercanísimo al alcalde Román Alberto Cepeda, desde aquella candidatura a diputado en la que el famoso “Felipao” iba de suplente para una derrota atribuida a las travesuras de Rigo Fuentes.
Un Rigo Fuentes que, sin embargo, logró colocar a su mano derecha Dulce Pereda, quien ahora está en la nómina torreonense sin cargo ni responsabilidad aparente, lo mismo que José Juan, el amigo de infancia de Rigo desde los tiempos de Jimulco.
Héctor Estrada –cuyo padre es parte del comité municipal del PRI y sancionó la elección cenecista– es una colocación de la diputada federal, Verónica Martínez; mientras que Omar Morales, es esposo de la diputada Olivia Martínez, y por segunda ocasión regidor.
En tanto, Javier Armendariz es hijo y heredero político de Laura Reyes Retana, una mujer que fue importante en el grupo lagunero y lamentablemente falleció siendo síndica del ayuntamiento en la pasada administración.
Grupo B
Además de los mencionados, ahí en el equipo cepedista figura –por ahora con bajo perfil— Pavel Cepeda, hijo del profe Mario Cepeda Ramírez, quien sería regidor de no ser por las condiciones del proceso que se le sigue por violencia política en razón de género y quien ha perdido posiciones importantes respecto al año y la década pasada.
En la estructura, nada más y nada menos que como recaudadora, está Leticia Castaños, que está cuidando su chamba como recaudadora y gente totalmente de Xavier Herrera, quien le hace frente al alcalde Roman como si fuera oposición.
Si usted se pregunta de qué lado juega la estructura electoral que en sus respectivos ámbitos controlan, la respuesta es simple: el dueño de esta es el gobernador en turno, aunque se advierte que Napoleón, Felipe, Hector, Omar, Dulce, y José Juan, no lo tienen claro.
Falta de claridad
Esa falta de claridad fue visible en la pasada elección de la CNC, un sector olvidado que nadie tomaba en cuenta, pero que esta vez hicieron ver que era un enfrentamiento entre estado y municipio o entre Roman y Xavier, pero lo único que sí fue evidente fue el uso de recurso municipal a una candidata que es la directora de gestión de Desarrollo Social del municipio y que no nada más eso, pues es parte de la estructura del gobernador como coordinadora de Zona: Britania Aguirre.
Resulta que la estructura se movilizó a través de los coordinadores de zona, cuando la contienda era libre, sin estructura y era completamente ejidal y, lo peor: el resultado, pues resulta que moviendo la dichosa estructura y con recursos abundantes, solo pudieron ganar un 2 a 1 ante la contrincante más cerca,e inclusive, perdiendo algunos ejidos.
Es así porque tan simple como que se juntaran todos los votos de los otros 5 candidatos con una candidatura de unidad, ganarían a la candidata oficial del municipio, no como en Matamoros, Madero y San Pedro donde el triunfo fue arrollador.
Lo que ocurre en la estructura de Torreón es digno de análisis.
De los cepedistas
Los cepedistas no son pocos. Ahí están, por ejemplo, el tesorero Óscar Luján, o el secretario del Ayuntamiento, José Elías Ganem, quien por cierto y contra los malos agüeros que le echaban hace un mes, se ha convertido en uno de los factores de unidad entre actores políticos priístas y de oposición.
Ayer, el diputado panista, Guillermo Anaya Llamas, encomió a Ganem durante un acto de entrega de patrullas y hasta le solicitó una selfie junto a otros panistas luego de que el secretario del Ayuntamiento convocara a los panistas a trabajar por Torreón.
Lo que de San Pedro viene…
Si bien es cierto que las elecciones municipales de la CNC, particularmente por lo que toca a la Laguna, tuvieron consecuencias inmediatas para la clase política priísta que se hace de indispensable observación, es preciso advertir que una de esas consecuencias se relaciona con el futuro de dicho sector partidario que en breve deberá realizar su renovación estatal.
Y es que, habida cuenta de los resultados obtenidos en San Pedro de las Colonias, desde la misma noche del domingo se comenzó a popularizar la frase “lo que de San Pedro viene a San Pedro va”, más no no por bíblica analogía y sí por un asunto territorial.
Como se sabe, el actual dirigente estatal de la CNC es el sampetrino Natividad Navarro, quien ayer se vio tremendamente derrotado 5 a 1 (4 mil 405 a 837 votos) por el candidato identificado con la alcaldesa Brenda Guereca, que, a su vez, es equipo del subsecretario Jorge Abdala, oriundo también de San Pedro, quien ya aparece como el favorito en la elección estatal cenecista para relevar a su coterráneo Natividad.
Quién sabe si en los cálculos del proceso estaría contemplado ese posicionamiento pero lo cierto es que desde las diversas regiones del estado ya hay voces que comenzaron a aclamar a Jorge Abdala Serna.
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